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Enrique Juan, estudiante: "Hace falta una reforma a fondo y no parches"

A punto de acabar su segunda carrera, Enrique Juan se muestra escéptico ante la reforma

María Fabra
Enrique Juan, estudiante, en la plaza del Mar de Castellón.
Enrique Juan, estudiante, en la plaza del Mar de Castellón.ÀNGEL SÁNCHEZ

Enrique Juan tiene 25 años. Hace tres acabó el grado de Administración y dirección de empresas y está a punto de finalizar la licenciatura en Ciencias del Trabajo. La perspectiva que ya tenía entonces sobre las dificultades para acceder al mercado laboral y su intención de seguir con la formación le llevaron a mantenerse como estudiante, condición que compatibilizado con trabajos temporales, sobre todo en verano. Pensó que si le salía un trabajo ya decidiría si seguía dedicándose a los estudios o lo dejaba. Pero esa posibilidad no llegó. Vive con sus padres en Castellón, un hecho por el que, tal como reconoce, puede seguir siendo un estudiante al que apenas le quedan unas asignaturas para alcanzar la doble licenciatura y, entonces, enfrentarse de verdad al mercado de trabajo.

Ante la reforma laboral, Enrique no puede dejar de mostrar su “escepticismo” sobre la posibilidad de que las medidas funcionen “más aún al final de una legislatura donde es muy probable que el actual partido que está al frente del gobierno salga de él”. Además, apunta a que el decreto del Gobierno “es una medida contradictoria a la ideología que predican”.

Aún así, argumenta que “seguro que el fin es bueno y que persigue la creación de puestos de trabajo pero no creo que esta reforma genere más demanda de empleo por parte de los empresarios”. A juicio de este estudiante, que ahora cubre una baja por enfermedad en una entidad bancaria, “hace falta una reforma a fondo del mercado de trabajo, en el que tomen parte todos los partidos, los sindicatos y la patronal y no parches y medidas de cara a la galería”. Enrique Juan, además, es crítico con la clase política y vaticina que “de aquí unos años lamentarán la cantidad de gente formada que habrá abandonado el país por culpa de la crisis”. “Pero quizás sea demasiado tarde...”, lamenta.

De todas formas, desde su puesto de estudiante y empleado a través de una Empresa de Trabajo Temporal (ETT) confía en que la economía repunte y las cosas vuelvan a “un punto normal, no al de hace cinco años, pero sí a una situación normalizada”. Y se muestra seguro de que la formación será un punto de inflexión para la estabilidad laboral. “Es posible que para los puestos de menor cualificación se enlacen los contratos temporales pero yo espero que poder alcanzar un trabajo decente, quizá no el mejor del mundo, pero sí decente”, añade.

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