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ANATOMÍA DE TWITTER
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Perdón por nada, literalmente

Movistar se ha disculpado por algo que no ha ocurrido

Jaime Rubio Hancock
David Broncano, presentador de 'La Resistencia', durante un programa.
David Broncano, presentador de 'La Resistencia', durante un programa.

Hay miles de motivos para disculparse. Y casi todos son buenos. Uno puede pedir perdón por algo que ha hecho, por algo que debería haber hecho, por ahorrarse una discusión… Yo me disculpo incluso cuando me pisan en el metro. También es culpa mía: tendríamos que estar todos teletrabajando y no molestando a los demás. Lo que no tengo tan claro es si tiene sentido disculparse por algo que no ha ocurrido.

Comencemos por el principio: La Gaceta, en una noticia ya borrada, aseguraba este martes que “el programa de Broncano” se había reído del atropello y la muerte de una niña de seis años en una escena emitida la misma noche del accidente. Si uno supera el susto y le echa un vistazo al sketch de La Resistencia, puede comprobar que no hay mucha relación entre una cosa y otra, aparte de la que cualquiera pueda inventarse.

Para empezar, la broma no es sobre atropellos, sino sobre métodos pedagógicos más o menos modernos. La única semejanza es el nombre del colegio inventado, que es el Hayedo de Montealto, similar a Fomento Montealto, donde tuvo lugar el accidente. A esto hay que añadir la aclaración que dio el propio David Broncano en Twitter este miércoles: el programa se grabó antes del atropello. Broncano citaba un tuit de Hermann Tertsch, eurodiputado de Vox, y denunciaba la manipulación que se había hecho de la escena y de la tragedia con “fines políticos”.

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Aun así, el titular y el sketch se compartían y comentaban con horror, entre tuits que echaban en cara a Broncano su mal gusto, por decirlo suavemente. Se ponía en marcha lo que Andrés Barba, autor de La risa caníbal, llama “el teatro de la ofensa”. Cientos de tuiteros pedían las sales y se desmayaban sobre chaise longues, dejando claro que estaban en el bando de los buenos y con independencia de si estaban ofendidos de verdad o si se habían enfadado por algo que solo había ocurrido en su imaginación.

Después de la respuesta de Broncano, La Gaceta borró la noticia y Tertsch borró su tuit. Pero los impermeables no cambiaron de opinión sobre la escena y, como mucho, adaptaron sus acusaciones a las circunstancias: ¿y por qué no editaron el programa antes de emitirlo? ¿Y por qué había un tuit publicado la mañana siguiente al accidente? ¿Alguien puede confirmar si en La Resistencia tienen una máquina del tiempo? Lo importante era seguir haciendo ruido en redes y ninguna explicación servía para desmentir lo que les parecía obvio: algo habrá hecho Broncano, que tiene pinta de rojo. Y si no lo ha hecho, lo estaba pensando muy fuerte.

Por la noche llegó el remate: Movistar+, la plataforma donde se emite el programa, se disculpó en Twitter. Pero sin disculparse. Eran dos mensajes que parecían escritos por 3.700 abogados en un perfecto legalés. Con un exceso de precaución que rozaba el pánico, la empresa lamentaba “el tratamiento de un asunto, que conectado con la tragedia ocurrida la semana pasada a las puertas de un colegio de Madrid, ha herido extraordinariamente la sensibilidad de numerosas personas”. Pero también aseguraba que “la intención que motivó el vídeo mostrado en uno de nuestros programas no tiene relación alguna con un hecho tan doloroso”.

Es decir, Movistar+ pedía disculpas por algo que aseguraba que no había ocurrido. Como apuntaban muchos tuiteros, la empresa estaba pidiendo perdón por el hecho de que La Resistencia fuera víctima de un bulo. Lo que al final viene a ser como si Antena 3 se disculpara por lo de Ricky Martin y la mermelada. No ocurrió, pero ¿y si llega a pasar? Habría sido espantoso.

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Sobre la firma

Jaime Rubio Hancock
Editor de boletines de EL PAÍS y columnista en Anatomía de Twitter. Antes pasó por Verne, donde escribió sobre redes sociales, filosofía y humor, entre otros temas. Es autor de los ensayos '¿Está bien pegar a un nazi?' y 'El gran libro del humor español', además de la novela 'El informe Penkse', premio La Llama de narrativa de humor.

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