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Columna
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Acuerdos y debates inaplazables

España tiene un sistema tributario obsoleto, con escasa capacidad de ingreso y alta facilidad para el fraude

Mariola Urrea Corres
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una intervención en el Congreso en mayo.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una intervención en el Congreso en mayo.Ignacio Gil / Pool (Europa Press)

Todos los participantes en los debates que permitieron aprobar en julio el Plan de Rescate elaborado por la Comisión Europea fueron conscientes del avance significativo que representaba. De hecho, por primera vez en la historia de la construcción europea se autorizaba a la Comisión a adquirir en el mercado de capitales empréstitos encaminados a recuperar y fortalecer las economías de los Estados. Los líderes europeos también supieron entonces que consensuar el citado acuerdo postergaba debates necesarios en la consolidación de la Unión Europea para los que, sin embargo, todavía no hay consenso. Es el caso del necesario incremento de los recursos propios de la Unión o de la consecución de una mayor armonización fiscal entre los Estados miembros. A nadie se le oculta que en ambos casos se trata de cuestiones extremadamente sensibles sobre las que los Estados mantienen posiciones antagónicas que dificultan la necesaria unanimidad exigida por los Tratados.

Pues bien, algo parecido a lo que ocurre en Europa con esos debates necesarios, pero indefinidamente aplazados por la necesidad de preservar un acuerdo, puede pasar en España. Vamos primero con el potencial acuerdo. Qué duda cabe que la urgencia más significativa que tenemos como país es aprobar unos Presupuestos que respondan a las necesidades extraordinarias que impone la pandemia. Sin discutir ahora si la mayoría de la investidura podría estar dispuesta, en último extremo, a apoyar la previsión de ingresos y la autorización de gastos del borrador que presente el ejecutivo, me parece más interesante resaltar ahora lo que de positivo tiene para nuestro clima político la voluntad de negociar y acordar que ha expresado un partido perteneciente a un bloque ajeno a la investidura. Al margen de si tal apoyo pueda finalmente facilitar la aprobación de las cuentas públicas, la mera voluntad de participar en la negociación representa, sin duda, una acción política inteligente y de utilidad, que merece ser valorada positivamente.

Con todo, el reparo del momento está, a mi entender, en los condicionantes que se puedan formular de partida. Así, Inés Arrimadas ha declarado como inasumible cualquier subida de impuestos como las que pretendidamente sugiere Podemos. Sin negar legitimidad a las propuestas políticas de Ciudadanos, sí resultaría importante que tales posicionamientos no impidieran un debate serio sobre nuestro sistema impositivo. En este sentido, más allá de los condicionantes de oportunidad que imponga al respecto la pandemia, es pertinente recordar que España dispone de un sistema tributario obsoleto que suma, a la escasa capacidad de ingreso, una alta facilidad para el fraude, además de un deterioro sostenido de la progresividad que exige nuestra Constitución. Todo ello sin mencionar la creciente asimetría fiscal entre comunidades que favorece una competencia desleal entre territorios que amenaza con quebrar el modelo. Lo dicho. Hay espacios de negociación interesantes como el que puede representar Ciudadanos que, sin embargo, no debería limitar debates de calado como el de la fiscalidad que, nos guste o no, resultan difícilmente aplazables en España. Con o sin pandemia.

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Sobre la firma

Mariola Urrea Corres
Doctora en Derecho, PDD en Economía y Finanzas Sostenibles. Profesora de Derecho Internacional y de la Unión Europea en la Universidad de La Rioja, con experiencia en gestión universitaria. Ha recibido el Premio García Goyena y el Premio Landaburu por trabajos de investigación. Es analista en Hoy por hoy (Cadena SER) y columnista en EL PAÍS.

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