Biden ofrece ayudas económicas al pueblo palestino pero sin compromiso político
El líder estadounidense defiende la solución de los dos Estados en un encuentro con el presidente Abbas, aunque insiste en que ahora no es el momento
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha anunciado este viernes un modesto paquete de ayudas económicas para el pueblo palestino en el marco de su breve visita a Jerusalén Este y Belén, en la Cisjordania ocupada, que ha estado marcada por la ausencia de cualquier iniciativa diplomática sobre el futuro de Palestina. La visita y el anuncio del mandatario marcan un cambio en las formas respecto a la dura política seguida por su predecesor, Donald Trump, pero representan solo un tímido giro de fondo y de contenido. También han servido para concluir la primera mitad de su gira por Oriente Próximo y poner rumbo a Arabia Saudí, que es la parte que más expectativas y críticas ha generado.
Durante su visita a Belén, Biden se ha reunido con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, que en su posterior comparecencia ante los medios le ha pedido al líder estadounidense un mayor compromiso con la causa por la independencia de su pueblo y para acabar con la ocupación y el “régimen de apartheid” de Israel, en palabras del dirigente palestino. Biden, por su parte, se ha limitado a reiterar su defensa, vacía de contenido, de la solución de los dos Estados, aunque ha sostenido que este no era el momento adecuado para reiniciar las negociaciones. “Tiene que haber un horizonte político que el pueblo palestino pueda realmente ver o al menos sentir. No podemos permitir que la desesperanza nos robe el futuro”, ha declarado Biden, antes de agregar que “el terreno para retomar las negociaciones no está listo en este momento”. El presidente estadounidense también ha señalado que la creciente integración regional de Israel, para la que sí que ha prometido esfuerzos por parte de su administración, podría contribuir a revitalizar un proceso político con los palestinos, pero no ha detallado de qué manera.
La llegada de Biden a Palestina ha estado también marcada por la muerte de la veterana periodista de la cadena Al Jazeera Shireen Abu Akleh, quien falleció en mayo por disparos de fuerzas de seguridad israelíes mientras cubría una incursión en la ciudad de Jenín, en la Cisjordania ocupada. A pesar de que múltiples investigaciones independientes han concluido que la reportera, que tenía nacionalidad estadounidense y palestina, fue abatida por fuego israelí, Israel y Estados Unidos han evitado confirmarlo o desmentirlo de manera firme. En su comparecencia, Abbas ha pedido que Washington contribuya a exigir responsabilidades por la muerte de la reportera, a quien ha considerado “una mártir”, mientras que Biden —que no ha sido capaz de pronunciar bien el nombre de la periodista— se ha limitado a considerar su “muerte” una “pérdida enorme” y a prometer seguir asistiendo en la investigación, aunque tampoco ha especificado cómo.
Si bien la parte palestina no albergaba ninguna gran esperanza en la visita de Biden, Abbas le ha instado a por lo menos cumplir algunas de sus promesas electorales como volver a abrir el consulado de Estados Unidos en Jerusalén, sacar a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de su lista de terroristas, y permitir la reapertura de su sede diplomática en Washington. El mandatario estadounidense, sin embargo, ha considerado que reactivar algunas ayudas económicas al pueblo palestino, como las que ha anunciado este viernes, ya representa dar marcha atrás respecto a las políticas de Trump. En un aparente intento de restarle también importancia a su presencia en Jerusalén Este, Biden le ha reiterado a Abbas que Estados Unidos sigue considerando Jerusalén la capital de Israel y que “los límites específicos de la soberanía” de la ciudad deben resolverse mediante negociaciones, según un comunicado de la Casa Blanca.
Una de las ayudas más esperadas anunciadas por Biden durante la jornada han sido 100 millones de dólares (99,6 millones de euros), aún pendientes de la aprobación del Congreso de Estados Unidos, destinados a una red de hospitales de Jerusalén Este que prestan servicios especializados a pacientes de Cisjordania y Gaza. Se trata de una ayuda indirecta al frágil Gobierno palestino, que no gestiona estos hospitales pero que paga los costes del tratamiento de palestinos de Cisjordania y Gaza y que durante meses ha tenido problemas para hacerlo, lo que ha añadido presión a unos centros que juegan un papel clave en su sistema sanitario. Otra de las ayudas anunciadas por EE UU incluye 200 millones de dólares para la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina (UNRWA, por sus siglas en inglés).
Para la autoridad palestina, esa fugaz visita se ha visto, además, ensombrecida por el anuncio de la decisión de Arabia Saudí de abrir su espacio aéreo a aviones procedentes y con destino a Israel, que hasta ahora tenían que rodear el país. El gesto se ha interpretado como otro paso hacia una mayor integración de Israel en la región, y deja entrever la predisposición de Riad a participar de este proceso. Biden, por su parte, se ha convertido en el primer presidente de Estados Unidos en volar directamente de Israel a la ciudad saudí de Yeda, donde arrancará la segunda parte de su gira regional y la que concentra más expectación, después de que el mandatario demócrata dijera durante la campaña presidencial de 2020 que convertiría Arabia Saudí en un paria internacional, por la implicación de Riad en el asesinato del disidente saudí Jamal Khashoggi en 2018 en el consulado de Estambul.
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