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Así van las encuestas en Estados Unidos: Trump avanza y se iguala con Harris

Los pronósticos se acercan más al empate absoluto: nuestra predicción dice que la demócrata tiene un 53% de opciones de ganar, en esencia las mismas que su rival republicano (47%)

Los pronósticos se han movido de nuevo para elevar la igualdad. Las probabilidades de una victoria de Donald Trump en las próximas elecciones de noviembre han subido ligeramente, pasando del 45% al 47%, según el promedio de predicciones que llevamos semanas actualizando. Como muestra la tabla, los números del republicano han mejorado en general: sus opciones de victoria suben en los mercados de predicción, según los pronosticadores de Metaculus y también para el modelo basado en encuestas de The Economist, que ahora habla directamente de empate probabilístico.

No quiero exagerar los movimientos. Los cambios desde el último debate presidencial de hace tres semanas han sido pequeños, pero sí podemos decir que lo han hecho en una dirección clara: la ventaja de Harris parece haberse reducido, hasta dejar la elección —de momento— en un empate virtual. Porque hablamos de probabilidades, no de diferencias en porcentajes de voto: tener un 53% de opciones, en lugar de un 47%, significa que, si tuviésemos ante nosotros 30 futuros posibles, Donald Trump ganaría en 14 y Kamala Harris en 16.

La quietud de los números la vimos la semana pasada con las encuestas nacionales, donde Harris sigue tres puntos por delante en votos. Hoy lo podemos ver con los pronosticadores de la plataforma Metaculus, cuyo juicio agregado —a partir de cientos de juicios individuales— lleva casi inalterado desde hace tres semanas.

La situación en los Estados clave

Como ya explicamos, la elección depende en realidad del resultado en cada Estado. Para ganar en noviembre, los candidatos necesitan 270 delegados, o votos electorales, sumando los que reparte cada lugar, que van todos al candidato ganador de la circunscripción.

Una semana más, Harris tiene 226 votos electorales probables o seguros, casi los mismos que Trump, que tiene 219. Los 93 restantes corresponden a los llamados Estados bisagra, o clave, marcados en gris en el mapa.

Ahora mismo, Harris es ligeramente favorita en cuatro de esos Estados de alta incertidumbre. Está por delante en los tres del cinturón del óxido —Míchigan, Wisconsin, Pensilvania—, que podrían valerle para sumar justo 270 votos electorales, los necesarios para ganar la elección, y también lo hace en Nevada, que reparte otros seis votos. Ahí se acaba su margen. Porque según encuestas y predicciones, Trump lidera en otros tres territorios clave, Arizona, Georgia y Carolina del Norte.

Una forma fácil de ver la debilidad de Harris es pensar en escenarios hipotéticos, pero perfectamente plausibles. Las encuestas ni siquiera tienen que “fallar” para que la demócrata pierda.

Basta imaginar un escenario fácil. Suponed que las encuestas clavan el resultado en todos los Estados salvo en Pensilvania, donde se desvían ligeramente contra Harris. Ahora, la vicepresidenta tiene allí un punto de ventaja: estimamos que le votará el 50,5% de la gente, por un 49,5% de Trump. Pero, ¿y si el republicanos se impone con un 50,1% de los votos? No podríamos considerarlo un fallo de las encuestas: ¡lo habría hecho bien! Pero ese cambio diminuto basta para girar la elección. Los 19 votos electorales de Pensilvania no serían para Harris, sino para Trump, que sumaría 281 delegados y volvería a la Casa Blanca.

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