Los migrantes en la frontera se debaten entre regresar a su país o quedarse en México: “Aquí tienes más oportunidades”
Las deportaciones durante los primeros días de Donald Trump como presidente continúan a un ritmo usual a la espera de que se incrementen en los próximos días
Los migrantes que han quedado atrapados en la frontera entre México y Estados Unidos siguen teniendo muchas preguntas, pero nadie les responde. “Perdone, ¿usted sabe si las autoridades han dicho algo más de la CBP One?”, pregunta un hombre joven procedente de Venezuela. Han pasado dos días desde que Donald Trump llegara a la presidencia y a las afueras del cruce fronterizo de El Chaparral, en Tijuana, las personas siguen congregándose con la esperanza de cruzar a Estados Unidos. Todas ellas tenían una cita programada en la frontera para pedir asilo, sin embargo, la llegada del republicano el 20 de enero provocó que todas fueran canceladas.
Entre ellas estaba la cita de Angelo Manzano, un venezolano de 34 años del Estado Zulia que tenía fecha para cruzar a San Diego este 22 de enero. “Todo estaba marchando bien, pero el 20 de enero solo consiguieron pasar las personas que tenían turno a las 05.00 de la mañana, al resto ya no pudo”, dice Manzano. “Me siento muy triste porque uno viene con una ilusión y una esperanza, pero tengo que buscar una forma de regresar a un lugar seguro porque viajo solo”, dice. Al igual que él, cientos de personas piensan si deben quedarse a esperar en México o deben de emprender el viaje de regreso a sus países. Muchos de ellos no pueden regresar. Tampoco pueden avanzar y ven que sus opciones se reducen a quedarse en Tijuana, buscar trabajo y asentarse ahí, como hizo la comunidad haitiana en 2016.
Es el caso de Caridad Hernández y Jorge Ramos, un matrimonio cubano que llegó con su nieta a la frontera el día de su cita. “Estamos pensando qué hacer, vendimos todo lo que teníamos, así que nos toca buscar un trabajo aquí, rentar una casa, al menos por un tiempo”, explica Ramos. “Yo he pensado que me quedo aquí a esperar si hay una respuesta [de las autoridades] y si no, pues, trataré de devolverme a la Ciudad de México”, dice Manzano. El joven venezolano no tiene permiso de residencia en México y teme que sin la cita del CBP One su situación haya cambiado y pueda ser retenido por migración. “Tengo que pedir un permiso a Migración para que me deje viajar por el país, pero tampoco me atrevo a ir con ellos porque me dan miedo. Me gasté 1.200 pesos mexicanos solo en dar sobornos a la policía para llegar aquí”, declara.
El reclamo de los migrantes cargados de temor e incertidumbre se mezcla con las deportaciones que se ven en la frontera los primeros días de Trump como presidente. Las expulsiones continúan en El Chaparral a un ritmo de unas 80 a 100 personas al día, según declara a este periódico una fuente cercana al Instituto Nacional de Migración. La cifra se ha mantenido a un ritmo constante que todavía no deja ver las deportaciones masivas con las que ha amenazado Trump, aunque se espera que aumente en los próximos días.
La mayoría de deportados este miércoles son mexicanos. Uno de ellos declara que fue detenido hace un mes y medio en Denver, Colorado. Abraham Carmona, de 19 años, originario de Jalisco, acaba de ser expulsado de Estados Unidos. Estuvo 50 días retenido en el MCC de San Diego, una prisión en California que alberga hombres y mujeres de todos los niveles de peligrosidad. “Te amarran de pies y manos y te hacen sentir un criminal, cuando lo único que quieres es ir allá para trabajar”, dice Carmona.
Es la segunda vez que el joven trata de entrar de manera irregular al país, el 3 de diciembre fue atrapado por las autoridades de Estados Unidos junto a cinco personas más cuando trataban de huir en coche. “La primera vez entré por Texas y ahora lo hice por Tecate”, explica mientras sostiene una bolsa de plástico con sus pertenencias y una hoja en la que aparece su ficha de expulsión a México. “Me preocupa que se pongan más duras las leyes”, agrega. Dice que le preocupa que impongan cargos por entrar a Estados Unidos, pero que mientras eso no suceda, lo seguirá intentando. “Iba a ir a trabajar y me iba a quedar a vivir ahí”, señala.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha insistido este miércoles que los encuentros diarios de indocumentados en la frontera de Estados Unidos están en uno de sus niveles más bajos de los últimos años y que se redujeron en un 75% desde diciembre de 2023. Sin embargo, las autoridades mexicanas han registrado más de 925.000 personas en situación irregular solo hasta agosto de este año, un incremento interanual de más de un 100%.
La presidenta ha explicado que el Gobierno de México buscará el retorno voluntario de los migrantes afectados por las políticas de Trump y ofrecerá a estas personas ayuda humanitaria, entre ellos, todas aquellas personas que tenían una cita con CBP One y fue cancelada. Otros migrantes han decidido acercarse hasta las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a los Refugiados (Comar) para solicitar asilo en México ante la política de mano dura de Trump. Angelo Manzano dice que su último recurso será regresar a Venezuela pero todavía tiene esperanza de encontrar una solución a su situación y permanecer en México. Hasta el momento se quedará esperando frente al cruce de El Chaparral. “Aquí uno tiene más oportunidades que en su país”, asegura.
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