Un recorte del gasto y una deuda de 50,2% del PIB: así perfila Hacienda el arranque económico del próximo Gobierno

La austeridad que ha presumido el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador durante su mandato, será una consigna obligada para la próxima Administración si desean llegar a la meta de reducir a la mitad el déficit presupuestario del país. El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, ha delineado en los Precriterios de Política Económica 2025 un escenario con un ajuste a la baja de 833.664 millones de pesos en el gasto programable pagado, respecto a lo estimado este año, equivalente a una reducción del 12% en el gasto de 2024. Este pronunciado recorte va en sintonía con el objetivo de disminuir a 2,5% del PIB el déficit presupuestario desde el 5% con el que cerrará este año, su nivel más alto desde 1988.

Sin una reforma fiscal a la vista y con el blindaje en los programas sociales, los analistas anticipan que este ajuste a la baja en el desembolso público implicará menos gasto en obra pública en el arranque del siguiente Gobierno. La pregunta ahora será si el siguiente Gobierno estará dispuesto a seguir la hoja de ruta marcada por Hacienda y si es así, en qué áreas de la Administración reducirán su gasto. En su documento presupuestario preliminar, la dependencia federal hace hincapié en que este recorte no afectará los compromisos de gasto social ni impactará la provisión de servicios públicos ni el pago de obligaciones legales o contractuales.

“En el caso de la política de gasto, en lo que resta de 2024, esta se mantendrá orientada a la culminación de obras de infraestructura iniciadas en 2019 y a la provisión de múltiples programas sociales. No obstante, para 2025, se estima una consolidación fiscal con un menor gasto, como resultado de una disminución del costo financiero asociado a un entorno de menores tasas de interés y un menor gasto programable que excluye gasto no recurrente previsto en 2024″, refiere el documento.

De acuerdo con los estimados de Hacienda, para 2025 México contará con un incremento de 44.000 millones de pesos en ingresos presupuestarios, respecto al cierre de este año. Al interior, los ingresos provenientes de impuestos crecerán 3% en 2025 para rebasar los 5,3 billones de pesos. Por el contrario, se prevé una caída de los recursos petroleros del 13,5% derivado de menos exportaciones de crudo y un descenso en la cotización de la mezcla mexicana de 71,2 a 58,4 dólares.

La deuda mexicana cerrará 2024 en 50,2% del Producto Interno Bruto (PIB) —equivalente a 18,16 billones de pesos— un nivel con el que se prevé cerrará este año y ligeramente encima de los pronósticos iniciales de 48,8%. Pese al leve incremento, Hacienda defiende que la posición fiscal de México continúa comparándose favorablemente respecto a otras economías emergentes y de América Latina. Además, Hacienda espera que la economía mexicana crezca entre 2,5% y 3% este año y se desacelere en 2025 con un alza estimada de entre 2% y 3%.

James Salazar, subdirector de Análisis en CI Banco, reconoce que difícilmente cualquier nueva Administración aceptaría un recorte en el gasto de esa magnitud. “Esos ajustes no se han visto desde las primeras grandes caídas en el precio del petróleo en 2007 y ahora habría que ver de dónde vas a meter tijera, luce muy complicado, pero también lo tienen que hacer para que los niveles de deuda como nivel de deuda no se suban más. El siguiente Gobierno entrará con mayores dificultades y con menor margen que su antecesor”, apunta.

El especialista añade a esta carrera de obstáculos para 2025 la proyección de una desaceleración en la actividad económica, con niveles del 2% a 3%, lo que supondría menos recaudación por impuestos. Bajo este panorama, Salazar, el camino más sencillo y rápido para reducir el gasto es en obra pública, pero eso implicaría que el nuevo Gobierno no tendrá margen de maniobra para hacer grandes infraestructuras. Las proyecciones de CI Banco apuntan a que en 2025 México logrará un déficit presupuestario del 3,8% del PIB.

Gabriela Siller, directora de análisis económico de Banco Base, explica que el nivel de deuda, al filo del 50% del PIB, supone un riesgo para la economía mexicana, debido a que las agencias calificadoras podrían hacer cambios en la perspectiva de la calificación crediticia de la deuda soberana de México. Además, los altos déficits generan presiones inflacionarias y altas tasas de interés.

Los expertos coinciden en que, de no reducir el déficit presupuestario, el próximo Gobierno se verá obligado a incurrir en más deuda y, esto a su vez, pondrá en riesgo la calificación soberana del país.

Con la entrega de los Precriterios de Política Económica 2025, comienza un proceso que culminará con la aprobación del primer Presupuesto de Egresos de la Federación de la próxima Administración, que tomará posesión el próximo 1 de octubre. En este documento preliminar, el actual Gobierno aún deja sentir su sello al priorizar el gasto social y los programas estrella de este sexenio como las Pensiones del Bienestar y las Becas a Estudiantes. La interrogante planea sobre la habilidad que tendrá el siguiente Gobierno para cumplir al unísono con un mayor desembolso de esas iniciativas, sin recurrir en más deuda y déficit presupuestario.

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