_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Libertario

¿Qué pensaría Thomas Szasz de la reclusión obligada como remedio al coronavirus?

Fernando Savater
Un balcón con carteles en inglés y español animando al confinamiento en Madrid.
Un balcón con carteles en inglés y español animando al confinamiento en Madrid.MARISCAL (EFE)

Tengo mis libros repartidos entre dos casas y estoy acostumbrado a que el que necesito esté siempre en la otra. Pero ahora no puedo ir a buscarlo: ése es el peor castigo de este encierro. Llevo varios días añorando las obras del doctor Thomas Szasz, aquel psiquiatra húngaro profesor en Syracuse al que traté un solo día (gracias a Antonio Escohotado, que lo invitó a España) y que me dejó una imborrable impresión de rara agudeza y coraje intelectual. Szasz escribió contra el mito de la enfermedad mental (si es enfermedad no es mental, lo mismo que si vemos malos programas de televisión no es porque nuestro receptor esté estropeado) y a favor de nuestro derecho a usar las drogas que otros quieren prohibir. Pero sobre todo su obra es una encendida defensa de la libre autonomía personal como blasón de la dignidad humana. Quien se respeta a sí mismo, repite Szasz de mil maneras, “la considera no negociable y no la cambia ni por la salud ni por la riqueza ni por nada”. El empeño del Estado, ese ogro filantrópico, es lograr que renunciemos a la autonomía personal para disfrutar de su protección sin sentirnos responsables, es decir culpables o amenazados... por nosotros mismos. Del Estado policial de los colectivismos vamos pasando al Estado Clínico democrático, que no impone la ideología sino la curación.

¿Qué pensaría Szasz de la reclusión obligada como remedio a la covid-19? ¿La consideraría la ocasión soñada para el triunfo definitivo del Estado Clínico o una medida que favorece los abusos pero es inevitable ante la dificultad de tanta gente para gestionar su libertad sin dañar a los demás? ¿Se habría quedado en casa el doctor Szasz, aunque desde luego sin aplaudir en el balcón?

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_