El seguro te vigila
Una novedosa póliza es más barata si el joven acepta un control de sus movimientos por satélite ¿Una cesión excesiva de intimidad? Asociaciones de consumidores temen dar mucho poder a las compañías con tanta información
La intimidad puede tener precio. O al menos hay quien puede estar dispuesto a venderla. Este es el dilema que se plantean quienes contratan un novedoso seguro de coche de pago por uso. El precio lo determinan los hábitos de conducción, que la aseguradora se ocupa de vigilar por satélite. Por ejemplo, circular de noche o por la ciudad penaliza, mientras que hacerlo por autovías o autopistas y sin exceder la velocidad permitida se traduce en descuentos. ¿Expone demasiado al conductor conceder a una aseguradora acceso a sus costumbres al volante a cambio de bonificaciones? ¿Aceptaría que un dispositivo diga todos sus movimientos a su compañía?
El atractivo del seguro, que ya se utilizaba en otros países y que en España ha introducido Mapfre bajo el nombre de YCAR para jóvenes de entre 18 y 30 años, es un ahorro del 5% solo por contratar la póliza y de hasta un 40% más en la renovación. Pero la contraprestación es un dispositivo instalado de manera gratuita en el coche, y en lugar inaccesible para que no pueda ser manipulado, que registrará toda la información sobre el uso que a cualquier hora del día el asegurado hace del vehículo.
¿Cómo lograr el máximo descuento?
El conductor que contrata el seguro de pago por uso YCAR de Mapfre debe cumplir una serie de requisitos relativos a los kilómetros recorridos, la velocidad y el tipo de vías por las que circula para obtener descuentos. Cada criterio tiene asignado un porcentaje de ahorro, de manera que, si se cumplen todos, se puede llegar a ahorrar hasta un 40%.
- Kilómetros anuales. Para alcanzar el máximo descuento, el conductor no podrá superar los 6.500 kilómetros anuales. Si recorre entre 6.501 y 11.000 kilómetros, su máximo ahorro final posible será del 8%, y hasta 17.000, será de un 4%. Si excede los 17.000 kilómetros anuales recorridos, no tendrá descuento.
- Kilómetros nocturnos. Quienes no recorran más de 200 kilómetros por la noche podrán optar al 40% de descuento. Hasta 500, el ahorro se reduce al 8%, y será de un 4%, entre 501 y 1.000. A partir de aquí, el conductor no pagará menos en su renovación del seguro.
- Superar el límite de velocidad permitido. Si el conductor circula como máximo a una velocidad un 0,5% superior a la permitida, tendrá opciones de conseguir la máxima bonificación. Sin embargo, si excede los límites entre un 0,6% y un 4%, la bonificación se reduce a un 8%, y entre un 5% y un 9%, a un 4%. Más allá del 9% de la velocidad máxima permitida, desparecen las posibilidades de ahorro. El seguro reconoce cierta tolerancia para cuantificar el exceso de velocidad por posibles errores de la señal GPS.
- Porcentaje de circulación por vía urbana. La mayor parte de los accidentes, aunque no los más graves, suceden en vías urbanas. Por ello, solo tendrá acceso al 40% de ahorro quien no circule en más de un 10% por este tipo de vías. Hasta un 25%, el ahorro cae al 8%, y hasta un 45%, al 4%. Quien circule por vías urbanas en más de un 45%, perderá las opciones de descuento.
La póliza lleva en funcionamiento en España desde 2009, aunque ahora Mapfre la ha actualizado con una flexibilización de los requisitos exigidos. Para lograr el máximo descuento, el joven conductor no podrá superar los 6.500 kilómetros anuales, de los que más de 200 no podrán ser nocturnos —entre la medianoche y las seis de la mañana—, no podrá exceder en más de un 0,5% el límite máximo de velocidad permitido y tan solo un 10% de las vías que recorra podrán ser urbanas. A partir de aquí, el incumplimiento de alguna de las cláusulas va reduciendo progresivamente el porcentaje de descuento. Y algunos excesos lo eliminan completamente: recorrer más de 17.000 kilómetros en total o más de 1.000 kilómetros nocturnos en un año, superar en un 9% el límite de velocidad permitida o circular en más de un 45% por vías urbanas.
“Me parece una coacción muy peligrosa”, considera José Miguel Marinas Herreras, profesor de Ética y Sociología de la Universidad Complutense. “Una persona que tiene que conducir de día, no pasar de 90 kilómetros por hora y no ir a sitios supuestamente sospechosos para visitar a su anciana tía que vive en un pueblo... Yo no sé si eso es vida, no sé si a la larga a una aseguradora le conviene producir un tipo de consumidor tan pacato y tan constreñido”, reflexiona Marinas.
