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La decisión de la editorial Almadía de rescindir un contrato a la escritora Carolina Sanín enciende el debate sobre la cancelación

La autora ha dicho que la empresa no publicará sus libros en México por sus “cuestionamientos a la política identitaria”. La editorial no se ha pronunciado

La escritora colombiana Carolina Sanín en una fotografía de 2017.
La escritora colombiana Carolina Sanín en una fotografía de 2017.David Levenson (Getty Images)

La decisión de la editorial Almadía de cancelar los contratos que tenía con la autora colombiana Carolina Sanín (Bogotá, 49 años) ha encendido el debate en el mundo editorial y en las redes sociales. La autora colombiana contó el viernes en un tuit que la editorial mexicana había rescindido su contrato debido a los cuestionamientos de la escritora a “la política identitaria”. Como consecuencia, dos de sus obras, Somos luces abismales y Tu cruz en el cielo desierto, no se publicarán en México.

Desde que se produjo el anuncio, autores y editores se dividen entre quienes apoyan a la escritora y creen que ha sido “censurada”, y quienes defienden que la decisión de la empresa fue “política”. “Quiero contarles que @Almadia_Edit [Editorial Almadía], después de haber comprado y pagado por los derechos de mis libros Somos luces abismales y Tu cruz en el cielo desierto para México, me hizo saber hoy que no los publicará debido a mis cuestionamientos a la política identitaria”, escribió Sanín el viernes en Twitter. “Me parece que la decisión de cancelar un contrato ya firmado por unos libros (que, además, no tienen que ver con el tema en cuestión) sienta un precedente tenebroso”, continuó la escritora.

Tras ese mensaje, el debate se dividió y se abrió la discusión sobre la cancelación de una obra por las opiniones personales de artistas o intelectuales. La poeta mexicana Dahlia de la Cerda opinó en un tuit que “Almadía, como todas las editoriales, no tiene por qué tomar solo decisiones editoriales”. “También pueden tomar decisiones políticas, éticas y económicas. Esta fue una decisión política y así hay que entenderla”, dijo la escritora. La narradora mexicana Gabriela Jáuregui destacó que Almadía sea “clara con su misión y cuáles historias y de qué bocas salen”.

La escritora argentina Mariana Enriquez, en cambio, expresó en Twitter su “solidaridad” con la autora. “Creo que es importante discutir y no estar de acuerdo. Es importante inclusive para afirmar la posición propia”, escribió, y poco después borró su cuenta en la red social por la reacción de otros usuarios a sus mensajes. El escritor mexicano Guillermo Arriaga envió un mensaje similar: “Los desacuerdos deben ser pretexto para el diálogo, no para la cancelación. Me preocupa sobremanera este hecho por venir de una editorial respetada”. Otros usuarios acusaron de “hipocresía” a la editorial por no resolver de la misma manera señalamientos anteriores contra autores o miembros de la empresa.

Almadía, una de las editoriales independientes más exitosas de México, compró “hace un par de años” los derechos de la publicación en el país de dos de los libros de Sanín, según contó la autora en Twitter. “Firmaron el contrato e incluso pagaron el anticipo, de modo que nada tiene que ver con el contenido de los libros. Se trata de cancelación de la persona”, dijo la autora. La editorial no ha hecho, hasta este lunes por la noche, comentarios sobre la decisión de no publicar las obras en México.

Somos luces abismales (2018) reúne ocho textos “en los que la autora plantea una situación de inicio y luego se permite ir asociando libremente temas, lugares, tiempos, personas”, escribió la periodista Mercedes Halfon en Página/12. En Tu cruz en el cielo desierto (2020) la escritora plantea “una concepción del amor propia del siglo XVII como remedio a los romances a distancia de la actualidad”, dijo el escritor Rafael Gumucio en Babelia. En ninguno, Sanín aborda directamente el tema trans. Aunque los libros no vayan a ser publicados en México por Almadía, sí están disponibles en Colombia, Argentina y España editados por Laguna Libros, Blatt y Ríos y Literatura Random House.

Sanín se ha convertido en una de las escritoras más polémicas de Colombia por sus opiniones en Twitter. En un país poco dado al debate, sus posturas han terminado por convertirla en una autora de la que se habla más por lo que dice en los breves mensajes de esa red social que por lo que escribe en sus libros. Ningún tema, sin embargo, había causado tanta división como sus preguntas frente a lo que ella llama “el dogma de género” y sus cuestionamientos al transactivismo. No es nuevo que Sanín se pronuncie sobre “el borrado de mujeres”, ni que su nombre sea tendencia en alguna red.

En uno de sus tuits más reciente, Sanín ha dicho que, tras cuatro días de polémica, no puede “explicar más”. “Quieren un chivo expiatorio, y el chivo solo sirve sacrificado. No sirve que busque aclarar, que pida el diálogo, que suplique que no inventen. En este medio no hablaré por ahora más del tema. Aquí está lo que he dicho”, escribió y dejó el enlace a una extensa videocolumna publicada días antes, que ha sido señalado por colectivos feministas como un discurso de odio y respaldado por otros como un ejercicio de reflexión.

El 30 de octubre, Sanín publicó un monólogo, La identidad, las mujeres y el mundo siguiente, como hace semanalmente en la revista Cambio. En el vídeo, la escritora aborda “las tensiones entre el transactivismo y el feminismo”. “El punto de este monólogo no es quejarme, es explicar mis intuiciones y mis preguntas con respecto a este tema”, avisa al comienzo de la grabación. Durante casi una hora y media, la autora cuestiona “el reclamo de la población trans a ser reconocidos de un sexo distinto de aquel con el que nacieron”. “El nombre de eso es privilegio, no es derecho”, dice.

Sanín ha reconocido haber sido “vehemente” en los términos “a veces”. “El otro día dije que la imposición del activismo trans era fascista, creo que me pasé al decir eso. Me refería a (...) la imposición por ley de una ideología sumada a la intimidación de la muchedumbre, que es toda propia de los fascismos. Pero he debido decir fanatismo, no fascismo”, aclara en el vídeo. Se estaba refiriendo a sus declaraciones sobre la llamada ley trans que España espera aprobar antes de que acabe 2022. La autora, sin embargo, ha defendido que no tiene “ninguna fobia” contra las personas trans y ha cuestionado que se la defina como feminista transexcluyente: “No puedo excluir a nadie del feminismo porque no soy capitana del feminismo”.

Sanín ha sido reiterativa en señalar un intento por silenciar sus opiniones censurando su voz en espacios públicos. La cancelación del contrato con la editorial Almadía ha sido la más ruidosa, pero hace apenas unas semanas, Sanín fue relevada de un espacio de entrevistas en Canal Capital. Entonces, la escritora aseguró que la habían sacado porque necesitaban a alguien “menos problemático”. “Necesitaban algo más ligero, aún a costa del rating. Les traía demasiados problemas hablar de problemas (...) Y, por cierto, también necesitaban a alguien mucho más barato”, dijo Sanín.

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