Nuria Diosdado y Joana Jiménez cierran con magia un ciclo olímpico en París 2024 marcado por los conflictos con Ana Guevara
La capitana del equipo de natación artística de México completa cuatro Juegos Olímpicos en la pelea frente a las grandes potencias. La veterana y Joana Jiménez terminan en la decimosegunda posición en la prueba de dueto
Nuria Diosdado (Guadalajara, 33 años) es la mujer revolución para México. En los últimos tres años ha liderado un movimiento en favor de la natación artística en su país. Ella y otras ocho nadadoras lograron clasificarse a la final por equipos después de 28 años. Otro gran logro que ha conseguido Diosdado es competir en cuatro finales del mundo en la prueba de dueto. En París, junto a Joana Jiménez (Estado de México, 30 años) se quedaron con un decimosegundo lugar. Los hitos estuvieron lastrados por el constante golpeteo mediático y económico provocado por Ana Guevara, máxima comisionada del deporte.
En la rutina técnica, del viernes, Diosdado y Jiménez saltaron a la piscina para presentarse bajo las melodías de la década de los ochenta. Una mezcla de canciones de Another brick in the wall, Sweet dreams o Eye of the tiger. La puntuación que obtuvieron fue de 238.9383 frente a los 276.7867 de las chinas Liuyi Wang y Qianyi Wang, las mejores del día. Este sábado, las mexicanas salieron a disfrutar de su elegancia, de su rutina libre llamada Libertad, que fue penalizada por el jurado. La escena que quedó fue ver a las mexicanas con el rostro con una sonrisa hacia el techo del Centro Acuático. El oro fue para China, seguida por la plata del Reino Unido y el bronce de Países Bajos.
“Saber que México está entregado y que hoy conocen de un deporte que para muchos era desconocido, esa es la medalla de oro”, contó Diosdado antes de las competencias de dueto. La historia la escribieron las nadadoras mexicanas en la prueba por equipos al quedar séptimas en los Juegos Olímpicos. Diosdado, además, concluye sus cuartos Juegos.
Ana Guevara, al frente de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), fue la antagonista de la historia para el equipo de natación artística. La desaparición de la Federación Mexicana de Natación por un desvío de recursos de más de 150 millones de pesos por parte de sus dirigentes provocó el caos absoluto. Los nadadores quedaron desamparados. El orden lo tuvo que poner el organismo internacional, la World Aquatics, quien montó un comité estabilizador para intentar resolver las necesidades de los deportistas. Guevara, al desconocer el comité, aseguró que no podían dar otorgar las becas deportivas, que sirven como sueldo para muchos de los competidores, porque por “ley” no podía otorgar recursos a un ente extranjero y privado. El equipo de natación artística y el de clavados replicaron con una serie de demandas que, tras meses, vieron cómo la justicia les dio la razón.
“¿Se les van a dar [las becas a las nadadoras]? Sí, pero por el amparo, no porque tengan la razón”, contó Guevara a la prensa en París. “Hoy no tenemos ninguna nota, ninguna declaración de ‘me hizo falta gira, me hizo falta fogueo, no traigo equipo, no tengo equipo disciplinario’. No tenemos ninguna escena de eso”, explicó Guevara. Pero todos los deportistas acuáticos la pasaron mal. Las competidoras de natación artística hicieron de todo: montaron una página para vender toallas y trajes de baño de edición especial, algunas se dedicaron a vender recipientes para cocina y otras a recurrir a sus patrocinadores. La mayoría de las nadadoras funge como representación de las Fuerzas Armadas mexicanas que es un apoyo extra y no tiene nada que ver con la Conade. Llegar a ser un deportista del Ejército o Marina se basa por méritos deportivos, reciben apoyo económico, de instalaciones y de profesionales. A cambio, tienen que participar en ceremonias como el desfile por el día de la Independencia de México.
Guevara atacó a las nadadoras. “Por mí, que vendan calzones, Avon o Tupperware, pero son deudoras. Les hemos dado 40 millones de pesos y no los han justificado”, declaró la deportista a W Radio. Según la funcionaria, las deportistas no aclararon el destino del dinero. Ellas lo rechazan. Para competir en una Copa del Mundo en Egipto tuvieron que tocar la puerta del hombre más rico de México, Carlos Slim, para que les apoyara. ¿El resultado? Medallas de oro por equipos y dueto.
“La medalla de oro yo creo que es materialmente lo que todo mundo reconocemos como el éxito, pero realmente para mí no lo es. Para mí, mi medalla de oro es ver a mis papás sonriendo. Verlos en la grada, verlos llorar, que me abracen, que me digan ‘Gracias’. Ese es el mayor reconocimiento para mí: poder abrazarlos y decirles que esta carrera y estos logros son por y para ustedes”, contó Nuria Diosdado para Olympics.
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