Gómez no teme a sus críticos
El líder del PSM relativiza su derrota comparándola con la del PSOE La purga de detractores en las filas socialistas le deja sin oposición interna real
Tomás Gómez no teme a sus críticos. Ni al partido. El secretario general del PSM controla todos los órganos del socialismo madrileño y su purga previa a sus detractores, ya en la confección de las listas, le dejan sin oposición interna real. Los portavoces de la disidencia "son simples militantes ahora, tan importantes como cualquiera de los 17.000 afiliados", describen en el entorno de Gómez. Un grupo ha firmado un manifiesto pidiendo un congreso extraordinario. Su cabeza más visible es el diputado César Giner, que ya se puso enfrente de Gómez mucho antes del proceso de primarias que ganó el exalcalde de Parla ante Trinidad Jiménez. "No son nadie y han llamado a personas importantes del PSM que les han colgado el teléfono", deslizan desde la cúpula, que se reivindica con una pregunta retórica. "Hemos sacado el peor resultado histórico ¿pero dónde en toda España no se ha dado un resultado igual o más desastroso?".
El contexto se alía con el propósito de Gómez de no dimitir. La debacle socialista ha sido generalizada en toda España. También han fracasado los tradicionales alcaldes con poder en el PSM, como Enrique Cascallana o Pedro Castro. Nadie puede presumir de buenos resultados y la cúpula del PSOE también se tambalea, con un proceso convulso a la vista. Suficientes problemas, explica un dirigente cercano a Gómez, tienen en la Ejecutiva Federal como para ponerse a moverle la silla a nadie en Madrid.
El núcleo que blinda a Gómez se escuda en que los resultados obtenidos en otras comunidades son peores aún que en Madrid y que, por esa regla de tres, deberían de dimitir todos. También en que Jaime Lissavetzky, candidato cercano a La Moncloa, sacó peores resultados que el propio Gómez en Madrid capital.
El próximo 5 de junio se reúne el Comité Regional para explicar y analizar los resultados con los militantes. Un mero trámite en el que, al margen de las voces disidentes que se escuchen, no peligra en absoluto la posición de Gómez.
Un grupo de disidentes pide un congreso extraordinario
"Ha sido una gran decepción. Está anclado en un discurso marginal y ha condenado al partido a ser un partidillo. Habrá bajado poco, pero es que partía ya de un resultado nefasto", insisten desde los sectores críticos, cuya fortaleza real solo se apoya en los antiguos residuos de las personas ligadas al anterior secretario general, Rafael Simancas. Este sector sí tiene cierta influencia en la formación nacional. Pero los antiguos diputados purgados tienen muy poca representatividad orgánica.
Otro pequeño grupo considera que hay que dar la batalla por Madrid cuando se haya despejado el panorama en España. Para estos críticos con la gestión de Gómez, "el partido se volverá a fracturar cuando haya que apoyar a uno u otro candidato en las primarias del PSOE". Este grupo considera que los errores estratégicos de Gómez han sido constantes y subrayan como uno de los más relevantes "tener de número dos a una condenada [en referencia a Trinidad Rollán, antigua alcaldesa de Torrejón, el pueblo en el que el PSM ha perdido más apoyo popular de toda la región]".
Precisamente, uno de los discursos recurrentes de Tomás Gómez es el del peso que su partido puede tener en el proceso de sustitución de Zapatero. Sin embargo, según sus críticos, ese momento puede ser el propicio para que le estalle el polvorín al actual secretario general. En cualquier caso, ese es un escenario con el que Gómez no cuenta en absoluto.
Tomás Gómez está convocado mañana a la reunión con Zapatero de los líderes regionales. La posición de Callao es de cautela ante las opciones de cambio inmediatas. El PSM no urgirá a decisiones drásticas.
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