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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Finlandia vira a la derecha

El buen resultado electoral de la socialdemócrata Sanna Marin no logra impedir la alianza de las derechas, incluida la ultra, para gobernar el país

Petteri Orpo en Helsinki, detrás, desde la izquierda, la líder del Partido de los Finlandeses, Riikka Purra
El líder de Coalición Nacional, Petteri Orpo, anuncia el proyecto de coalición de derechas el pasado 27 de abril en el Parlamento de Finlandia.Heikki Saukkomaa (AP)
El País

Los cuatro partidos de la derecha finlandesa en el nuevo Parlamento salido de las elecciones de principios de mes iniciarán esta semana negociaciones para formar Gobierno. Coalición Nacional, la formación conservadora que ganó de forma muy ajustada, anunció el jueves su intención de gobernar los próximos años con la ultraderecha como socio principal, desechando la posibilidad de sumar fuerzas con los socialdemócratas en un Ejecutivo de amplio espectro. Tras la etapa progresista encabezada por Sanna Marin, Finlandia va camino de emular a la vecina Suecia y consolidar un viraje a la derecha sin parangón en lo que fueron referentes históricos de la socialdemocracia en Europa. Las negociaciones con el ultraderechista Partido de los Finlandeses, los cristianodemócratas y el Partido Popular Sueco de Finlandia no se prevén sencillas. Las propuestas radicales de Los Finlandeses en materia de inmigración y derecho al asilo, en política medioambiental, o en relación con la UE, cuentan con detractores en las tres formaciones de la derecha tradicional.

Los socialdemócratas mejoraron sus resultados respecto a 2019, pero no lo suficiente como para mantenerse al frente del Ejecutivo, pese a los altos niveles de popularidad alcanzados por la socialdemócrata Marin y una proyección internacional poco habitual entre los políticos finlandeses. Su buena gestión de la pandemia, su firmeza en el proceso de adhesión a la OTAN —formalizado hace unas semanas— y su resistencia ante las críticas de parte de la opinión pública a su liderazgo moderno y poco artificioso no fueron suficientes. Tanto los conservadores como la extrema derecha superaron por un estrecho margen al partido de Marin. Tras casi un mes de contactos preliminares, el líder conservador Petteri Orpo, que ha convertido la reducción del gasto público en su caballo de batalla, optó finalmente por tratar de llegar a un acuerdo con el Partido de los Finlandeses —formación “abiertamente racista”, según Marin— antes que pactar con los socialdemócratas. La fórmula funcionó durante los años ochenta y noventa, y hubiera resultado relativamente sencillo sumar hoy a los cristianodemócratas, a los representantes de la minoría de habla sueca o a alguna de las formaciones de izquierdas que han gobernado en coalición estos últimos años con el Partido Socialdemócrata.

Finlandia se encuentra en vísperas de alumbrar sl Gobierno más derechista de su historia y consecuentemente Marin no ha ocultado su temor a que sean los sectores más débiles de la sociedad quienes sufran de forma directa las consecuencias de los recortes de gasto público que promueve Orpo. Coalición Nacional y Los Finlandeses gobernaron juntos entre 2015 y 2017, en un Ejecutivo liderado por el Partido del Centro, que en esta ocasión ha descartado sumar sus escaños a los de las principales formaciones de la derecha. De consolidarse este viraje anunciado, el nuevo Gobierno finlandés tendrá una clara sintonía con el de Suecia, donde conservadores, liberales y cristianodemócratas gobiernan desde el pasado otoño con el decisivo apoyo parlamentario de la ultraderecha.

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