_
_
_
_

México apuesta por la prudencia y la “cabeza fría” para apagar todos los frentes abiertos por Trump

Sheinbaum evita la confrontación con la nueva Casa Blanca y manda la señal de que no se va a dejar intimidar, aunque las amenazas son reales y ya han tenido un impacto en la relación bilateral

Claudia Sheinbaum, Rosa Icela Rodríguez, Juan Ramón de la Fuente y David Kershenobich Stalnikowitz en la conferencia matutina de este martes, en Palacio Nacional.
Claudia Sheinbaum, Rosa Icela Rodríguez, Juan Ramón de la Fuente y David Kershenobich Stalnikowitz en la conferencia matutina de este martes, en Palacio Nacional.Isaac Esquivel (EFE)
Elías Camhaji

Llegó el momento de la verdad para México. Con menos de 24 horas en el poder, Donald Trump ya cumplió con sus amenazas y lanzó una avalancha de decretos que ponen bajo asedio todos los circuitos críticos de la relación bilateral. Anunció la designación de los carteles como grupos terroristas, declaró la emergencia nacional en la frontera y adelantó que a partir de febrero impondrá aranceles contra su principal socio comercial. Provocó ―”Esto no le va a gustar a México”―, presumió su fuerza ―”Ellos nos necesitan más que nosotros a ellos”― y lanzó nuevas advertencias desde su discurso de toma de posesión hasta que despachó las preguntas de los reporteros en la Oficina Oval. El Gobierno de Claudia Sheinbaum, sin embargo, no entró a la confrontación. La mandataria esperó un día para responder, pidió “cabeza fría” ante los mensajes que llegan desde Washington y dejó claro que su prioridad es la colaboración con Estados Unidos, fijando los límites que no está dispuesta a cruzar. “La presidenta va a defender a México por encima de todo”, afirmó.

El último capítulo de la relación bilateral ha dejado escenas contrastantes. Por cada amenaza hubo un llamado a la mesura. Trump habló de frenar “la invasión”, prometió el fin del narcotráfico, revivió los sueños imperiales de Estados Unidos y anunció el inicio de una “época dorada”. Cuando el presidente entrante la invitó al combate cuerpo a cuerpo, la mandataria evidenció que las medidas anunciadas no eran novedosas ni nada a lo que México no se haya enfrentado antes, tendió la mano a Washington para enfrentar los desafíos conjuntos y usó la fuerza de su oponente para afrontar el inicio de la negociación. Arturo Sarukhán, exembajador en Washington, destaca el “jiu-jitsu” diplomático de Sheinbaum y el énfasis de las autoridades mexicanas en que ya están haciendo su parte frente a la crisis migratoria, al reducir un 78% los flujos en los últimos meses. “Es, en general, una primera reacción discursiva centrada y correcta al torbellino de anuncios de Trump”, señala.

La tesis del Gobierno mexicano es que una cosa es lo que Trump dice y otra, lo que hace. El republicano anunció las órdenes ejecutivas con bombo y platillo, pero cuando las hizo públicas hubo pocas sorpresas del lado mexicano. “Esto ya ocurrió, no es algo nuevo”, dijo Sheinbaum en tono lacónico. “Es importante ver lo que dice el decreto” y “Siempre hay que actuar con respecto a lo que está escrito” fueron otras frases que la presidenta dejó en su última conferencia de prensa. “Él tiene una forma particular de comunicar, pero confío en que habrá una buena relación”, dijo la semana pasada. El mensaje no cambió ni frente a los anuncios más delicados, como el regreso del programa Quédate en México, ni frente a los más disparatados, como el cambio de nombre del golfo de México. “Le va a llamar golfo de América en su plataforma continental, para el mundo entero seguirá siendo el golfo de México”, comentó.

Viridiana Ríos, columnista de este periódico, coincide en que las políticas de Trump son versiones “más abruptas y politizadas” de las que se han visto antes. “Sheinbaum está tratando de mantener la calma de ciudadanos e inversionistas”, señala. Sheinbaum ha sido enfática en la defensa de la soberanía y ha dedicado los últimos días a fijar su posición en el frente externo, pero también a trasmitir tranquilidad ante el nerviosismo provocado por Trump en México, al detallar, por ejemplo, el plan de apoyos para recibir a los mexicanos que regresen al país y la estrategia consular para proteger los intereses de sus connacionales.

Con excepciones y matices, el discurso predominante en el espectro político es mantener la unidad nacional y cerrar filas con la respuesta del Gobierno mexicano. El mensaje ha permeado en instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México, la máxima casa de estudios del país. El sector privado hizo votos por mantener la integración económica y la estabilidad, aunque no oculta su preocupación por los aranceles y la renegociación del TMEC. “Lo que están diciendo es que continúa el tratado comercial y que hay un proceso de revisión, que está establecido en el propio tratado, para 2026″, dijo Sheinbaum para trasmitir confianza, al tiempo que anunció incentivos fiscales millonarios a la inversión.

