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Las autoridades mexicanas detienen a El Marro, uno de líderes criminales más buscados

El Ejército y la policía de Guanajuato capturan a uno de los objetivos prioritarios del Gobierno en la lucha contra la delincuencia en el centro del país

El Marro, después de su detención en Guanajuato. En el video, un interrogatorio posterior a la detención.
Pablo Ferri

El Gobierno mexicano ha capturado este domingo a José Antonio Yépez, alias El Marro, uno de sus principales objetivos criminales. El Marro dirigía supuestamente el cartel de Santa Rosa de Lima, una organización con base en Guanajuato, señalada por robar combustible de los ductos de Pemex y otros delitos como la extorsión o el secuestro. De hecho, las autoridades han informado de que durante la detención de El Marro han liberado a una empresaria local, que estaba secuestrada.

El secretario de Seguridad del Gobierno Federal, Alfonso Durazo, ha informado de la captura en varios mensajes de Twitter. “Cubiertas las formalidades jurídicas”, ha escrito, “[El Marro] será trasladado a la prisión del Altiplano para ponerlo a disposición del juez federal que dictó orden de aprehensión por delincuencia organizada y robo de combustibles”. Durazo no ha explicado dónde detuvieron a El Marro o en qué circunstancias, si hubo enfrentamientos o no. En un comunicado escueto, la fiscalía de Guanajuato ha informado de que además del capo han detenido a otras cinco personas y han decomisado “un arsenal”.

Su detención pone a prueba a la Fiscalía General de la República. Serán investigadores de la dependencia los que deban sostener ante el juez las acusaciones de delincuencia organizada y robo de combustible. Desde hace unos años, los cambios en el sistema de procuración de justicia en México han traído de cabeza a los investigadores, incapaces muchas veces de probar sus acusaciones en el tribunal.

El Marro era uno de los objetivos principales del Gobierno. A finales de junio, un operativo de autoridades estatales y federales en Guanajuato acabó con casi 30 detenidos, entre ellos la madre del presunto líder de la red criminal. Como en otras ocasiones, el cartel de Santa Rosa de Lima respondió generando caos, esta vez en Celaya. Quemaron vehículos y bloquearon avenidas para evitar la acción de las fuerzas de seguridad.

Horas después, El Marro subió dos vídeos a redes sociales, donde aparecía visiblemente afectado y anunciaba venganza. Pero parece que el Gobierno le seguía muy de cerca. A mediados de julio, la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda le congeló millones de pesos en cuentas bancarias. Y esta madrugada ha caído finalmente él, a manos del Ejército y la policía y la fiscalía estatales.

Escurridizo, El Marro había logrado escapar hasta ahora. En marzo del año pasado, las autoridades dieron con una de sus propiedades en Guanajuato, una mansión de dos pisos con piscina, palmeras, un salón de fiestas, caballerizas y estatuas. El presunto criminal, que mantenía dos tigres en la casa, había construido túneles para escapar en caso de ser necesario, al más puro estilo Chapo Guzmán.

Desde finales del Gobierno de Enrique Peña Nieto, Guanajuato es uno de los Estados más violentos de México. Si en 2014 y 2015 la región registró menos de 1.000 asesinatos, en los años siguientes la cifra se disparó. En 2017 se contaron 2.285 asesinatos y en 2018 el número aumentó a 3.517.

Las autoridades federales y estatales han señalado que el aumento de la violencia en la zona se debe a una disputa entre dos redes criminales. Una es la de El Marro y la otra es el Cartel Jalisco Nueva Generación, CJNG. La de El Marro, el Cartel Santa Rosa de Lima, es un grupo local, que debe su nombre a su lugar de origen, una pequeña comunidad en el municipio de Villagrán. El cartel Jalisco parece sin embargo una red mucho mayor, con presencia en varios Estados del país, en la punta de mira del Gobierno de Estados Unidos por el tráfico de drogas a aquel país.

Lo cierto es que la violencia en la entidad aumentó a la par que el robo de combustible. En 2018, la paraestatal Pemex detectó 1.547 tomas clandestinas en sus ductos en Guanajuato, agujeros por donde bandas de ladrones sacaban miles de litros de gasolina en pocas horas. En otros estados como Veracruz, Puebla o Hidalgo la situación era parecida y el Gobierno mandó al Ejército a vigilar los ductos. En algunos puntos de la geografía, caso de Guanajuato, los militares acamparon literalmente encima de los tubos para evitar el robo.

Para mediados de 2019, el Ejecutivo, comandado por Andrés Manuel López Obrador, anunció que la situación estaba controlada. Los reportes de tomas clandestinas disminuyeron en Guanajuato y la tasa de asesinatos también, pero no tanto. El año terminó con 2.775 homicidios dolosos.

Celebrada desde el Gobierno federal, la detención de El Marro contradice el paradigma de seguridad del Ejecutivo. Al menos en teoría. Desde su llegada a la presidencia, López Obrador ha insistido en que no se trata de detener a los capos. Valga como ejemplo el operativo para capturar al hijo del Chapo Guzmán, Ovidio, el año pasado en Sinaloa. Después de que el Ejército lo detuviera en su casa, el Gobierno ordenó que lo soltaran para evitar represalias del Cartel de Sinaloa. Sin embargo, El Marro ha caído. El siguiente en la lista es el líder del CJNG, Nemesio Oseguera, alias El Mencho, que se ha convertido también en uno de los objetivos más importantes para el Gobierno de Estados Unidos.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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