“Tiene un sentimiento de culpa por todo el dolor que ha causado... y para nada”
Roberto Manrique, herido grave en el atentado de Hipercor, se reúne con el etarra Rafael Caride El encuentro se produce sin mediador y a petición de la víctima
Casi dos horas después de entrar en Zaballa, el centro penitenciario alavés en el que se encuentra preso uno de sus victimarios, Roberto Manrique, quien resultó herido de gravedad en el atentado de ETA en Hipercor hace ahora 25 años, se mostraba satisfecho. Salía del penal a mediodía con la respuesta a muchas preguntas -se las ha hecho durante años- tras el encuentro que había mantenido entre rejas con el etarra Rafael Caride Simón, uno de los condenados por la masacre en el hipermercado de Barcelona. La reunión, celebrada en una sala con una mesa y un puñado de sillas, ha sido “cordial” y en ella ambos, víctima y victimario, han hecho un “extenso repaso” de lo ocurrido. “Me voy con datos que no conocía”, ha dicho a la salida Manrique, detalles que compartirá con el resto de víctimas de la masacre –la palabra ha sido empleada en el encuentro por el propio Caride- de 1987.
A la salida del encuentro, el propio Manrique ha resumido así cómo ha sido el encuentro: "Él me ha explicado que el perdón, a nivel de la iglesia católica, no le sirve, porque [el perdón] es una cuestión mucho más filosófica más personal; pero aunque la palabra perdón no la utilizado por ese argumento, sí ha dicho, y muchísimas veces, no sé, ocho, diez o doce veces, el sentimiento de culpa que tiene, el sentimiento de responsabilidad por todo el daño que ha cometido".
No voy a entrar a discutir con él, tengo muy claro que la razón la tenemos las víctimas
De las palabras de Caride Simón, con esto es con lo que se queda Roberto Manrique: "Que veas a un terrorista con tantos muertos decir que poco tiempo después de su detención se dio cuenta que lo que había hecho, que el dolor que ha causado no servía absolutamente para nada salvo para reventarle la vida a tanta gente... pues ya era hora que un terrorista reconociera esto".
¿Pero cómo han sido esos primeros momentos, el primer cara a cara con el hombre que le hirió? "Al entrar nos hemos mirado; buenos días, buenos días, y nos hemos sentado. Evidentemente no le he dado la mano, ni al entrar ni al salir. Él lo ha entendido, porque al final se lo he explicado: 'Mira con el cariño que le tengo a las víctimas, estas no entenderían que estrechase esa misma mano que ha causado tanto dolor y tantos muertos'. Y lo ha entendido perfectamente y me ha dicho: 'No podía esperar otra cosa".
Según las palabras de Manrique, el preso etarra ha reconocido que hay otros que piensan como él pero que “tienen miedo”, sobre todo de las represalias que puedan tener sus familias fuera de los muros de las cárceles. "Quiero fomentar esa división en ETA y que aquellos que se den cuenta de que hay otra forma de hacer las cosas se pasen al lado de Caride y compañía", había señalado minutos antes de la reunión a los medios. También le ha asegurado que “espera que la izquierda abertzale reconozca su grado de culpa”, porque ha “jaleado, excusado y buscado argumentos a los atentados”. Sobre el futuro de ETA “lo tiene claro, no va a volver a matar”.
“Me ha servido a mí para mucho y a él para más”, ha valorado este hombre, que trabajaba como carnicero en el momento del atentado de Hipercor, que ha animado al Ministerio del Interior a seguir por la vía de este tipo de encuentros. Vestido de negro, con semblante tranquilo y en una furgoneta de la radio pública catalana, Manrique ha llegado a la nueva cárcel de Zaballa, a la que han sido trasladados todos los presos de Nanclares, con una pregunta en mente: "Me gustaría saber cómo una persona con treinta y algún años y siendo gallego se va a Cataluña a matar a gente de toda España porque un vasco que vive en Francia le dice que tiene que hacerlo, porque no me cuadra". Ha sido la primera de muchas preguntas a las que el preso etarra ha contestado, señalando cómo llegó a Euskadi con un fuerte sentimiento antifranquista, que se afilió al sindicato abertzale LAB y que después pasó a la banda armada.
“El planteamiento era atacar a una empresa de interés francés, evidentemente Hipercor si algo no es es francés, pero ellos entendieron que sí, les pasaron una lista”, ha relatado Manrique. Tras visitar varios lugares, eligieron Hipercor por entender que había menos gente y que sería más fácil de desalojar. “Al llegar a casa se miraron diciendo ‘qué hemos hecho’”, ha reproducido. “Me ha dado pruebas de que desde 1996, tres o cuatro años después de entrar en prisión, ya empezó a darse cuenta del error”.
Caride se ha mostrado dispuesto, según ha señalado Manrique a la multitud de medios que se han agolpado a las puertas de la cárcel, a acudir a Cataluña para dar explicaciones a la ciudadanía y a otras víctimas. “Dentro del salvajismo que han realizado, parece que hay algunos que sienten que tienen que dar la cara ante sus víctimas”. No ha habido petición de perdón, porque Caride no es religioso, pero “sí claramente un sentimiento de culpa, de responsabilidad por todo el dolor”. “Cuando lee la palabra Hipercor automáticamente tiene que dejarlo, igual que las víctimas”, ha abundado Manrique.
"No pienso tocar la mano de quien ha matado a 24 personas", aseguraba Manrique antes de entrar, con la carta que le envió el etarra hace un año bajo el brazo cuyo contenido ha visto “reflejado a nivel personal” en el encuentro, en el que se han tratado de usted y en el que finalmente ha estado presente el director de la prisión. A la salida, se ha reafirmado de ello y ha señalado que, al explicarle el motivo, Caride “lo ha entendido, ha dicho que no podía esperar otra cosa”.
Hasta el momento se han entrevistado 12 víctimas con 12 reclusos en un programa que ha concluido ya dos fases y comienza la tercera. Seis eran víctimas directas del preso o de su comando; otras seis se han reunido con miembros de ETA que de alguna forma se hacían responsables de todos los atentados de la banda.
Emiliano Revilla se ha reunido con su secuestrador, Urrusolo Sistiaga; una víctima de Hipercor, con el exjefe del comando Barcelona Rafael Caride Simón.
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