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Mark Rutte, el gran superviviente político de Países Bajos que tomará el mando de la OTAN

El primer ministro neerlandés en funciones tendrá que emplear a fondo su probada capacidad de consenso para liderar una organización de 32 miembros ante el desafío de la guerra de Ucrania

Mark Rutte
El primer ministro saliente holandés, Mark Rutte, se hace una foto con unos jóvenes en La Haya, este viernes.ROBIN UTRECHT (EFE)
Isabel Ferrer

Mark Rutte, primer ministro liberal saliente de Países Bajos, ha librado en los últimos siete meses la campaña electoral más internacional —y personal— de su carrera. Será el próximo secretario general de la OTAN cuando la guerra de Ucrania sigue abierta en la frontera de la Alianza Atlántica. Y cuando cabe la posibilidad de que Donald Trump pueda ser reelegido presidente de Estados Unidos el próximo noviembre, y aliente la desprotección de los países que no inviertan en 2% de su PIB en defensa. Este veterano político de 57 años ha estado al frente de cuatro gobiernos neerlandeses consecutivos desde 2010 y conoce a fondo el funcionamiento del Consejo Europeo. A partir del próximo otoño, cuando se prevé que suceda al noruego Jens Stoltenberg, Rutte tendrá que aplicarse a fondo en la búsqueda de consenso político entre los 32 aliados de la OTAN, una habilidad reconocida hasta por sus rivales.

Será el cuarto secretario general de la OTAN neerlandés, puesto en el que le preceden Dirk Stikker (1961-1964), Joseph Luns (1971-1984) y Jaap de Hoop Scheffer (2004-2009). Sin embargo, hace solo tres años parecía poco probable que el cargo recayese de nuevo un político de Países Bajos, un país que estaba por debajo del 2% de gasto del PIB en defensa. Ese fue el objetivo marcado en la cumbre de 2014 por los miembros de la OTAN, y el Gobierno neerlandés ha alcanzado la cifra este año. Rutte llegará al cargo en un momento en el que la guerra en Ucrania puede mermar el consenso en la organización, y con el debate sobre la defensa europea en la recámara.

Rutte es un superviviente político. Para llegar a la recta final en la carrera por el liderazgo de la OTAN ha precisado, además, de sus mejores dotes de convencimiento: sin caer en la humillación, ya sea propia o de su interlocutor. Ha debido ganarse a los países bálticos, a Turquía y a Viktor Orbán, primer ministro húngaro. Este último consiguió de Stoltenberg que Hungría no participe en las actividades de la OTAN en nombre de Ucrania. Orbán reclamaba una disculpa por sus críticas ante la legislación húngara sobre la homosexualidad. El resultado ha sido una carta donde el neerlandés dice haber tomado nota del hecho de que algunos de sus comentarios de 2021 “han causado descontento en Hungría”. Su “prioridad”, recalcó, “será mantener la unidad y tratar a todos los aliados con el mismo nivel de comprensión y respeto”. Un propósito que bien puede servir de declaración de intenciones para labor que le espera.

Licenciado en Historia y pianista aficionado

Licenciado en Historia y pianista aficionado que lleva en política desde su juventud, Rutte personifica fuera de Países Bajos la imagen de político modesto que vive en su piso de siempre en La Haya, no ha cambiado su viejo coche Saab y acude en bicicleta al trabajo. En esto último no se diferencia de otros políticos de su país, poco dados a la exhibición de prebendas.

Lleva bien las bromas sobre su soltería, y ha habido momentos inesperados que se han hecho virales. Como cuando recogió, fregona en mano, el charco del café que había derramado a la entrada del Parlamento entre los aplausos del personal de limpieza. Menos conocido es su almuerzo semanal con la anciana madre de un amigo, que vive en su mismo edificio. Una filtración en la cocina de esta vecina acabó manchando los trajes del político, en el piso de abajo. En una visita oficial del presidente francés, Emmanuel Macron, lo llevó a su restaurante indonesio favorito, un local sin pretensiones. La foto de ambos también se hizo viral en las redes sociales.

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Rutte causó malestar en España e Italia hasta que Países Bajos suavizó en 2020 las condiciones de acceso al fondo de rescate de la eurozona por la pandemia. Pese a estas críticas que recibió del sur de Europa, su perfil verdaderamente internacional empezó a formarse en julio de 2014. Tuvo que afrontar entonces la tragedia del vuelo MH17, abatido sobre Ucrania por un misil de fabricación rusa, según una investigación internacional. El avión había despegado de Ámsterdam con rumbo a Kuala Lumpur (Malasia) y perecieron sus 298 ocupantes. De estos, 196 eran neerlandeses. El otro punto de inflexión fue la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022, y las inquietudes internacionales de Rutte crecieron hasta convertirse en la ambición necesaria para encabezar la OTAN.

El todavía primer ministro en funciones tiene en su haber el haber ganado cuatro elecciones generales consecutivas desde 2010. En enero de 2021, dimitió junto con su Gobierno por un escándalo de subsidios familiares, que acusó injustamente de fraude a miles de padres, en su mayoría de origen inmigrante. Rutte formaba parte de la línea dura del Ejecutivo, cuyo intento de evitar estafas acabó en el reconocimiento de que hubo “discriminación institucional”. La caída de su último Gabinete, en julio de 2023 a causa de las disensiones internas en la política de asilo, fue especialmente dura y ha dado pie a toda clase de conjeturas. Durante la crisis del euro, el Gobierno encabezado por Rutte lideró el grupo de los países más duros que exigían medidas de ajuste a los países del sur de Europa en crisis.

Petra de Koning, autora de una biografía sobre el político neerlandés, reconoce que no sabe si Rutte “ya tenía pensado intentar la candidatura a la OTAN”. “Poca gente debe saber si ya lo había decidido. Lo que sí se sabía desde hace tiempo es que sería su último periodo como primer ministro. Con o sin crisis”, explica por teléfono. “El VVD [su Partido Popular por la Libertad y la Democracia] pensaba que necesitaban a alguien más, y ya se había mencionado que alguien debía sustituirle”. “El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, le pidió en dos ocasiones que dijera que sí al cargo en la OTAN, y ha tardado tanto que Washington bien podría haber cambiado de opinión”, asegura la autora.

En julio de 2023, cuando dejó la jefatura del Gobierno, Rutte aseguró que pensaba continuar solo con la docencia porque ya imparte clases en una escuela de Formación Profesional. “Se ha ido dando cuenta de que podía ser influyente, y la guerra en Ucrania ha sido un factor decisivo”, afirma De Koning. Países Bajos es uno de los países europeos que más han mostrado su apoyo a Kiev, a lo que se une las buenas relaciones personales entre Rutte y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.

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