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Defensa arma con morteros israelíes a las tropas en Afganistán

El nuevo calibre permite ganar en “rapidez, cadencia de tiro y precisión”, según los expertos

Miguel González

Las tropas españolas desplegadas en Afganistán dispondrán, a partir del próximo verano, de una capacidad de fuego muy superior a la que tienen ahora. El Ejército de Tierra espera disponer para entonces del sistema de morteros Cardom, que ha comprado a la compañía israelí Soltam Systems (del grupo Elbit) por unos 6,5 millones.

El calibre del nuevo armamento (81 milímetros) no aumenta respecto al que ya tienen las tropas españolas que combaten a los talibanes, pero su eficacia es muy superior, ya que el Cardom está dotado de un sistema digitalizado de tiro y va montado sobre un Vamtac (Vehículo de Alta Movilidad Táctica) blindado, lo que permite ganar en “rapidez, cadencia de tiro y precisión”, en opinión de los expertos militares. “Se trata de que, cuando una patrulla española sea atacada, pueda responder de inmediato con un arma de gran potencia, sin tener que esperar, como sucede ahora, a que esté montado el mortero o vengan helicópteros y aviones de combate en su apoyo”, agregan las mismas fuentes.

Riesgo en la retirada

La incorporación del nuevo armamento se producirá justo en el momento en que debe iniciarse el repliegue de las tropas. Según anunció el ministro de Defensa, Pedro Morenés, durante su reciente visita a Afganistán, el 10% del contingente (que tiene 1.521 efectivos en total) se retirará a final de año, seis meses después de lo previsto. En 2013 debería retirarse otro 40% y en 2014 el 50% restante.

Los mandos militares consideran, sin embargo, que no hay contradicción entre reducir tropas y reforzar su capacidad de fuego. Al contrario, “el momento de la retirada es siempre el más peligroso y es de temer que la insurgencia trate de incrementar sus ataques a medida que la fecha de salida se aproxime”.

La retirada ha tropezado, sin embargo, con un inesperado obstáculo debido a la decisión de Francia de suspender las tareas de instrucción del Ejército afgano tras la muerte de cuatro de sus soldados a manos de un recluta local.

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“Si no formamos a los militares afganos nunca podremos irnos”, advierte un mando. Defensa ha tomado medidas para evitar que estos casos se repitan —como prohibir que los afganos vayan armados en las bases españolas— pero, al final, el riesgo es inevitable. “¿Cómo les enseñas a disparar sin darles un arma?”.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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