Rajoy critica que Bildu se presente a las elecciones sin citar culpables
Lamenta que los 'abertzales' estén en el 22-M aunque prefiere no señalar a jueces y Gobierno Zapatero pide el voto porque "está en juego el Estado de bienestar"
La crisis económica ha tenido un inesperado efecto sobre la política española: las diferencias entre los dos grandes partidos tienden a reducirse. De hecho, la campaña apenas está dominada por un choque de programas electorales, aunque José Luis Rodríguez Zapatero intenta a toda costa convencer a su electorado de que ambos partidos son muy distintos. Ayer, en Baleares, el presidente pidió el voto para el PSOE porque "está en juego el Estado de bienestar", ya que él está convencido de que el PP haría muchos más recortes.
Es precisamente lo contrario de lo que busca Mariano Rajoy, que todos los días insiste en que no es tiempo de ideologías, sino de gestión. Es ahí, en la confusión del centro -su lema de campaña es Centrados en ti- donde el PP quiere pescar. El CIS, en sus encuestas para las generales, no en las autonómicas, le dice que al menos un 10% de votantes del PSOE tienen intenciones de pasarse al PP. Un millón largo de personas. Y es eso, sumado a la desmovilización de la izquierda, lo que le hace estar tan tranquilo a Rajoy. Y lo que preocupa a los socialistas.
Pero todo ese trabajo se puede venir abajo si el PP se pasa de frenada. Ya le sucedió en 2008. Así que el líder juega a un doble discurso: por un lado manda a sus segundos a ser duros, mientras él se cuida. Ayer, después de siete días de silencio, habló de Bildu, asunto sensible para su público y el de enfrente, y lo hizo con muchísima cautela.
Todo estaba medido y enlatado. Rajoy no acepta preguntas en toda la campaña precisamente para no decir algo que no esté totalmente controlado, diseñado y supervisado por sus asesores. Para no salirse del guion. Cada palabra parecía medida para, por un lado, contentar o al menos aplacar a la derecha de la derecha -molesta por su tibieza- y a las víctimas -que hoy han convocado una manifestación en Madrid- y, por otro, para no dar miedo, no enfadar a nadie.
Rajoy criticó la presencia de Bildu en las elecciones, pero no citó culpables, ni los jueces, ni el Gobierno, al contrario de lo que han hecho otros líderes del PP no controlables por Rajoy, como José María Aznar o Esperanza Aguirre, y sí controlables, como Esteban González Pons o Antonio Basagoiti. Escuchando a Rajoy, parecía que la presencia de Bildu es como un error sin responsables.
Sobre todo quiso tranquilizar a su mundo: "El PP va a estar en su sitio. El Gobierno sabe bien para qué puede contar con nosotros y para qué no. Que nadie se desanime por los contratiempos de la lucha antiterrorista, y mucho menos las víctimas. El Estado de derecho gana siempre".
El Gobierno sabe para qué puede contar con nosotros y para qué no
"No nos gusta que Bildu esté en las elecciones", aseguró Rajoy en Vitoria, en una comida-mitin con 800 personas que gritaban "Bildu fuera". "Bildu es una coalición a la que apoyan Otegi o el hombre de la foto, que nunca han condenado a ETA y sus más de 800 asesinatos", remató.
Ese cuidado que mantiene Rajoy para no generar rechazo también lo suele buscar Basagoiti, aunque el miércoles saltó. Él saca el asunto de Bildu solo cuando pasan cosas, como el día de la foto, pero no es su eje de campaña. Prefiere hablar de economía. El PP cree que el asunto de Bildu hace daño al PSOE, y los socialistas también están preocupados, pero los populares temen aún más a sus habituales pasadas de frenadas. El PP lleva 10 años perdiendo votos en municipales en el País Vasco, y por primera vez puede ganarlos. Por eso fue muy significativo en Vitoria el respaldo explícito que Rajoy dio no solo a la política de Basagoiti sino al pacto con el PSE, teniendo en cuenta que en la sala había personas como Carlos Iturgaiz, expresidente del PP vasco, que ha pedido expresamente, como Jaime Mayor -que no estaba-, que se rompa ese pacto como consecuencia de la presencia de Bildu en las elecciones.
El PP lleva 10 años perdiendo votos en municipales en el País Vasco, y por primera vez puede ganarlos
La jornada electoral fue extraña, porque vivió la resaca de la interrupción por el terremoto de Lorca. José Luis Rodríguez Zapatero, de hecho, pasó allí buena parte del día y asistió al funeral. Rajoy no. Pero aún coleó la polémica por su visita del día anterior. El PP publicitó en su web las imágenes y fotografías del líder con niños afectados por los derrumbes. Y las puso en Facebook. Los ministros Rubalcaba y Chacón evitaron cualquier fotografía de ese tipo. Gaspar Zarrías, mano derecha de Manuel Chaves, criticó a Rajoy: "Si alguien intenta arañar algún voto y hacer un publirreportaje sobre el dolor de la gente, me parece una indignidad". Juan Manuel Moreno, responsable de Política Local del PP, le llamó "mezquino". La batalla por debajo de los líderes suele ser aún más encarnizada.
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