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La herencia de los 30 años del PSOE en Andalucía marca la campaña

Griñán presume de sanidad, frente a las acusaciones de corrupción de Arenas

Lourdes Lucio
José Antonio Griñán baja de su autobús de campaña, ayer en Marbella.
José Antonio Griñán baja de su autobús de campaña, ayer en Marbella. JORGE ZAPATA (EFE)

Uno de los argumentos sobre los que pivota la campaña andaluza es que en 30 años no ha habido alternancia política. “Hasta en los sitios donde algunos partidos llevaban toda la vida ha habido cambio de Gobierno”, suele decir el popular Javier Arenas en alusión al País Vasco y Cataluña, para pedir a los electores andaluces una oportunidad en su cuarta experiencia como candidato. Este mensaje también lo machaca el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en sus mítines andaluces cuando resalta que Andalucía es la única comunidad donde siempre han gobernado “los mismos”.

Cuando Rajoy fue designado líder del PP por José María Aznar, hace ocho años, y conocía Andalucía lo justo, es decir, poco, achacaba la larga permanencia en el poder de los socialistas a que algo harían bien estos y mal el PP. A estas alturas, ya no hay esas concesiones. “En Andalucía, con 1,2 millones, estamos peor que en Gaza y Grecia en cuanto a paro”, dijo ayer la número uno del PP por Málaga, la inigualable Esperanza Oña.

Los 30 años de Gobierno socialista lastran mucho al PSOE. Algunos en este partido opinan que incluso más que el paro y el fraude de los ERE. Por eso, Arenas y Griñán se han puesto en esta campaña treintañeros. El primero para cuestionar de cabo a rabo las tres décadas de gestión socialista y el segundo no solo para presumir de ellas sino para advertir de lo que se viene encima si la derecha gana, también, en la comunidad más poblada de España.

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“Queremos defender y conservar el legado que hemos creado durante todos estos años y que tanto esfuerzo nos ha costado conseguir”, escribe el presidente andaluz en su blog de campaña. Este mensaje lo intenta reforzar con un vídeo en el que una señora mayor deja como herencia a su familia una papeleta de votación del PSOE, un partido que garantiza la sanidad y la educación públicas frente a los recortes del Gobierno del PP.

Griñán está planteando la campaña no tanto por lo que pueda hacer Arenas si logra formar Gobierno tras el 25 de marzo, como lo que está haciendo ya el Gabinete de Mariano Rajoy en sus primeros tres meses de gestión. Quiere hacer creer a los andaluces que con él funcionará el paraguas protector de la Junta de Andalucía. No obstante, ni él ni tampoco Arenas están explicando a los andaluces qué va pasar con los Presupuestos autonómicos a partir de abril: qué partidas son las que van a tener que sacrificar para cumplir con el mandamiento europeo de atajar el déficit.

Para el PP, la larga permanencia de sus rivales al frente del Gobierno de la Junta de Andalucía es como una especie de tara genética, es decir, hereditaria, que ha derivado en un régimen corrupto del que apenas hay que salvar nada. Mientras que Arenas transita en estos 15 días de campaña prometiendo pactos y más pactos —ayer le volvió a tocar el turno a lo que él llama “el pacto sociosanitario”— y se declara “no partidario” de la fórmula del copago en la sanidad, su equipo de campaña emite mensajes contra la herencia de los socialistas. El PP ha elaborado una página web sobre los 30 años de PSOE en Andalucía, donde esta comunidad estaría incluso peor que Gaza y Cisjordania juntas. “30 años de socialistas, 30% de paro”, resumen, un tiempo de “abusos y corrupción”, de “agravios”, “despilfarro” e “incumplimientos”.

También los sindicatos miraron hacia atrás para hacer recuento. Griñán ha tenido una relación cordial con las dos centrales mayoritarias, UGT y Comisiones Obreras, aunque no la mantenía tan engrasada como su antecesor en el cargo, Manuel Chaves. La huelga general contra las medidas del Ejecutivo del socialista Rodríguez Zapatero interrumpieron los contactos. Por segundo día consecutivo, los líderes de UGT, Manuel Pastrana, y de CC OO, Francisco Carbonero, hicieron de agitadores electorales contra las medidas del Gobierno de Rajoy. Ambos mantuvieron un encuentro con el candidato de Izquierda Unida, Diego Valderas. Advirtieron de que si gana el PP habrá una “regresión” en el modelo autonómico y apelaron a la defensa del Veintiocho de Febrero. “La autonomía es la que permitió tener derechos a los andaluces”, proclamó Carbonero.

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