Dios te llama en el Retiro
68 órdenes y congregaciones religiosas tratan de captar futuros sacerdotes y monjas
María Pera camina por el Retiro con una bandera de Argentina en una mano y un montón de folletos de órdenes religiosas en la otra. Pera tiene 20 años, estudia Agronomía en la Universidad Católica Argentina de Buenos Aires y ha llegado a España para ver al Papa en la Jornada Mundial de la Juventud. Cuenta que no está “cerrada” a hacerse monja. Por eso, “y por curiosidad”, se ha acercado esta mañana al parque madrileño, donde 68 órdenes y congregaciones tratan de captar vocaciones religiosas desde las casetas que normalmente ocupan los libreros.
Los expositores de la llamada “feria de la vocación” estarán abiertos hasta el sábado. Sus ocupantes trabajan a destajo. De diez a diez. No se para ni para comer. Allí están desde la Compañía de Jesús hasta los Legionarios de Cristo. La Iglesia sufre una crisis de vocaciones en Europa y no hay tiempo que perder. Desde mediados de los noventa, el número de religiosos ha caído en 25.000 personas en España (un 30% menos) y su edad media ronda ya los 70 años, según datos de la Confederación de Religiosos.
María Pera sigue caminando por el Retiro. De su cuello cuelga una medalla de la Virgen. El año pasado, explica, firmó “una alianza de amor con María”. “Es un intercambio de amores. Es entregar la vida a la Virgen”. Morena y simpática, la argentina cuenta que su vida es “un camino de búsqueda” en el que no se “cierra” a la vocación porque eso “sería estar en contra del plan de Dios”. “Si siento en el futuro la llamada, responderé”, adelanta. No tiene novio y no cree que hacerse monja suponga una renuncia a ser madre. “Teresa de Calcuta fue igual más madre que una madre de familia. No se puede comparar, pero no me digas que lo que hizo no es ser madre”.
La joven acaba de abandonar la caseta de la fraternidad Arca de María Totustuus. Como muchas otras órdenes, sus integrantes reparten a los peregrinos folletos en español, inglés, francés, italiano…
En el expositor de los Legionarios de Cristo, congregación fundada por Marcial Maciel, pederasta que tuvo hijos con varias mujeres y que Juan Pablo II quiso beatificar, un joven pregunta por las pulseras que regalan.
-Te doy una si haces una oración -le responde un legionario.
-¿Una oración? –pregunta el veinteañero, sorprendido.
-Sí, para fomentar las vocaciones.
Las “oraciones” se escriben en papelillos de colores que se cuelgan luego en las paredes de la caseta. Allí trabaja Luca Centomo, un “hermano” milanés de 26 años. Espera ordenarse sacerdote en unos años. Antes, si se cumplen sus planes, terminará el último curso de la carrera de Filosofía, escribirá una tesis doctoral y estudiará Teología.
“Han venido algunos chicos de Estados Unidos y de Italia para preguntar (por las vocaciones). Les damos un contacto de un sacerdote que viva en su zona”, explica el legionario, que reitera que su objetivo no es “captar” a nadie, sino informar y dar a conocer su orden.
“El proceso para ordenarse sacerdote es largo”, informa Centomo. “Para un joven que tiene todo no es fácil dejarlo todo. Como dijo Dios: si quieres tomar la cruz, cógela y sígueme”.
-¿Y cómo sabe uno si quiere tomar la cruz?
-Es un proceso de discernimiento. Primero hay que sentir la voz de Dios –responde-. Hemos editado una guía con consejos (titulada: Vocaciones… ¿Cómo me doy cuenta?). Uno tiene que ser honesto consigo mismo y con Dios. Para tener vocación también hay que tener cualidades. Una persona enferma que no pueda trabajar no puede ser sacerdote.
-¿Y la Iglesia no pierde vocaciones al rechazar la homosexualidad? –le preguntan entonces.
Centomo calla. Reflexiona. Su respuesta llega tras unos segundos: “Hay que ser prudente, pero eso no significa que tengamos que mentir. Podemos disentir en lo que es opinable, pero cuando digo que hoy es un día de sol, estoy diciendo una verdad”, asegura mientras mira al cielo, en el que la estrella brilla con fuerza. “Hay que reconocer que las conductas de los homosexuales no son naturales. Lo que es natural es lo escrito en el corazón del hombre: como no matar, como no hacer daño a los demás. Natural es estar con una mujer. Escríbelo: yo respeto a las personas homosexuales. Rezo por ellas".
El futuro sacerdote dice que fue duro “conocer la vida” real del fundador de su congregación. Maciel, que nació en 1920 y falleció en 2008, creó uno de los movimientos más exitosos del nuevo catolicismo. También, según admitieron los propios legionarios en marzo de 2010, abusó sexualmente de seminaristas y tuvo hijos. La organización, para muchos ultracatólica, pidió perdón a las víctimas y a aquellas personas que denunciaron y fueron durante años ignoradas. A pesar de todo, Centomo sostiene que no se perdieron “tantas vocaciones” y que se mantiene estable el número de creyentes que solicitan ordenarse en los Legionarios de Cristo. “Nos engañó, sí. Y se engañó a sí mismo. Pero yo no lo juzgo”, se despide antes de volver al trabajo.
La Congregación de la Resurrección tiene su expositor no muy lejos de ahí. Es una orden que se fundó en Francia en 1836. Sus miembros, la mayoría estadounidenses, viven en “comunidades”, según explica James Gibson, un sacerdote que nació en Chicago hace 58 años. Según cuenta, su congregación es tan desconocida en España que han instalado un puesto en el Retiro más para darse a conocer que para captar futuros religiosos. “El alquiler de la caseta nos ha costado unos 3.000 dólares (alrededor de 2.000 euros)”, explica. Entre risas, el padre Marcelo de Jesumaría agrega: “Es una inversión”.
A pocos metros, en la caseta de la Compañía de Jesús, el sacerdote Cristóbal Jiménez charla con unos jóvenes. Licenciado en Periodismo, Derecho y Teología, este jesuita de 42 años cree que el Retiro “no es el sitio” adecuado para captar vocaciones. “El estilo de la compañía no es el de cazar", asegura. "Si otros quieren hacerlo, que lo hagan”.
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