Nueva hipótesis para el socavón de Puebla: no fueron causas naturales sino la extracción excesiva de agua
La sobreexplotación hídrica, la sequía y la erosión por actividades humanas se configuran como hipótesis más plausibles del enero agujero
Vicente Nolasco Valencia ha puesto sus esfuerzos y conocimientos para determinar qué ha causado el socavón abierto el 29 de mayo en Puebla: una inmensa laguna surgida de la nada que ha atraído la atención de científicos y la prensa mundial. Este ingeniero de la Universidad Autónoma de Puebla se ha acercado junto a sus colegas del Centro Universitario para la Prevención de Desastres hasta el hueco gigantesco para sopesar hipótesis y poner aprueba modelos geológicos, y aunque afirma que aún hacen falta muchas investigaciones han coincidido en que una de las posibles causas está relacionada con la sobreexplotación del agua por parte de la industria y la agricultura que, como una esponja, chupa el recurso del rico Valle de Puebla, donde se ha abierto el socavón. “Es consecuencia de la actividad humana”, afirma sin duda Nolasco Valencia.
Los habitantes de Santa María Zacatepec despidieron aquella tarde del 29 de mayo con un hecho que los dejó desconcertados y temerosos: al lado de la casa de una de sus vecinas, Magdalena Xalamihua, comenzó a abrirse un extraño hueco, de ocho metros al principio, pero que fue creciendo de manera desproporcionada hasta convertirse, horas después, en un cóncavo gigantesco del que brotó el agua como en un milagro bíblico. “Escuchamos como un estruendo”, contó días después Xalamihua. “Pensamos que eran cohetes, pero nos asomamos a la calle y vimos cómo se movía la tierra y salía agua, que hacía como olas. Salimos corriendo”. Las autoridades locales y federales acudieron extrañadas a este fenómeno poblano. La Guardia Nacional acordonó una amplia zona alrededor del socavón y los militares vigilan que los curiosos no intenten cruzar el área prohibida, porque las personas acuden movidas por los informes de la prensa, deslumbradas e intrigadas. Todos quieren comprender qué abrió la gigantesca laguna. Ahora los informes científicos tienen algunas certezas.
La hipótesis de Nolasco Valencia se refuerza con las conclusiones preliminares presentadas por las autoridades del Estado tras una investigación de peritos vinculados al Instituto Politécnico Nacional (IPN), quienes determinaron que la explotación excesiva del agua en la zona puede ser la causa. “Además de las condiciones del suelo que presentan una extracción intensiva del agua y que ha arrastrado las arcillas que son elemento que cohesiona la tierra, también se unen las condiciones climáticas, porque tuvimos tres años de una sequía intensa que dejó 35% menos de agua y este año la precipitación es 85% por encima del promedio. Se une, por un lado, la erosión natural del suelo por actividades humanas y las lluvias intensas que hacen que colapse ese suelo que no tiene resistencia”, informó recientemente Beatriz Manrique, secretaria de Medio Ambiente de Puebla.
De esa manera las autoridades del Estado contradijeron a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), institución que había informado previamente de que el socavón se originó por causas naturales. Se trata, concluyó el organismo, de “un proceso natural de disolución de las rocas calcáreas, las cuales eventualmente pueden colapsarse u obstruirse en forma natural y abrirse posteriormente”. Para Nolasco Valencia el informe de la Conagua es incompleto y, por la tanto, poco confiable. Este experto asegura que la investigación oficial no cuenta “con elementos científicos suficientes” ni la “información técnica” adecuada que a él y sus colegas les permitan asegurar que se trata solamente de un fenómeno natural. “Pedimos que nos enseñaran las muestras que tomaron para saber qué tipo de rocas hallaron, porque el informe no cuenta con elementos probatorios suficientes”, asegura.
Tras años analizando las condiciones del Valle de Puebla, este ingeniero hace un recuento del cambio que ha habido en los usos del suelo y los recursos del Estado, donde se han afincado decenas de industrias, desde la automovilística hasta la de embotellamiento de agua, que han dejado una estela de deterioro ambiental notable, lo que afecta a la población, causa escasez y también puede seguir generando fenómenos tan sorprendentes como el socavón. “Es una parte muy húmeda, donde se pueden obtener hasta dos cosechas por año. En este marco de humedad nos podemos explicar la instalación de diferentes industrias que consumen fuertes cantidades de agua, registradas por la Conagua. Es como una esponja en la zona. Y se crea una anomalía geológica, aunque hace falta más trabajo en la zona para determinar qué sucede”, explica Nolasco Valencia.
Este ingeniero cita un análisis realizado junto a sus colegas en 33 pozos cercanos al socavón, en el municipio de Huejotzingo, zona industrial y agrícola. Las conclusiones muestras que el 56% de los pozos están destinados, con autorización oficial, al uso de la industria de agua embotellada. El 23% lo explotan los servicios municipales, incluyendo el agua que llega a las ciudades para el consumo humano y el 25% el resto de la industria asentada en la zona. Un 12% es destinado a irrigar los amplios cultivos de la región, principalmente el maíz. “Estudiamos esos pozos porque se trata de una enorme extracción que ha sido concesionada”, explica. El ingeniero alerta, además, de una drástica reducción del recurso en el Valle de Puebla, al pasar el agua disponible de 45 millones de metros cúbicos en 2015 a 20 millones en 2020. “Se debe hacer una revisión técnica de la extracción, que poco se hace en el país, para determinar que los que están autorizados a extraer agua no usen más de la que tienen permitida”, recomienda el experto. Aunque reitera la importancia de hacer más estudios para dejar claro qué causó el socavón de Puebla, Nolasco Valencia afirma que si no se pone un freno al uso desmedido de los recursos hídricos en el valle, más hoyos gigantes podrán aparece con el tiempo.
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