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El Movimiento 15-M llega a Ciudad de México

"Aquí-allá, el sol saldrá", grita el centenar de personas concentrado ante la Embajada española

Lo que más quisieran es estar desde hace días en la Puerta del Sol madrileña. Trabajo, estudios, dinero u otros motivos les impiden cruzar el Atlántico así como así. ¿Qué hacer? La pregunta de Lenin rebotaba durante los últimos días en los perfiles de Facebook de los españoles-mexicanos. El viernes por la tarde lo tuvieron claro: llevar la protesta a México.

“Estamos aquí montando nuestra pequeña Puerta del Sol”, contaba uno por móvil. El “aquí” en este caso es la exclusiva colonia Polanco, donde se encuentra la sede diplomática española, frente a la cual un centenar de personas empezó a congregarse desde el mediodía para gritar a sus paisanos: “Aquí-allá, el sol saldrá. Aquí-allá, el sol saldrá”.

Hay jóvenes y viejos; hay solteros y parejas con bebés. Pero sobre todo hay sonrisas. Les mueve el hartazgo de un sistema que no da respuestas y al que ellos reclaman, sin embargo, con humor y gracia. Alguien desenfunda una guitarra pero nadie atina a proponer el tema unificador. Un mexicano de unos 60 años de edad, que se dirigía a un homenaje por el natalicio de Lázaro Cárdenas, pide el instrumento y atina a la primera: no hay quien no entone Cantares, de Serrat. 

Además de las ya clásicas “que no, que no, que no nos representan”, “lo llaman democracia y no lo es”, “poco pan para tanto chorizo” y “un bote, dos botes, banquero el que no bote”, la acampada mexicana toma de esta tierra las consignas “el pueblo se cansa de tanta pinche transa” y “hasta la madre, estamos hasta la madre”.

Entre los asistentes se encontraba el escritor Paco Ignacio Taibo II, tres veces premio internacional Dashiell Hammett a la mejor novela policiaca en idioma español. “Esta protesta tiene un sustento muy potente. No puedes pretender que la crisis la paguen los ciudadanos. Es una mecánica perversa. Era inevitable la reacción y es afortunada”.

A lo largo de las horas iban y venían manifestantes. “No son muchos ni son pocos, cada persona cuenta”, comentó Laura González, una de las pocas caras que uno encontraba al preguntarse por algún organizador. Atrás de ella, un chaval mueve un ordenador portátil y explica que está transmitiendo en streaming la #acampadamexicana. Le responden con un grito alegre a la pequeña pantalla, dirigido a Puerta del Sol: “No están solos, no están solos”.

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