El perfecto político 2.0
Los partidos son conscientes de la importancia de las redes sociales pero no todos los candidatos hacen un buen uso de ellas
Barack Obama fue pionero en convertir Internet en un nuevo medio para transmitir su mensaje político. Su campaña a través de las redes sociales fue una de las claves de su éxito electoral. Cada vez son más los políticos que son conscientes del enorme potencial que tienen las redes sociales en su estrategia política. En las últimas elecciones municipales y autonómicas muchos de los aspirantes se han convertido en candidatos 2.0 y sus resultados electorales han sido bastante buenos en general.
Los partidos son conscientes de lo importante que es tener presencia en las redes sociales para su estrategia de comunicación. Sin embargo el uso que de ellas hacen todavía es muy desigual y depende, en muchos casos, de las necesidades, la personalidad y el conocimiento del medio de cada político.
Ludi García, directora de la agencia de relaciones públicas Ketchum Digital, responsable del estudio Utilidad de los medios sociales en los resultados electorales de mayo de 2011, explica que las redes sociales tendrán una importancia creciente en los próximos procesos electorales como un canal de comunicación adicional con los ciudadanos. “Los partidos tienen cada vez más en cuenta que es necesario disponer de una estrategia de comunicación 2.0 perfectamente organizada”.
Utilizar las redes sociales para comunicarse de forma activa con los votantes requiere cierta dedicación. “Los ciudadanos valoran la cercanía y la posibilidad de interacción con los políticos”, cuenta García. Los seguidores de las cuentas de Facebook o de Twitter de los políticos aprecian que sean constantes, contesten a los mensajes y que no desaparezcan de la red una vez que la campaña o las elecciones han finalizado. Algo que tras el 22-M hicieron, por ejemplo, el expresidente de Castilla la Mancha, José María Barreda, o la candidata a la presidencia de Aragón por el PSOE, Eva Almunia, -que comenzó su vida 2.0 nada más conocer que iba a ser la aspirante-. Tomás Gómez, el oponente de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid, muy activo en Twitter, también dejó de enviar mensajes tras las elecciones, aunque él advirtió a sus seguidores de que su cuenta estaría “varios días inactiva”.
Los políticos con presencia en redes sociales tampoco utilizan sus cuentas de la misma manera. Alberto Ruiz Gallardón o María Dolores de Cospedal las usan únicamente para transmitir mensajes políticos o avanzar actos y apenas actualizan sus perfiles durante el día.
Los políticos saben que tienen que dar el salto al 2.0 pero temen que la cercanía hacia el votante genere una disminución en la “calidad del debate político”
Otros, sin embargo, son muy activos a través de varios canales, como Facebook, Twitter o Youtube. Es el caso de los dos aspirantes a la presidencia de Extremadura, el socialista Guillermo Fernández Vara y el popular José Antonio Monago. Ambos son considerados por el estudio de Ketchum Digital como “un buen ejemplo del uso de las redes sociales”. Durante la campaña, el dirigente del PP publicó más de 1.300 tuits e interactuó de forma activa a través de todos sus perfiles hablando no solo de su programa electoral, sino de su vida e inquietudes personales. Vara también intenta responder a todas las peticiones de sus más de 7.000 seguidores de Twitter y de sus casi 5.000 amigos de Facebook. El presidente en funciones de Extremadura también publica entradas de su blog en sus perfiles para resolver dudas. Ayer mismo lo hizo para criticar que su rival y posible sustituto acudiese a Génova para pedir la “autorización” de Mariano Rajoy para cambiar su programa de Gobierno para contentar a Izquierda Unida.
Esperanza Aguirre, es, tras el lehendakari Patxi López, la política con más seguidores, 49.992 fans y 31.426 seguidores. A diferencia del dirigente socialista, ella no es quien gestiona directamente sus cuentas, lo hace un equipo que se encarga de actualizarlas diariamente. No responde personalmente a ninguno de los comentarios de los internautas.
Tener presencia en redes sociales no siempre es una garantía de éxito. El presidente de Valencia, Francisco Camps, no tiene ninguna cuenta y arrasó tras el 22-M, a diferencia del candidato del PSOE, Jorge Alarte, que tiene su muro de Facebook abierto.
Los políticos saben que tienen que dar el salto al 2.0 pero temen que la cercanía hacia el votante genere una disminución en la “calidad del debate político”. Esa interacción, según se desprende del estudio Democracia Digital, también les crea inseguridad por que puedan malinterpretarse sus mensajes. Es lo que le ocurrió al nuevo alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, muy activo en Facebook y Twitter, que ayer por error casi pasa por homófobo. En uno de sus tuits publicó @zoidoalcalde: "Puedes creértelo, yo soy homófobo. No se pone nada", en respuesta a la negativa a izar la bandera multicolor del orgullo gay en el Ayuntamiento. Su equipo pidió disculpas alegando que había olvidado el NO delante de homófobo.
García explica que las redes sociales pueden servir como herramienta para acercar el político al ciudadano. “En un momento en que según las encuestas están muy mal valorados por la sociedad, las redes sociales pueden dotarles de un perfil más humano y accesible para los ciudadanos, especialmente para la gente joven”.
Los últimos comicios han demostrado que los políticos 2.0 no han salido mal parados. Los principales candidatos para las elecciones generales de 2012 tendrán que tomar nota. Alfredo Pérez Rubalcaba no tiene perfiles en la red, salvo la web y el twitter del Ministerio del Interior, que solo da información oficial. Mariano Rajoy tampoco. En los próximos nueve meses deberían pensar más en la red que en los mítines. Angela Merkel, Nicolas Sarkozy o David Cameron ya lo han hecho.
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