El Ateneo Español de México, primer lugar fuera de España declarado de memoria democrática
El ministro Ángel Víctor Torres devela una placa en la institución, fundada en 1949, en reconocimiento a su labor fundamental durante el exilio republicano
El Ateneo Español de México ha sido declarado este miércoles lugar de memoria democrática. La institución, situada en Ciudad de México, se ha convertido en el primer emplazamiento fuera de España en recibir esta distinción, que ya ostentan otros 17 espacios, como el valle de Cuelgamuros, en Madrid, o el monumento a la Constitución de 1812, en Cádiz. En el acto, el ministro español de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, ha reivindicado su labor fundamental para “preservar y difundir la memoria del exilio en México”: “Se hace este reconocimiento en señal de justicia, una deuda saldada con la sociedad mexicana y el exilio español”.
En el patio de una casona de la colonia Juárez, en el centro de Ciudad de México, entre el ruido de los cláxones y el bullicio de la capital, ha quedado colgada la placa de reconocimiento. La han desvelado las autoridades de un lado y otro del océano. Estaban el ministro Torres y el embajador español en México, Juan Duarte, junto al jefe de Gobierno de Ciudad de México, Martí Batres, y la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Teresa Mercado. En el medio, el presidente del ateneo, Juan Luis Bonilla: “Es un paso adelante en la reparación hacia los fundadores originales de nuestra asociación y hacia todas aquellas personas que llegaron a México huyendo de la represión franquista y que enriquecieron con sus vidas la sociedad que los recibió”.
Fundado hace 75 años por intelectuales españoles y mexicanos, el Ateneo nació con la vocación de ser un espacio de acogida y difusión cultural, educativa y científica. Fue faro, espacio de encuentro y, con los años, la guarida del legado de los primeros que llegaron. “Su labor no finalizó con la vuelta de la democracia en España en 1978, sino que ha seguido funcionando como un elemento central de la cultura española en México, cuyo propósito es preservar y difundir la memoria histórica del exilio español en México”, ha dicho Ángel Torres.
La distinción que recibe ahora se enmarca en la ley de Memoria Democrática, que fue aprobada en 2022, y que ha permitido solicitar la nacionalidad española a más de 225.000 descendientes de exiliados y emigrantes españoles, ha involucrado al Estado en la búsqueda de fosas comunes y ha anulado sentencias de cortes franquistas.
Esta semana se cumplen 85 años de la llegada del exilio republicano a México. El 13 de junio de 1939, el barco Sinaia, con 1.600 refugiados españoles a bordo, atracaba en las costas de Veracruz. Era el primero de muchos que llegarían en los siguientes años. “Llegó aquí una parte de lo mejor de España: intelectuales, técnicos, trabajadores que nutrieron a nuestro país”, ha dicho el jefe de Gobierno de Ciudad de México, Martí Batres, que ha reconocido haber formado su propia biblioteca sobre la República española y el exilio. “He conocido a mucha gente, personalidades a las que admiro, y me han dicho: ‘Es descendiente del exilio español, es hija de republicanas españolas’. Para mí todo eso significa un timbre de orgullo y un punto de referencia también para reforzar nuestros propios valores”.
Fue el presidente mexicano Lázaro Cárdenas quien, tras conocer la situación de los republicanos en los campos de internamiento franceses, abrió las puertas a 25.000 exiliados. Después de Francia, es el país que recibió mayor número de refugiados. “México se convirtió en su hogar lejos de casa”, ha dicho Mercado. En el suyo y el de sus hijos, sus nietos, lejos del país al que muchos nunca regresarían. “Tenían la esperanza de que su estancia fuera temporal, pero la dictadura permaneció hasta 1975, con la muerte del dictador. Se perdió la esperanza de volver a España”, ha señalado el ministro de Memoria Democrática.
“Mi madre nunca dejó de sentirse española, pero mi tía decía que llegar a México había sido como volver a nacer, y yo, desde que pisé la universidad, siempre me reconocí como mexicana”, cuenta a EL PAÍS Carmen Tagüeña Parga, de 85 años, vestida con huipil y collar de bolitas. La mujer, que ha recibido un reconocimiento “por la persecución y violencia padecidas como consecuencia de la guerra de España y la dictadura franquista”, llegó a México con 14 años. Hija de Manuel Tagüeña, físico y comandante militar republicano en la batalla del Ebro, y Carmen Parga, maestra y activista política, nació el 1 de enero de 1941 en Moscú. Después de un largo periplo por Europa del Este, la familia se instaló para ya nunca irse en Ciudad de México. “Yo creo que este reconocimiento al exilio español llega algo tardío, pero al menos llega”, dice Tagüeña, que ha agradecido su diploma “a todos los que no han llegado vivos para ver hasta dónde han llegado”.
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