_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El tiempo, el clima y el riesgo del partidismo

Se sabe antes la opinión de los partidos que la de los expertos, porque nos hemos acostumbrado a explicar la política como se explica el fútbol

El portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, durante la rueda de prensa que ha ofrecido este martes en la Cámara Baja.
El portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, durante la rueda de prensa que ha ofrecido este martes en la Cámara Baja.ZIPI ARAGON (EFE)
José Luis Sastre

En una de mis primeras mañanas en el Congreso, me acerqué micrófono en ristre a un dirigente político que andaba por los pasillos de la Cámara. Se acababa de publicar una encuesta sobre la que opinarían todos los partidos y pensé que aquella voz podía aportar alguna declaración de interés. En un arrebato de sinceridad, el hombre me reconoció que aún no había tenido tiempo para mirar el sondeo y yo opté por bajar el micrófono y marcharme. “Espera”, me dijo él, en vista de mi retirada. “Yo te hago un corte”, que es como llamamos en la radio a las declaraciones que emitimos luego. El hombre, en efecto, me hizo un corte. Habló del tema del día, sin necesidad de decir nada.

Desde hace un tiempo, hemos dejado confundir el debate público con el debate partidista. Existen miles de diferencias entre una cosa y la otra, pero hay una diferencia más obvia que las demás: la visión partidista mide sus resultados al momento, a través de encuestas diarias y, en su caso, de las sucesivas convocatorias electorales. En cambio, el debate público solo mide sus efectos a largo plazo.

Por entendernos, el debate partidista es el tiempo: hay jornadas soleadas y hay jornadas de nubes y tormentas; pero no se mira más que el día a día. El debate público es el clima: solo con un poco de perspectiva podrá comprobarse su calentamiento o su degradación. Aquí miramos el tiempo todo el rato. Aquí se habla mucho de los famosos trackings y de la intención de voto.

Los portavoces opinan al momento de cualquier asunto, con una rapidez asombrosa para que organizaciones tan complejas como los partidos, a los que se presume un debate ideológico, puedan fijar una posición política. Sin embargo, es lo que hacen. En verdad, esa rapidez es la que les exigimos los medios de comunicación, en una maquinaria que penaliza el silencio y tritura las noticias a gran velocidad: si tardan mucho en fijar posición, puede que deje de interesar.

Se sabe antes la opinión de los partidos que de los expertos, señal de lo mucho que nos interesa el tiempo y lo relegado que tenemos el clima. Porque el clima es complejo y el tiempo es más sencillo: es inmediato. Se exige opinión de todo al momento y se subraya a quien discrepe por si eso le aproxima al rival o al adversario, porque nos hemos acostumbrado a explicar la política como se explica el fútbol: si uno es de un equipo se da por hecho que asume la bufanda, la camiseta y todo su ideario.

Existen algunas polémicas que vuelven las mañanas lluviosas y de tormenta. En este país de sequías, algunas semanas no parece que vaya a escampar nunca. Los expertos, sin embargo, avisan de que el peligro real está en el cambio climático, porque tras la hojarasca de los días el mundo avanza hacia sociedades más polarizadas a la velocidad que marca la inteligencia artificial. El debate no será ya entre izquierdas y derechas, sino entre democracias y autoritarismos. Quizá la visión partidista alcance para afrontar un dilema de esa magnitud, pero cualquier pronóstico diría que con eso nos quedaremos cortos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Luis Sastre
José Luis Sastre (Alberic, 1983) es licenciado en Periodismo por la UAB con premio Extraordinario. Ha sido redactor, editor, corresponsal político y presentador en la Cadena SER. Creador de varios podcasts, actualmente copresenta Sastre y Maldonado. Es subdirector de Hoy por Hoy y columnista en EL PAÍS. Autor de Las frases robadas (Plaza y Janés).
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_