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Las detenciones de generales rusos alcanzan a la cúpula del Estado Mayor del ejército

Vadim Shamarin, máximo responsable de las telecomunicaciones de las Fuerzas Armadas, es el cuarto militar de alto rango arrestado en el último mes por corrupción

El teniente general Vadim Shamarin, jefe adjunto del Estado Mayor ruso, en una foto oficial tomada en octubre de 2023. Foto: MINISTERIO DE DEFENSA RUSO (REUTERS) | Vídeo: Vivien Doherty Luduvice
Javier G. Cuesta

El jefe adjunto del Estado Mayor ruso, el teniente general Vadim Shamarin, ha engrosado la lista de altos mandos detenidos por las autoridades del país en el lapso de un mes. El Comité de Investigación encargado de las pesquisas acusa a Shamarin, máximo responsable de las telecomunicaciones del ejército, de haber recibido sobornos “a gran escala”, la misma acusación por la que antes fueron enviados a prisión preventiva dos altos cargos próximos al exministro de Defensa Serguéi Shoigú y un popular general que denunció los problemas internos de las Fuerzas Armadas.

El Kremlin niega estar acometiendo una purga sistemática dentro del ejército. “La lucha contra la corrupción es un trabajo constante. Esto no es una campaña, es una labor continua (...) y se lleva a cabo en todos los departamentos, sean federales o municipales”, ha asegurado el portavoz de Vladímir Putin, Dmitri Peskov, en su rueda de prensa diaria.

Shamarin, de 52 años, se enfrenta a una condena de hasta 15 años de prisión. Jefe de la Dirección General de Comunicaciones del ejército desde 2021, el general ha corrido la misma suerte que su predecesor en el cargo, Jalil Arslanov, que un año antes fue detenido y aún sigue siendo juzgado a puerta cerrada por un presunto fraude. Según la investigación, Arslanov adjudicó supuestamente la adquisición de unos equipos a una empresa rusa, y esta los recompró a China.

Se trata del cuarto militar ruso de alto rango detenido en el último mes. El arresto del entonces viceministro de Defensa, Timur Ivanov, semanas antes de la destitución de Shoigú abrió la veda a finales de abril, y la purga se aceleró después de que el presidente Vladímir Putin anunciase la sustitución del ministro de Defensa por el economista Andréi Belóusov, el 12 de mayo. A la semana siguiente, le llegó el turno al que fuera responsable de proteger los secretos de Estado, el general Yuri Kuztnetsov, y este miércoles ha sido enviado a prisión Iván Popov, uno de los generales que frenó la contraofensiva ucrania en Zaporiyia en 2023. Apodado Espartaco, el militar denunció el año pasado que las carencias de materiales del ejército llevaban a la muerte a sus soldados.

“La misión más importante de Andréi Belóusov como ministro de Defensa es no interferir en la purga de generales que lleva a cabo el Servicio Federal de Seguridad [el FSB, sucesor del KGB]”, ha escrito el politólogo ruso Stanislav Belkovski en su canal de Telegram. El experto opina que Shamarin podría haber pagado por el fracaso en la invasión de Ucrania: “Los problemas en las telecomunicaciones del ejército eran la comidilla hace mucho tiempo. Muchos expertos creen que las malas telecomunicaciones, cuyo dinero, como es habitual, fue robado, han sido la principal razón de los fracasos de las Fuerzas Armadas rusas, especialmente en 2022″.

A diferencia del arresto del general Popov, la detención de Shamarin ha provocado una oleada de alegría en el sector ultranacionalista ruso y la maquinaria de la propaganda rusa ha señalado inmediatamente al mando del Estado Mayor como uno de los culpables de los problemas del ejército. Curiosamente, muchos han remarcado que la sustracción de fondos del ejército era conocida desde hace años, pero ninguna figura pública se había atrevido a denunciar la corrupción en más de dos años de guerra y Shamarin seguía ostentando un alto cargo en la jerarquía militar rusa. De hecho, las críticas al ejército pueden implicar varios años de cárcel, en aplicación de la ley “sobre la desacreditación de las acciones de las Fuerzas Armadas rusas”.

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Los propios círculos del Kremlin han admitido que la corrupción era vox populi. La directora del canal Russia Today, Margarita Simonián, ha contado en sus redes sociales una supuesta anécdota sobre el arresto de Shamarin. “Conversación matutina en los salones de Moscú. —¿Sabes que detuvieron ayer al jefe de las telecomunicaciones del ejército? —¿Por qué estás sorprendido? Ayer, compraste un walkie-talkie para venderlo en una tienda”.

Un conocido bloguero militar ruso, Andréi Morózov, apodado Murz, denunció en noviembre de 2022 que el Ministerio de Defensa había adquirido el sistema de telecomunicaciones Azart por 275.000 rublos (2.750 euros) la unidad, pero no servía para el frente y el ejército se vio obligado a sustituirlos por kits chinos mucho más baratos. Murz no llegó a ver a Shamarin tras las rejas: el bloguero supuestamente se suicidó hace tres meses tras haber sido obligado a borrar una publicación sobre las cifras reales de soldados muertos en el asalto final a Avdiivka.

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