Pablo Yárnoz, de 22 años, contrató el YCAR hace poco más de un mes. “Al principio pensaba que iba a lograr un ahorro importante porque soy un conductor responsable y conduzco sin saltarme los límites, pero como mucho ahorraré un 5%”, explica el joven, que puede consultar la evolución del uso que hace de su coche en una cuenta en Internet que le proporciona Mapfre. “En este mes he superado la velocidad máxima en vías urbanas en un 2% [circular, por ejemplo, a una velocidad media de 51 kilómetros por hora en una vía limitada a 50] y eso rebaja mucho”, explica. Pablo también usa su turismo “para salir por la noche” porque no tiene transporte público y esa necesidad, a su vez, disminuye el ahorro. Pero no se arrepiente de haber adquirido el seguro: “No siento que se controle mi intimidad porque es mi aseguradora y yo he sido quien la ha contratado”.
Sobre este punto, intenta tranquilizar a los jóvenes Julio Laria, director general del Instituto de Seguridad Vial de la Fundación Mapfre: “La principal preocupación de los conductores a la hora de contratar la póliza es si alguien puede saber dónde han ido y a qué hora exacta”, explica. “Pero solo disponemos de los datos globales, no de la información concreta”, añade Laria. Tan solo unos minutos antes de estas aclaraciones, Francisco Marco, vicepresidente de Mapfre Familiar, mostraba un mapa de España inundado de minúsculos puntos rojos que situaban a los vehículos de los más de 60.000 jóvenes que ya han contratado el seguro. “No disponemos de información alguna ni detalle sobre de qué vehículo o cliente se trata”, puntualiza la compañía.
Hacer menos kilómetros y no conducir de noche ahorra dinero
La Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR) garantiza esta privacidad. “El conocimiento de los detalles de la identidad de los conductores y el de la situación o comportamiento circulatorio en un momento dado están en manos de organizaciones distintas”, explican fuentes de AENOR. Es decir, que el sistema permite localizar la ubicación exacta del coche a cualquier hora, pero la aseguradora tan solo recibe la información general sobre los hábitos de conducción.
Tampoco puede la empresa utilizar información concreta contra el asegurado en caso de accidente. Imaginemos que un automovilista sufre un siniestro en un momento en el que superaba los límites de velocidad. Según confirma un técnico del YCAR, Mapfre recibe una vez al día los datos agregados de cada usuario y, por tanto, no le sería posible determinar si en el momento del accidente el conductor circulaba a una velocidad adecuada. “Los siniestros se tramitan por la vía tradicional”, afirma Julio Laria.
Pero aunque se desconozcan los detalles particulares de los asegurados, disponer de información global también es un valor. “Pueden decir que no usan los datos, pero ellos los custodian y los pueden utilizar para lo que les convenga, como un plan de marketing”, advierte José Miguel Marinas. AENOR confirma que con los datos acumulados lo que sí puede hacer Mapfre, sin violar la intimidad, son estudios sobre hábitos de conducción o movilidad.
La aseguradora garantiza que solo dispone de los datos globales
Los pueden utilizar para lo que les convenga, advierte un experto
Y estos estudios preocupan a las asociaciones de consumidores. “Al ceder nuestra privacidad a cambio de un descuento provocamos que las empresas puedan tener un perfil de consumidores tan extremo que nos ponemos en riesgo porque pueden desarmarnos y saber en qué momentos exactos somos más vulnerables a comprar ciertos tipos de productos”, alerta Rubén Sánchez, portavoz de FACUA. Además, la compañía también puede vender los datos a terceros, aunque no sean desagregados. Y Sánchez lanza una advertencia: “No debemos dejar que un Gran Hermano esté vigilando nuestros hábitos de vida”.
Sin embargo, asegura no sentirse dentro de un gran Gran Hermano Álvaro Bravo, de 24 años, que cuenta con esta póliza de Mapfre desde el pasado 1 de octubre. “Por las redes sociales la gente ya sabe lo que hago y dónde estoy, ya he perdido la confidencialidad”. Y le compensa el ahorro: paga 430 euros para un coche asegurado a terceros y con rotura de lunas. Con su póliza anterior, que mantuvo durante cuatro años, el precio ascendía a 700 euros. “Este año querían subirme a 900 y eso que solo he dado un parte y ni siquiera fue grave. Mi coche nunca ha entrado en el taller”, protesta.
