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El Papa expresa su “profunda preocupación” por la escalada de violencia en Oriente Próximo

Francisco pide también en su mensaje de Pascua “paz” en Ucrania y “luz” sobre Rusia y reclama a los líderes mundiales que pongan fin a todos los conflictos

El papa Francisco, durante el mensaje de Pascua en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, el 9 de abril. Foto: HANDOUT (AFP) | Vídeo: EPV

En el mensaje del Domingo de Resurrección, antes de impartir la bendición Urbi et orbi, el Papa suele intentar sacudir conciencias con un discurso de carga política en el que repasa la situación geopolítica del mundo y señala las guerras, crisis y conflictos abiertos en distintos puntos del planeta. En esta ocasión, Francisco ha alertado de la espiral de violencia que está viviendo Jerusalén, que alberga lugares sagrados de las tres principales religiones monoteístas. “Expreso mi profunda preocupación por los ataques de estos últimos días, que amenazan el deseado clima de confianza y respeto recíproco, necesario para retomar el diálogo entre israelíes y palestinos, de modo que la paz reine en la Ciudad Santa y en toda la región”, ha señalado el Papa.

En los últimos días, se ha producido una escalada de la violencia con atentados en la Cisjordania ocupada y en Tel Aviv, así como ataques cruzados entre Israel y la franja de Gaza, y lanzamientos de misiles desde Líbano y sobre Siria, desencadenados tras los desalojos de la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén por parte de la policía israelí en un momento en el que coinciden el Ramadán musulmán, la Pascua judía (Pesaj) y la Semana Santa católica. Bergoglio ha rezado también por Líbano, “todavía en busca de estabilidad y unidad”, y ha pedido que “supere las divisiones y todos los ciudadanos trabajen juntos por el bien común del país”.

El Papa también ha reclamado en su mensaje paz para Ucrania, invadida por Rusia hace poco más de un año. “Ayuda al amado pueblo ucraniano en el camino hacia la paz e infunde la luz pascual sobre el pueblo ruso”, ha rezado Francisco. “Conforta a los heridos y a cuantos han perdido a sus seres queridos a causa de la guerra, y haz que los prisioneros puedan volver sanos y salvos con sus familias. Abre los corazones de toda la comunidad internacional para que se esfuerce por poner fin a esta guerra”, ha continuado.

El Pontífice se ha dirigido a fieles y a los líderes del mundo desde el balcón central de la basílica de San Pedro, para que acaben con “todos los conflictos que ensangrientan al mundo, comenzando por Siria, que aún espera la paz”. Este país, en guerra desde hace 12 años, aunque con la violencia centrada ahora en algunas áreas del norte, afronta una situación dramática que ha empeorado tras el terremoto del pasado febrero. La población pasa hambre y es más pobre que en los peores momentos de la contienda. Así, Bergoglio ha pedido por los afectados del violento terremoto que azotó el pasado febrero Turquía y Siria y causó cerca de 60.000 muertos y más de tres millones de desplazados: “Recemos por cuantos han perdido familiares y amigos, y se quedaron sin casa; que puedan recibir consuelo de Dios y ayuda de la familia de las naciones”.

Asimismo, ha recordado los problemas sociales y económicos en Túnez, y la grave crisis en la que está sumida desde hace años Haití. Francisco también ha hecho mención a los procesos de paz y reconciliación que se han emprendido en Etiopía y en Sudán del Sur. Etiopía está saliendo de una de las guerras más letales de este siglo, que ha dejado más de 600.000 víctimas civiles. En noviembre de 2022 las partes enfrentadas firmaron un frágil alto el fuego, pero este no ha permitido que buena parte de los dos millones de desplazados regresen aún a sus casas. El Papa visitó en febrero Sudán del Sur, el joven país fundado en 2011, uno de los más pobres del mundo y que tiene casi la mitad de su población desplazada debido a los conflictos entre etnias. En 2020 se firmaron unos acuerdos de paz que no se han respetado y han continuado los enfrentamientos armados.

El pontífice argentino pidió, además, el cese la violencia en otro país africano que visitó también en febrero, la República Democrática del Congo, escenario de violencia y campo de acción de diferentes grupos armados desde hace más de 25 años y que actualmente sufre un rebrote de la violencia.

El mensaje del Pontífice no ha olvidado a las comunidades cristianas que afrontan situaciones difíciles y ha pedido por “aquellos a quienes se les impide profesar libre y públicamente su fe”, como en Nicaragua, donde el régimen de Daniel Ortega ha prohibido las actividades religiosas y persigue a destacados miembros de la iglesia católica.

El Domingo de Pascua, en el que los cristianos celebran la resurrección de Jesucristo y que es una de las fiestas más importantes del año litúrgico, el Papa pidió por los refugiados, los deportados, los prisioneros políticos y los migrantes, especialmente por “los más vulnerables”, y recordó “a todos aquellos que sufren a causa del hambre, la pobreza y los nefastos efectos del narcotráfico, la trata de personas y toda forma de esclavitud”. Y, entre otros, lanzó este mensaje: “Apresurémonos a superar los conflictos y las divisiones, y a abrir nuestros corazones a quien más lo necesitan. Apresurémonos a recorrer senderos de paz y de fraternidad. Alegrémonos por los signos concretos de esperanza que nos llegan de tantos países, empezando de aquellos que ofrecen asistencia y acogida a quienes huyen de la guerra y de la pobreza”.

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