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Muere Jacques Delors, gran artífice de la construcción de Europa

Durante su largo mandato como presidente de la Comisión Europea, el bloque comunitario dio un gran salto en su integración. El exdirigente contribuyó decisivamente al nacimiento del euro, de Schengen y de las becas Erasmus

Jacques Delors, político francés y presidente de la Comisión Europea entre 1985 y 1995, en París, en septiembre de 2009.Foto: GORKA LEJARCEGI | Vídeo: EPV
Manuel V. Gómez

Jacques Delors, uno de los grandes arquitectos de la construcción europea, ha fallecido este miércoles a los 98 años. Fuera de Francia, donde fue ministro, ninguna figura como la suya está tan asociada a la presidencia de la Comisión Europea, que comandó entre 1985 y 1995. En su país ya tenía una larga trayectoria política, que había iniciado antes de afiliarse al Partido Socialista Francés en 1974 y continuó después como ministro de Hacienda y alcalde de Clichy.

Cuando él llegó a Bruselas para dirigir el brazo Ejecutivo del club comunitario, la Comunidad Económica Europea, como se llamaba entonces, era más bien un gran mercado común continental de 10 países que intentaban conjugar sus intereses en un experimento con pocos o ningún precedente histórico con el que se intentaba evitar que el continente acabara otra vez en una guerra devastadora. Justo cuando él lo dejó, el 1 de enero de 1995, se alcanzó la cifra de 15 Estados miembros —España se sumó en ese periodo— que se habían convertido ya en la Unión Europea, el nombre actual. Dejó incluso un testamento en el que señalaba cómo podía recorrerse el camino de las futuras ampliaciones.

Delors no es uno de los padres fundadores del proyecto europeo, pero su trayectoria durante los 10 años que fue presidente de la Comisión le sitúan entre uno de sus grandes hacedores. El impulso que le dio le colocan a la altura de los franceses Jean Monnet y Robert Schuman, el italiano Alcide de Gasperi o el alemán Konrad Adenauer. “Todos somos herederos del trabajo de Jacques Delors”, ha homenajeado quien hoy desempeña la responsabilidad que él tuvo, la presidenta Ursula von der Leyen. “Europa acaba de perder a uno de sus gigantes. [...] Entra en el panteón de los grandes que ha dado Europa y cuyo legado debemos asumir”, ha resaltado el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, al conocerse el fallecimiento.

“Europa ha perdido a un trabajador incansable, y Francia a una figura destacada de la escena política durante cuarenta años”, ha lamentado el Elíseo, la sede de la Presidencia de Francia, en un comunicado emitido tras la muerte.

Su nombre está unido a una etapa en la que hubo un gran salto en la integración europea. El aumento de 10 a 15 países (España, Portugal, Austria, Suecia y Finlandia) es solo un hito más logrado durante sus años en Bruselas. Entre 1985 y 1995 se logró un gran avance en el grado de conexión de los países que formaban parte del proyecto europeo. Se pasó de un mercado común, algo similar a una eliminación de aduanas comerciales, a una unión en 1993 que caminaba hacia una eliminación (imperfecta, como se puede comprobar 30 años después) de las fronteras para mercancías y personas.

Algunas de las palabras que ponen nombre a políticas clave, que en la actualidad forman parte de la vida cotidiana de los 450 millones de ciudadanos de la UE, surgen en aquellos años. Son el fruto de proyectos que se activaron —o se impulsaron— en la Comisión que presidía Delors. Es el caso de Erasmus, el programa de becas para estudiantes, emblema de las políticas comunitarias, que se creó en aquellos años a partir de la idea de la pedagoga italiana Sofia Corradi hecha suya por aquel Ejecutivo europeo, especialmente por uno de los comisarios que lo acompañó durante casi toda su trayectoria, el español Manuel Marín.

El Ministerio de Asuntos Exteriores francés recordaba este miércoles que Delors tuvo una contribución destacada a otro de esos “grandes hitos de la construcción europea” que están en el día a día del continente, los Acuerdos de Schengen, que dieron paso a la libre circulación de personas en el territorio europeo. En Francia, antes de ser ministro, había pasado por el Comisariado General del Plan, organización propia de la posguerra encargada de la planificación económica, y había sido consejero del Banco de Francia.

Fuera de Bruselas su nombre no es tan conocido como el programa Erasmus o el Espacio Schengen, pero prácticamente todos los que viven en la burbuja comunitaria saben qué es el Marco Financiero Plurianual de la UE. Esa especie de presupuesto de la Unión de varios años de vigencia se propuso por primera vez en 1987. Planteó un segundo esquema presupuestario y en el camino duplicó los fondos de cohesión

Delors llegó a la presidencia de la Comisión apadrinado por el entonces presidente de Francia, François Miterrand, y el canciller alemán, Helmut Kohl, dos grandes monstruos de la política europea. Con ellos y con quien era la primera ministra británica, Margaret Thatcher, o más bien contra ella, tuvo que bregar para sacar proyectos como la Unión Económica y Monetaria. No era nuevo en la capital comunitaria, había sido eurodiputado entre 1979 y 1981.

Como buen francés -fue ministro de Hacienda entre 1981 y 1984- luchó para poner en marcha la moneda única, esa vieja aspiración que pretendía ligar la suerte del franco y del marco. Al ser presidente de la Comisión, el Consejo Europeo —representa a los Estados miembros— le encargó en 1997 liderar el grupo de trabajo, junto con los gobernadores de los bancos centrales, que parió el llamado informe Delors, en el que se diseñaba el camino a seguir hasta lograr en tres pasos la creación de la divisa común. Pensaba que la unión aduanera que se había creado en los años cincuenta del siglo XX estaba coja si no contaba con una moneda única. Y así se dio paso a la piedra angular de este edificio monetario, el Tratado de Maastricht, que se firmó en 1992.

“Ha sido un abogado incansable de la cooperación entre las naciones europeas y el desarrollo de la identidad europea. Una idea que él alumbró gracias a la creación del mercado único, el programa Erasmus y los primeros pasos de la moneda única”, ha destacado Von der Leyen.

Dejó Bruselas el 1 de enero de 1995. Su nombre sonó con mucha fuerza para ser el candidato socialista a suceder a su compañero François Miterrand. Los tiempos encajaban. Las elecciones nacionales eran después, en abril. Renunció ante un partido dividido y dejó el camino abierto al candidato conservador, Jacques Chirac. Un año después creo el centro de estudios e investigaciones europeas que lleva su nombre, Instituto Jacques Delors, con sedes en París, Berlín y Bruselas.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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