“A lo mejor a alguien le pueden compensar económicamente las restricciones en la conducción, pero como fenómeno colectivo, si los jóvenes están dispuestos a vender su intimidad a cambio de ahorrar dinero, en la cultura democrática estamos perdidos”, se lamenta el profesor Marinas. Aunque reconoce la “astucia” de la idea de Mapfre, al sociólogo le preocupa el peligro de que los jóvenes den prioridad a tener un coche antes que a tener una vida: “Estoy asustado de que una cosa así se pueda producir”.
Pero esta pérdida de intimidad puede redundar en una mayor seguridad. La confidencialidad de los datos tiene dos excepciones: por robo o por una deceleración muy brusca que pueda estar ligada a un accidente. En este último caso, un acelerómetro instalado en el dispositivo capta la intensidad de la deceleración y, si supera un determinado límite, Mapfre recibe una alerta. “Intentamos ponernos en contacto con el conductor para ofrecerle asistencia y, si no responde y vemos que el vehículo no se desplaza, llamamos al 112 y le damos la localización exacta”, aclara un responsable técnico del producto.
Me parece una coacción muy peligrosa, considera un sociólogo
La gente ya sabe lo que hago por las redes sociales, dice un usuario
“La instalación de este sistema de localización de vehículo ofrece muchas ventajas a los conductores jóvenes, se premia la buena conducción y puede contribuir a una mejora de la seguridad vial”, consideran fuentes del Comisariado Europeo del Automóvil (CEA).
Es en este compromiso con la seguridad vial en el que insiste el director de la Fundación de Seguridad Vial de Mapfre, Julio Laria. Lejos de un control de la intimidad, estima que el seguro de pago por uso puede estimular a sus usuarios a ser más responsables al volante. Y esta filosofía, según Laria, no contradice otra de las novedades de la póliza: tener siniestros no implica ser un mal conductor y no es excluyente para obtener descuentos. “Si un conductor que en 10 años no ha sufrido un accidente tiene algún contratiempo, no se puede considerar que sea un mal conductor”, argumenta.
¿Y los jóvenes? ¿Son buenos conductores? “Solo el hecho de querer contratar una póliza de pago por uso dice mucho de su perfil”, añade Laria, que confirma que el 44,3% de los asegurados de Mapfre menores de 30 años eligen YCAR. O dice mucho de su necesidad de ahorrar.
Perfil de riesgo: hombre, 22 años y sin práctica
Los jóvenes conductores tienen, contrariamente a la opinión común, un bajo perfil de riesgo. Las estadísticas de la Dirección General de Tráfico (DGT) así lo demuestran cada año. “Es una generación que ya ha tenido clases de seguridad vial en los colegios y se nota”, aseguran fuentes del Comisariado Europeo del Automóvil (CEA). Sin embargo, aunque no sea un factor determinante, la edad influye en los accidentes.
Un estudio del Instituto de Seguridad Vial de la Fundación Mapfre revela que el perfil con mayor riesgo de sufrir un accidente es el de un joven con una edad media de 22 años, unos ocho meses de carné y que realiza diariamente más de seis viajes, en los que recorre cerca de 11 kilómetros.
Según el informe, realizado a partir del análisis del comportamiento al volante de más de 60.000 conductores de 18 a 30 años que contrataron el seguro de pago por uso YCAR, solo uno de cada tres desplazamientos que hacen estos conductores tiene lugar por carreteras seguras, es decir, por autopistas y autovías. Siete de cada 10 son hombres, prefieren usar su turismo el fin de semana y su probabilidad de sufrir un accidente se incrementa en un 48%. En algunos casos puede llegar incluso hasta el 70%.
En el extremo opuesto, se encuentra el del joven de 26 años, con seis de experiencia al volante y una media de 2,2 viajes diarios, la mitad de ellos por autovías y autopistas. Hay el mismo porcentaje de hombres que de mujeres y su probabilidad de sufrir un siniestro es entre un 26% y un 55% inferior a la media.
Según el informe, en cuanto a las diferencias por sexos, los hombres recorren distancias más largas y usan el coche más veces que las mujeres. Además, suelen conducir vehículos de mayor potencia. Estos factores inciden en el número de siniestros: la probabilidad de que una mujer sufra un accidente es un 11,9% inferior a la de un hombre.
Con respecto a la edad, los conductores más jóvenes y con menos experiencia se desplazan en su vehículo principalmente los fines de semana, sobre todo, los viernes y la madrugada del sábado. El domingo es el día con menos accidentes, mientras que el lunes concentra el mayor número de siniestros, aunque suelen ser de carácter leve.
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