El PNV inicia entre sus bases el debate para fijar su futura estrategia política
Urkullu destaca la “responsabilidad” del partido como una de sus señas
El PNV comenzó ayer a remitir a sus afiliados los documentos que se someterán a debate en la asamblea nacional del partido del próximo enero y que definirán sus líneas estratégicas de actuación para los cuatro próximos años. Un período que se antoja determinante para un partido que ha perdido el Gobierno vasco, dos Diputaciones y decenas de Ayuntamientos pese a mantenerse como el más votado de Euskadi. El 20-N, las elecciones autonómicas, la consolidación de la paz y su propia renovación interna emergen como principales retos.
El líder peneuvista, Iñigo Urkullu, los repasó ayer, en Bilbao, durante la inauguración de la nueva temporada del Forum Europa. Sin entrar “en lo personal” ni desvelar si repetirá como candidato a la presidencia del partido, lo que todo el mundo da por sentado, ya que “lo más importante es el proyecto” político, sí se confesó “muy contento” con el borrador elaborado, en el que se reconoce la pérdida de poder hegemónico, y se establecen como retos inmediatos la consecución de “más autogobierno” y la salida de la crisis.
La economía fue el eje de su intervención. Con la vista puesta en las próximas generales y la debilidad en la que se va a ver sumida España tras la disolución de las Cortes, criticó la “estrategia de acción-reacción, de respuestas puntuales a cada requerimiento internacional”, impulsada, a su juicio, por el Gobierno socialista ante la crisis. Incluyó en este saco medidas como las reformas laboral y del sistema financiero, el control de la deuda, la estructura de gasto del Estado o el debate sobre el modelo fiscal.
Urkullu lamentó que no haya habido un plan estructurado frente a la recesión y que se haya impuesto el “cálculo electoral”, incluso entre una oposición, la del PP, que “ha evitado cualquier tipo de colaboración”. Frente a esta actitud contrapuso la “responsabilidad” del PNV. “Mariano Rajoy tendrá la difícil tarea de sacar al país de la recesión, pero si ejerce su acción de gobierno desde la imposición y el unilateralismo se equivocará”, aventuró, en referencia a una situación que “demanda pacto institucional, pacto político”, como el alcanzado entre PNV y PSOE en los últimos años.
El líder nacionalista diferenció una vez más entre los escenarios estatal y autonómico. Justificó que la actitud de su partido en el País Vasco no ha sido tan colaboracionista porque al Gobierno del PSE “no le ha hecho falta”, si bien recordó el acuerdo de estabilidad institucional alcanzado con los socialistas para sacar adelante los presupuestos de las distintas instituciones. “Sería un error que, tras las elecciones del 20-N, Euskadi entrase en un clima de precampaña, al estilo de lo que ha ocurrido en España”, advirtió.
Con la lucha por la hegemonía del nacionalismo en el horizonte, el último aviso se lo lanzó a Bildu, que “no está trabajando la oportunidad” de avanzar en la paz. “Es bueno que no haya violencia. Mejor sin ETA, pero no se puede adoptar una postura contemplativa ante la persistencia y la tozudez de la banda”, censuró, al tiempo que insistió en que a ETA y a la izquierda abertzale, los vascos “no les deben nada”. “Estos años no han estado nunca en los procesos de construcción institucional y necesitan un tiempo de decantación”, concluyó.
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