Cuevas, Sheinbaum y una “guerra” que va de las tragedias a las clases sociales
En la vida política mexicana, no son inusuales los roces entre gobernadores y alcaldes, pero la batalla abierta en Ciudad de México excede cualquier pleito de su mismo categoría
En la vida política mexicana, no son inusuales los roces entre gobernadores y alcaldes, si es que unos y otros representan a distintos partidos o, incluso, en ocasiones, a facciones enfrentadas en un mismo movimiento. Pero la guerra abierta que sostienen, hace meses, Sandra Cuevas, titular de la Alcaldía Cuahutémoc, y Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, excede cualquier pleito de su mismo categoría.
Existe una clara desproporción de fuerzas entre las contendientes, pero una característica en común: la eterna controversia. En una esquina, Sheinbaum carga con el peso de administrar la capital y, a la vez, la mayor área metropolitana del país, aunque con el apoyo claro del presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien, según muchos, tiene todas las cartas para intentar suceder en las próximas elecciones de 2024. El desempeño de Sheinbaum, marcado por su perpetua disciplina ante el discurso presidencial, los estragos de la epidemia de Covid-19 entre la población, la decadencia y abandono de los servicios públicos (tragedias en el Metro incluidas) y la obsesión con posicionarse de cara a la candidatura presidencial, ha sido muy criticado y polariza a la opinión ciudadana.
En la otra esquina también se cuecen habas. Cuevas, de reciente militancia perredista, llegó a su puesto impulsada por la alianza del PRD, PAN y PRI. Antes de tomar el cargo, fue una funcionaria más bien menor, con puestos medios en el Servicio de Administración Tributaria y la Secretaría de Relaciones Exteriores, y con algunos proyectos empresariales. Pero, a partir de su ascenso a alcaldesa, brincó a los reflectores. Primero, por ser, una de las más empecinadas opositoras al gobierno morenista en la Ciudad de México, junto con Lía Limón, su colega de la alcaldía Álvaro Obregón. Segundo, porque su “estilo personal de gobernar”, por citar la frase de Daniel Cosío Villegas, saca chispas en una ciudad en la que la desigualdad brinca en cada esquina y el clasismo es un mal cotidiano.
Frases como “yo fui pobre y a mí no me gustan los pobres […], apuesto por una economía de ricos”, expresadas en un programa conducido por el publicista Carlos Alazraki, la metieron de lleno en un pantano de críticas. Según cifras de Coneval, el 30% por ciento de los habitantes de la capital se encuentran en situación de pobreza. Tampoco ayudan a diluir la imagen de desdén por los sectores poco favorecidos acciones como arrojar desde las ventanas de sus oficinas billetes de quinientos pesos adheridos a pelotas de plástico para tratar de abortar una protesta en su contra.
El episodio más reciente en su rosario de polémicas se produjo este viernes, cuando Cuevas arremetió contra el nivel educativo de los militantes de Morena, comenzando por el del presidente, cuyo currículo académico contrastó con el suyo, reivindicando haber cursado dos maestrías y ser doctorante en otro posgrado más. Su molestia estaba azuzada por el cateo que la Contraloría General de la CDMX realizó en las oficinas de la alcaldía, en el que encontraron 13 paquetes de volantes con propaganda en contra de la gestión de Claudia Sheinbaum, a la que se acusa de haber convertido a la ciudad “en tragedia”, debido las muertes registradas en los diversos percances en el Metro, entre otros incidentes, incluida la caída durante el sismo de 2017 del colegio Rébsamen, en la alcaldía Tlalpan, de la que era titular la actual Jefa de Gobierno, que se encontraba en funcionamiento a pesar de diversas anomalías en su construcción.
Algunos opinan que Cuevas forma parte del círculo del Senador morenista Ricardo Monreal, enfrentado con Sheinbaum por sus propias aspiraciones de alcanzar la candidatura presidencial oficialista. Otros ven a Cuevas como una líder opositora a la que el gobierno de la ciudad pretende machacar. Lo cierto es que la política de comunicación de la alcaldesa, con sus mensajes socialmente controversiales, no parece la más conveniente para crecer en la política mexicana.
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