El PSC propone un “pacto fiscal solidario” y “revisar” la relación con el PSOE
Los socialistas catalanes proponen revisar el pacto con el PSOE La ponencia marco deja abierto el ideario a la espera del congreso de octubre
El PSC inició ayer la cuenta atrás de su congreso de octubre en el que ha de renovar su dirección y su ideario. Al menos eso es lo que ha anunciado la dirección del partido, que ayer aprobó el borrador de la ponencia marco que se entregó a los miembros de la ejecutiva, en la que los socialistas defienden un “pacto fiscal solidario” cuando se revise el vigente sistema de financiación acordado en 2009.
Es la primera vez que el PSC se pronuncia, aunque con matices, a favor de una de las ofertas electorales estrella de CiU en las pasadas autonómicas, aunque los nacionalistas entienden el pacto fiscal como un concierto económico a la catalana del régimen que tiene el País Vasco.
Bajo el epígrafe de “renovar el compromiso nacional”, el PSC reivindica el desarrollo del estatuto y un “verdadero pacto federal” que permita la reforma de la Constitución para culminar el Estado de las autonomías. Eso implica una reforma del Senado y “el pleno reconocimiento del carácter plurinacional, pluricultural y plurilingüístico del Estado”, expresiones todas ellas que la izquierda catalana verbaliza desde hace años como un anhelo que, a la vez, provoca urticaria en buena parte del PSOE.
La ponencia asegura que la defensa de este pacto federal que reclama el PSC “ha de ser rotunda” dentro y fuera de Cataluña. Para ello, se hace necesario un acuerdo sobre sus contenidos con los socialistas españoles y su viabilidad se realizará “a través de la revisión del acuerdo” entre ambos partidos.
Esas declaraciones son probablemente los aspectos más concretos que contiene la ponencia aprobada ayer. Los miembros de la ejecutiva tienen ahora cinco días para presentar enmiendas, antes de que el texto sea aprobado por el consejo nacional del partido el próximo día 18. Después se iniciará la discusión en las agrupaciones, que podrán presentar enmiendas y a las que volverá la ponencia con las modificaciones. Ese será el documento final que vaya al XII congreso.
Desde algunos sectores del partido se insistió ayer en que la ponencia marco “es solo un guion” y que, dada la situación que atraviesa, era más que razonable que no se cerrara ninguna cuestión a la espera de lo que diga la militancia, las corrientes internas, los grupos de opinión y las redes sociales, en las que también se discutirá el documento.
La prueba más palpable de esa indefinición es que el texto ni siquiera se pronuncia sobre la histórica reclamación de un sector del PSC de exigir un grupo parlamentario propio en el Congreso. “Ni se plantea ni se descarta”, dijo ayer Miquel Iceta, portavoz socialista. “La ponencia no entorpecerá la discusión”, añadió. Y, ciertamente, los capítulos del documento en cuestión finalizan con la misma expresión: “propuesta abierta de temas a desarrollar”.
Y allí se enumera desde la relación federal con el PSOE, el PSC como laboratorio de ideas, una visión nueva del concepto de seguridad, el espacio público, los principios de la necesaria reforma fiscal, los nuevos sistemas de transporte colectivo, hasta el reto de la inmigración y los sistemas de rendimiento de cuentas a los ciudadanos. Otras de las cuestiones que quedan abiertas a discusión son la definición del modelo social, el liderazgo político, social y cultural alrededor del partido, una nueva identidad basada en valores y los jóvenes y el proyecto socialista.
Posiblemente el capítulo más autocrítico es el referido a la “cultura organizativa” del partido. En esa nueva etapa, el PSC se propone “crear las condiciones” para ser “más poroso y atractivo a todos aquellos sectores de la sociedad que pretendemos representar”. También se proponen “recuperar determinadas personas o colectivos sociales” y plantea la “necesidad imperiosa de ampliar el espectro de representación social”. En otro capítulo se aboga abiertamente por “abandonar la tendencia a convertir a los afiliados en meros espectadores” con el fin de que el partido sea atractivo para quienes pretende representar.
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