“Estamos convencidos de que la cooperación basada en el diálogo, el respeto mutuo y el trabajo conjunto serán clave para enfrentar los retos comunes y consolidar a nuestra región como la más competitiva del mundo”, señaló el Consejo Coordinador Empresarial, que representa alrededor del 80% del PIB y envió una delegación a la ceremonia de investidura. El peso mexicano llegó a posicionarse en la última jornada entre las monedas de países emergentes con más pérdidas frente al dólar, aunque ha recortado terreno y ha dado visos de recuperarse, pese a la volatilidad.

Al margen de la retórica, los anuncios de Trump ya han tenido un impacto sobre el terreno, sobre todo en el frente migratorio. La desaparición de CBP One, la plataforma para gestionar las solicitudes de asilo en Estados Unidos, ha dejado a decenas de miles de personas en el limbo. El Gobierno mexicano ha dicho que actuará bajo criterios humanitarios y ha anunciado una estrategia de repatriación para sus migrantes, pero no ha anunciado medidas específicas para aliviar la presión sobre sus fronteras, en parte porque busca negociar con Washington para hacerse cargo de sólo un grupo de nacionalidades y no de todos los indocumentados que sean devueltos a su territorio.

La Administración de Sheinbaum se resiste a convertirse en un “tercer país seguro”, aunque el regreso de Quédate en México lo arrastraría en los hechos en esa dirección. Más allá de su territorio, el nerviosismo y el temor de la comunidad migrante es palpable, ante las advertencias de redadas y deportaciones en masa que no se han concretado, pero siguen latentes. La principal apuesta de las autoridades es la malla de protección que representa la red consular, que acusa los recortes en el presupuesto, al igual que la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Al mismo tiempo, el viraje de Washington hacia la militarización de la frontera hace factible que México también enfrente presiones para destinar más agentes y soldados para contener los flujos migratorios, aumentando la sangría de recursos humanos y financieros para enfrentar la crisis. Auspicia también más oportunidades de negocio para el crimen organizado, que capitaliza la desesperación de los migrantes y controla las rutas ilegales cuando todos los caminos para la inmigración regular están bloqueados.

La lucha contra los carteles está llena de incógnitas. La designación como grupos terroristas es el único decreto de Trump que no tiene precedentes claros. Tampoco hay claridad sobre lo que va a representar en términos concretos, si dará pie a una “invasión suave”, a operativos sin consultar a las autoridades mexicanas, a estrategias más agresivas para seguir el rastro del dinero o si se limitará a ampliar la brecha en el diagnóstico que ambos Gobiernos tienen en la lucha contra las drogas y a ser un arma discursiva contra las autoridades mexicanas.

“Podría pasar”, dijo Trump sobre una intervención militar en territorio mexicano, “cosas más extrañas han pasado”. Históricamente, los golpes de efecto, como los operativos de gran escala o la detención de los capos más conocidos, no han funcionado ni han puesto fin a la violencia, pero el pronóstico de la mayoría de los especialistas es que seguirán teniendo un papel central en la guerra contra el narco.

“Es evidente que el Estado mexicano ha cambiado su política migratoria y de seguridad previendo la llegada de Trump”, comenta Ríos. En los últimos meses, Sheinbaum se ha mostrado sensible a los reclamos del republicano y ha mandado señales, como la mayor incautación de fentanilo en la historia del país y acciones más decididas para frenar la violencia en Sinaloa, hundida desde hace cuatro meses en una guerra de carteles.

Muchas de las dudas pueden despejarse en poco tiempo. El decreto de Trump establece un plazo de 14 días para implementar el cambio: el secretario de Estado deberá formular las primeras recomendaciones para las designaciones concretas, y la Fiscalía General y el Departamento de Seguridad Nacional tendrán que delinear una estrategia operativa. El Gobierno mexicano ha evitado pronunciarse, convencido de que no puede mostrar debilidad y confiando en que el intervencionismo sea una medida de último recurso y pueda haber bases para un entendimiento.

Tras la llegada de Trump, las principales preocupaciones de México no están en el discurso, sino en las consecuencias sobre el terreno. Ante un alud de amenazas, Sheinbaum ha respondido con planes, como el plan México ―para atraer la inversión y reducir las importaciones de China― o el plan México te abraza ―para recibir a sus connacionales―, y ha apostado por la prudencia y la consistencia en sus mensajes. El trecho es largo y cada día será clave. Afinar las represalias ante una posible guerra arancelaria, concretar una estrategia integral en migración, definir a su representante en Washington y buscar los primeros contactos formales con la nueva Casa Blanca están entre los asuntos más urgentes. “Estamos preparados”, aseguró la presidenta, ante el desafío que el país enfrentará por los próximos cuatro años.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elías Camhaji
Es reportero en México de EL PAÍS. Se especializa en reportajes en profundidad sobre temas sociales, política internacional y periodismo de investigación. Es licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_