Así exportó México el Día de Muertos a todo el mundo
En la última década, la festividad mexicana de raíces prehispánicas alcanzó una popularidad inédita más allá de sus fronteras impulsada por la promoción turística y la industria del entretenimiento
México tiene un nuevo producto estrella de exportación. El Día de Muertos y la tormenta multisensorial que lo acompaña, donde abundan las flores de cempasúchil, los papeles picados y el pan de muerto, ha traspasado fronteras y gana cada vez más popularidad en el extranjero. Aunque el fenómeno es más evidente en Estados Unidos y Europa occidental, países como Australia celebran festivales y muestras a propósito de la tradición mexicana. Año con año, las marcas globales de moda y calzado lanzan colecciones especiales alusivas al Día de Muertos, mientras los rostros pintados de catrinas y calaveras se cuelan entre los disfraces en aquellas latitudes donde se celebra Halloween.
Para Ana María Salazar, antropóloga del turismo en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, el auge del Día de Muertos se remonta hace un par de décadas, cuando las campañas de promoción turística impulsadas por el Estado comenzaron a prestar especial atención a los centros históricos y con ello, a “activar como recursos económicos estos bienes culturales para el turismo”. Con el foco puesto en impulsar festividades tradicionales como un atractivo para los visitantes, la promoción turística del Día de Muertos fue un paso casi natural. “La forma en que desarrollamos, expresamos y significamos el Día de Muertos llama la atención del resto del planeta”, explica la experta al hacer énfasis en que México “no es el único lugar donde se hacen actos de memoria sobre los antepasados”. Durante los últimos años del siglo XX, localidades como la isla de Janitzio (Michoacán) o el pueblo de Mixquic (Ciudad de México) se posicionaron como destinos idóneos para vivir de cerca las festividades del Día de Muertos.
Spectre y la escena que inspiró una tradición
El siguiente gran salto tras la promoción turística llegó de la mano de la industria del entretenimiento. En marzo de 2015, la producción de la nueva película del agente 007, Spectre, eligió el Centro Histórico de Ciudad de México para filmar la secuencia que abre el filme. Durante cinco minutos, James Bond (Daniel Craig) se escabulle entre esqueletos gigantes y una multitud con el rostro pintado que recorre de forma festiva las calles del centro de la capital. La verbena ficticia, presentada en pantalla como un típico desfile de Día de Muertos, saltó de la ficción a la realidad al cabo de un año: en octubre de 2016, la Secretaría de Turismo de la capital anunció el primer desfile de Día de Muertos.
El evento multitudinario, inspirado abiertamente en la escena de Spectre, reunió a 250.000 personas entre carros alegóricos y los modelos realizados para la filmación de la película. Desde entonces, cada año Paseo de la Reforma es el escenario de un carnaval transmitido por televisión abierta. De acuerdo con el Gobierno de la capital, la última edición del desfile, celebrada en octubre de 2023, convocó a más de un millón de asistentes.
La Fórmula 1 y el capricho del calendario
A la inercia de Spectre se sumó el regreso de la Fórmula 1 a México tras 23 años de ausencia. La logística del calendario obligó a programar el Gran Premio de México durante el tramo final de la temporada, cuando la máxima categoría del automovilismo aterriza en América para sus contadas carreras en el continente. La edición que marcó la vuelta de la Fórmula 1 al país se pactó, por tanto, para el 1 de noviembre de 2015.
Ante un evento de tal magnitud celebrado en la capital del país, tanto patrocinadores como organizadores encontraron en el Día de Muertos una oportunidad inmejorable para presentar las tradiciones de México ante los ojos del mundo. El primer casco de Checo Pérez, piloto anfitrión en el Gran Premio de México, se inspiró en las calaveras de azúcar. Dos años después, en 2017, el tema de la ceremonia de inauguración fue el Día de Muertos y para la edición de 2018, un conjunto de alebrijes gigantes recorrió el Autódromo Hermanos Rodríguez previo a la carrera. Nueve ediciones después, el cempasúchil, los charros caracterizados como calaveras y las catrinas son motivos recurrentes en el Gran Premio de México, siempre celebrado en el último fin de semana de octubre.
El efecto Coco
El impulso definitivo para posicionar la tradición mexicana a nivel mundial llegó de la mano de Disney con el estreno de Coco en octubre de 2017. El filme de Pixar inspirado en el Día de Muertos, uno de sus proyectos más ambiciosos y el primero del estudio de animación en contar una historia más allá de los horizontes culturales estadounidenses, llevó el papel picado, las flores de cempasúchil, los alebrijes y el Día de Muertos a miles de salas de cine de todo el globo. La película, que enfrentó un tímido boicot durante su estreno en el Festival Internacional de Morelia en 2017, se convirtió en la más vista en la historia del país.
El efecto Coco también aceleró la adopción del Día de Muertos en Estados Unidos, un proceso que inició en la década de los setenta de la mano de artistas y activistas chicanos, que introdujeron esta conmemoración en las ciudades con mayor población de origen mexicano. En 2021, la administración de Joe Biden colocó la primera ofrenda instalada en la Casa Blanca en conmemoración del Día de Muertos. Uno de los efectos más notorios de la película animada es la adopción de ofrendas y disfraces relacionados con la película durante los festejos de Noche de Brujas en Estados Unidos. “Nuestras celebraciones también han influido en las del Halloween del norte global. Ahora estamos siendo nosotros, exportando nuestra cultura a todos esos espacios donde nuestros migrantes, nuestros connacionales también portan la cultura local y la reproducen ahí”, explica Salazar.
La fiebre del Día de Muertos conquista el mercado
Tan solo en 2024, Adidas, Converse, Puma y Timberland lanzaron colecciones de calzado relacionadas con el Día de Muertos, lo mismo que las firmas de moda estadounidense Levi’s y American Eagle. Este otoño, Starbucks también lanzó una colección de vasos y tazas introducida en 2019 en América y Europa occidental; lo mismo que la relojera suiza Swatch y la marca de lujo francesa Vilebrequin.
“Las celebraciones de muertos se prestan para ser activadas para consumo de visitantes y recrear escenas de películas como Spectre o Coco; incluso pasar de la ficción a la realidad a través de la invención de tradiciones como el desfile de Día de Muertos”, explica Salazar al respecto. La antropóloga resalta que si bien no existen tradiciones completamente puras y auténticas, pues “todo en la cultura es dinámico y cambiante”, la fama global del Día de Muertos también trae consigo un riesgo inherente a su popularización: la homogeneización de una tradición que desde tiempos prehispánicos varía según la región donde se conmemora, con manifestaciones que conjugan actos rituales de memoria con una vasta producción de arte popular. “Hay que sensibilizar a la población nacional y a los visitantes de que están ante una expresión cultural importante”, asevera. “Tenemos un patrimonio riquísimo que salvaguardar para las generaciones futuras”.
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