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ALFONSO ALONSO / Portavoz del Partido Popular en el Congreso

“Me entretiene hablar conmigo”

El portavoz del Partido Popular en el Congreso dice que era buen estudiante, pero no repelente Toda la vida fue muy pardillo, pero nada soberbio

Alfonso Alonso, ensayando la dirección de sus huestes, aun en ausencia de éstas.
Alfonso Alonso, ensayando la dirección de sus huestes, aun en ausencia de éstas.ULY MARTÍN

Pregunta. Hoy le entronizan nuevamente como presidente del PP alavés. ¿Es que se aburre en el Congreso?

Respuesta. No, pero me gusta estar con mis amigos del País Vasco. En realidad, lo que querría es hacer lehendakari a Antonio Basagoiti.

P. ¿Se cree un valor emergente de la derecha?

R. Pues yo llevo emergido mucho tiempo, haciendo política desde muy joven, en el País Vasco. Soy cada vez más conocido porque salgo más en la tele.

P. ¿Lleva firme la batuta del grupo parlamentario o algunos se le suben a las barbas?

R. Yo dirijo confiando, y conociendo a la gente. Me gusta estar con los diputados. Todas las semanas me los llevo a cenar.

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P. ¿A los 185? ¿Quién paga?

R. A todos no, de diez en diez. Y paga el grupo parlamentario.

P. ¿Quién es la o el más travieso de la banda?

R. Pujalte. Siempre lo ha sido. Lo que pasa es que además de travieso es muy trabajador.

P. ¿No es muy pesado ser el que dice a todo que no, el que pasa el rodillo?

R. Bueno, yo digo que sí a todo lo que proponer el Gobierno [ríe]. Cuando estaba en la oposición comentaban que decía que no a todo, y ahora que estamos en el Gobierno me siguen diciendo lo mismo. Pero creo que decimos que sí a muchas cosas.

P. Dirá mucho que sí. Pero en los Presupuestos, de 3500 enmiendas han aceptado tres. Demuestran gran cintura.

R. Bueno, para ser sincero, la verdad es que estos Presupuestos eran como lentejas, no había mucho margen. Había que hacerlos deprisa y fuera de plazo, y nadie quería estar en la foto. Eran duros, de ajuste.

Perfil

Con 45 años y cuatro hijos, se dice introvertido y tímido, aunque la impresión que da es de contenido y temeroso de pisar algún charco. A tenor de su gusto por la música clásica, intenta llevar la batuta de sus 185 diputados sin que niguno desafine. No le gusta la imagen del rodillo, instrumento con el que no quiere retratarse. Aficionado a escribir y a estar con sus amigos en Vitoria, juega al mus y dice que le sobresalta el desorden.

P. Sólo se ponen de acuerdo con la oposición para repartirse los cargos (Constitucional, Tribunal de Cuentas...) Modélico para los ciudadanos.

R. No es verdad. Nos pusimos de acuerdo el otro día para tener una posición común en Europa.

P. ¿Se encomienda más a la Virgen Blanca o a Mariano Rajoy?

R. Me encomiendo espiritualmente a la patrona de Vitoria cada 5 de agosto, que es su fiesta.

P. A Rajoy no le reza.

R. Todavía no tengo ese extremo de marianismo.

P. Si el Constitucional avala el matrimonio homosexual, que usted defiende, será un gran corte para el presidente y su partido.

R. La posición de Rajoy es que acatará la sentencia.

P. Mejor sería en un presidente del Gobierno.

R. Podríamos haber dicho otras cosas, como en el aborto, que vamos a cambiar la ley.

P. ¿Vibra más con la Roja o con Jesús Posada?

R. El presidente del Congreso no me hace vibrar nada. Es un hombre tranquilo. Es como el Del Bosque del Congreso. Le gusta dar juego a todo el mundo y luego calmar los ánimos.

P. Y a usted siempre le selecciona.

R. Yo estoy de titular. Delante, rematando. Aunque hay días en que despejo a córner. Pero me tiene para rematar.

P. ¿De cabeza?

R. Ojalá. De cabeza, en plancha, en fin. Con la derecha y también con la izquierda [ríe].

P. Becerril, Mato, Sáenz de Santamaría, Cospedal. ¿La mejor para un buen finde?

R. Soraya. Yo soy sorayo, totalmente sorayo.

P. En Vitoria tiene fama de rompecorazones, casi un tombeur de femmes. Con ese aspecto de opositor avezado, de Pitagorín...

R. Bueno, no creo que haya roto ninguno. Hace mucho que no, la verdad [risas].

P. Pues cuadra con que, como alcalde, potenciara el anillo verde. Precisamente el verde.

R. Sí, me gusta el campo y me gusta el monte. Ese es el verde que nos toca. En lo demás, me he hecho mayor.

P. ¿Cuál es su arma de seducción?

R. La empatía. Ponerme en el lugar del otro.

P. ¿Se aburre consigo mismo o se lo pasa en grande?

R. Me entretiene hablar conmigo.

P. ¿Considera predestinación haber estudiado en los marianistas?

R. Puede que sean cosas del destino.

P. ¿Siempre fue de perfectito?

R. Era buen estudiante, pero no repelente. Toda la vida fui muy pardillo. Nada soberbio.

P. Cuando se lanza a cantar, ¿con qué deleita al respetable?

R. Canto y bailo muy mediocremente. Puedo cantar ópera —fatal—-, o un bolero, o algo de mi tierra, o de Frank Sinatra o de los Beatles.

P. ¿Qué canción le dedicaría a Rajoy?

R. Esto es muy difícil de contestar. Es el tipo de pregunta que requiere un grande y profundo pensamiento.

P. Entiendo. Para cantar a Rajoy hay que pensárselo mucho.

R. En el momento de ir a cantársela le sorprendería. No creo que espere eso de mí. No se me ocurre nada. Esta pregunta no me gusta.

 

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