Rubalcaba: “Éramos necesarios, ahora somos imprescindibles”

Alfredo Pérez Rubalcaba se fue ayer a Toledo a reivindicar a los socialistas, al socialismo y, sobre todo, al PSOE. Empezó elogiando al nuevo secretario regional del partido, el rubalcabista Emiliano García-Page: “Tengo la ilusión de que esta es la primera comunidad que el PSOE va a recuperar”, afirmó, aunque también aspira a ganar Asturias el 25 de marzo. Siguió volcándose con el anterior, José María Barreda: “Has sido un buen presidente de Castilla-La Mancha. Yo no voy a dejar que te criminalicen, te defenderé a ti y a tu Gobierno”, le dijo a Barreda, que hace tres semanas apoyó a Carme Chacón en el congreso federal. Continuó con el también expresidente José Bono: “¿Qué hubiera sido de mí si no hubiera encontrado acomodo aquí, en las listas de Toledo, la primera vez que fui diputado? Probablemente no estaría en política. Te lo debo”. Y terminó ensalzando al PSOE: “Si siempre hemos sido necesarios, ahora somos imprescindibles”. Tres o cuatro veces reclamó “orgullo” a militantes y dirigentes. Un baño de autobombo porque, según el secretario general del PSOE, lo que está haciendo el PP en el Gobierno, como toda la derecha europea, es “ajustar cuentas con el Estado de bienestar”, aprovechar la crisis para “acabar con la socialdemocracia en lugar de reformar el capitalismo”. Y, además, protestó, sin decir la verdad. “Quien quiera saber lo que vale la palabra de Mariano Rajoy, que mire su nómina de febrero, o la carta de despido cuando la reciba”, invitó Rubalcaba, empeñado en que “PP y PSOE no son lo mismo” y que “la alternativa existe”. El socialista pidió a los suyos que trabajen para que los ciudadanos “recuperen la confianza” en el PSOE, abriendo “puertas, ventanas y ordenadores” para fomentar la participación, y saliendo a la calle con cada “causa justa”. “No tenemos mucho tiempo: se está librando ahora una batalla ideológica sobre cómo salir de la crisis. En los servicios públicos, en las relaciones laborales… Margaret Thatcher ya lo hizo”.

Rubalcaba ha vivido un fin de semana tranquilo, de congresos regionales favorables, porque en Castilla-La Mancha, Baleares y La Rioja el PSOE ha colocado en la secretaría general a dirigentes afines a la ejecutiva federal. El próximo viernes llega el congreso de Madrid, que se presenta bastante más movido. El de Castilla-La Mancha, territorio clave para los socialistas porque fue siempre granero de votos, ha sido una balsa de aceite: un solo candidato, García-Page, aupado con el 95,8% de los votos, y una ejecutiva casi totalmente nueva (solo cuatro de sus 37 miembros repiten). Ni José Bono ni José María María Barreda tendrán cargo en este nuevo ciclo. Barreda sigue en el comité federal, pero Bono se despidió ayer de la primera línea política.