Cascos llama “desfile de variedades y vedettes” a la campaña del PP
Masiva presencia de altos cargos populares, la misma estrategia que siguió Cascos en 1999 La izquierda confía en que se repita el desenlace de entonces
Francisco Álvarez-Cascos, presidente del Principado y de Foro Asturias Ciudadanos (FAC), califica de “desfile de variedades y de vedettes” el gran despliegue de altos cargos del PP, su anterior partido, en apoyo de la candidata de los populares, Mercedes Fernández.
Si el resultado de los comicios del día 25 guardase relación directa con las figuras nacionales que protagonizan actos políticos en el Principado, el PP obtendría una mayoría holgada. Ningún otro partido está movilizado a tantas estrellas de la política. María Dolores de Cospedal, la secretaria general del PP, viajó este martes a la región por segunda vez en tres días.
Los socialistas anunciaron en el Congreso de Sevilla que se volcarían en Asturias. Pero la afluencia de protagonistas nacionales está siendo menor. El PSOE se juega demasiado en Andalucía como para poder concentrar demasiadas fuerzas en el frente norte.
IU va incluso por detrás: ha contado con Gaspar Llamazares y Willy Meyer, aunque Cayo Lara estuvo en precampaña.
El único que va sin respaldos es Cascos. Como figura de relieve nacional se basta. Pero el método que está aplicando el PP obedece a las más puras esencias tácticas del casquismo. Ésta es la cultura política de la que procede Mercedes Fernández.
La campaña cada vez se parece más a la de 1999. De hecho, la fractura y los antagonismos que los conservadores quieren dirimir el día 25 por tercera vez en menos de un año proceden del cataclismo de hace tres lustros. Cascos, que era secretario general del PP, forzó entonces la ruptura del partido en la comunidad con un ataque al primer y único gobierno que ha tenido el PP en la región. De allí nació la escisión del presidente autonómico Sergio Marqués y su partido URAS, cuyo espacio regionalista ha pasado a ocupar FAC.
Lo que ahora está haciendo el PP es exactamente lo que entonces hizo Cascos: imponer un ritmo vertiginoso y rutilante de visitas ministeriales. Por Asturias pasó en aquella fecha todo o casi todo el Gobierno de Aznar. A la inversa, lo que ahora hace Cascos es justo lo que entonces hizo Marqués: presentarse como el único defensor de Asturias y el único capaz de liderar un gobierno verdaderamente autónomo, que no deba obediencia al ejecutivo español ni a las sedes nacionales de los dos grandes partidos del país. E ironizar sobre el desembarco de ministros.
Entonces, PP y URAS acabaron en la oposición. Y ello pese a que, como ahora, el PP estaba al alza en España y arrollaba. La izquierda sueña con que se repita el mismo desenlace.
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