_
_
_
_
_

Un ‘grito’ en medio del silencio

López Obrador celebra “la esperanza en el porvenir” durante la fiesta de la Independencia frente a un Zócalo vacío por el coronavirus

El Zócalo de Ciudad de México, vacío este martes durante el grito de Dolores.Vídeo: HECTOR GUERRERO | VIDEO: EPV
Jacobo García

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, frente a la inmensidad de un Zócalo solo para él, celebró el Grito más silencioso de la historia del país. La pandemia del coronavirus impidió que se reunieran las miles de personas que acostumbran la noche del 15 de septiembre, en este caso, el segundo grito de su mandato. López Obrador pronunció 20 “vivas”, en los que celebró “la libertad, la democracia y la soberanía” y el más emotivo: “La esperanza en el porvernir”.

Más información
15 September 2020, Mexico, Mexico City: Mexican President Andres Manuel Lopez Obrador waves a Mexican flag from the balcony of the National Palace to kick off subdued Independence Day celebrations, to mark the 210th anniversary of the beginning of Mexico's independence. Photo: Berenice Fregoso/El Universal via ZUMA Wire/dpa
Berenice Fregoso/El Universal vi / DPA
15/09/2020 ONLY FOR USE IN SPAIN
El Día de la Independencia, en imágenes

El mandatario mexicano cerraba así un día lleno de simbolismos. Apareció ante los mexicanos este martes a las siete de la mañana para revelar la pregunta con la que quiere juzgar a los expresidentes y terminó el día, casi al borde de la medianoche, también frente a las cámaras de televisión y acompañado de su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, tocando la campana de Dolores frente un Zócalo vacío. En medio de todo ello, se rifó el avión presidencial.

Antes de la ceremonia, algunos analistas especulaban con que tendría algunas palabras para el personal médico o los casi 70.000 muertos que deja la pandemia junto a los héroes de la patria. Precisamente, entre el personal sanitario, México ha pagado caro el esfuerzo y es el país del mundo con la mayor mortalidad entre el personal médico.

El ambiente era extraño en el centro de la capital. La fiesta nacional de México se pareció más a difuntos, que a la habitual algarabía callejera de un pueblo que ama la fiesta y el ruido. Los fuegos, las matracas, los puestos ambulantes, las luces de colores, la fruta confitada, las guerras con espuma, los esquites, los sombreros revolucionarios y los bigotes de velcro de Pancho Villa dieron paso al silencio en todas las plazas del país.

A la sobriedad del movimiento de la Cuarta Transformación que promulga, López Obrador sumó la sobriedad impuesta por el coronavirus. No había ni un alma en el impresionante Zócalo de la Ciudad de México, una de las plazas más grandes del mundo. Solo una sencilla iluminación con los colores blanco, rojo y verde y la forma de México ambientaban la plancha más grande de América Latina, ahora renombrada Tenochtitlán. Aunque luego hubo fuegos artificiales y música, es innegable el esfuerzo de austeridad de esta administración que no despilfarra ni un peso en nada que no sea prioritario.

Tradicionalmente, según los nombres de los citados, el grito de la independencia desde el balcón presidencial solía ser la señal que enviaba el mandatario recién llegado con algunas pistas sobre su inclinación política. En el críptico lenguaje del PRI era una forma de enseñar las cartas y cortar con la presidencia anterior. En 1934, además de Allende o Morelos, Lázaro Cárdenas incluyó un “viva la revolución social” que marcó su gestión. En 1970, Luis Echeverría pronunció un “vivan los países del Tercer Mundo” y en 1994 solo Carlos Salinas se atrevió a gritar “viva Zapata” el año del levantamiento indígena Zapatista. En su primer año de Gobierno, tras la ansiada alternancia de partidos del año 2000, Vicente Fox gritó “vivan nuestras instituciones” y Peña Nieto recordó “la solidaridad de los mexicanos” tras el terremoto de 2017 que cimbró la capital, Oaxaca y Chiapas.

Sin embargo, el grito más fuerte de esta noche se escuchó en Fresnillo, en Zacatecas; en la población de Charo, en Michoacán, de 20.000 habitantes, y en Tepic, la capital de Nayarit. En los hospitales públicos de estas localidades tocó la lotería especial del sorteo del avión presidencial. Las imágenes del día fueron la de los médicos de los hospitales celebrando la llegada de su ‘cachito’ o, lo que es lo mismo, 20 millones de pesos que destinaran a paliar las carencias. Era 15 de septiembre pero la alegría era la de Navidad. Al final del día, López Obrador había logrado su objetivo. No sólo se multiplicó en los medios de comunicación, sino que logró un fenómeno, llevar la alegría triste de la fiestas patrias a todo el país.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jacobo García
Antes de llegar a la redacción de EL PAÍS en Madrid fue corresponsal en México, Centroamérica y Caribe durante más de 20 años. Ha trabajado en El Mundo y la agencia Associated Press en Colombia. Editor Premio Gabo’17 en Innovación y Premio Gabo’21 a la mejor cobertura. Ganador True Story Award 20/21.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_