Israel abre la vía de la okupación en el barrio cristiano de Jerusalén
Colonos judíos radicales se apoderan sin permiso legal de un emblemático edificio del Patriarcado Ortodoxo en la Ciudad Vieja
Tras ocupar desde 1967 la histórica Ciudad Vieja de Jerusalén, Israel acaba de abrir la vía de la okupación en el barrio que alberga los santos lugares de la cristiandad. Colonos judíos del movimiento extremista Ateret Cohanin, que propugna la judaización de toda la Ciudad Santa, se han apoderado sin autorización judicial de parte del emblemático edificio del hotel Petra, propiedad del Patriarcado Ortodoxo (rama de la iglesia cristiana predominante en Oriente Próximo) en la puerta de Jaffa, principal acceso al distrito cristiano.
El grupo radical judío adquirió en 2005 el inmueble, a través de una sociedad pantalla en un paraíso fiscal, al patriarca Irineo I, quien fue depuesto poco después tras ser acusado de corrupción. Su sucesor, Teófilo III, batalla desde entonces ante los tribunales israelíes para recobrar el hotel Petra y otras propiedades enajenadas mediante supuestos sobornos. El resto de las iglesias cristianas de Jerusalén le secunda en la defensa del frágil equilibrio religioso en un recinto amurallado dividido en cuatro distritos: musulmán, judío, cristiano y armenio.
“Los colonos irrumpieron por la fuerza en el llamado pequeño hotel Petra, un ala del inmueble que alberga 15 de las 35 habitaciones del establecimiento y otras dependencias. La policía custodia ahora la entrada, y en lugar de expulsar a los okupas, les protege”, explica Abu Walid Dajani, cuya familia palestina gestiona desde hace 75 años el cercano Hotel Imperial, también vendido a Ateret Cohadim por el proscrito Irineo, ahora degradado a monje. “Aunque hay una sentencia que les reconoce el derecho de propiedad, no cuentan con una orden de desahucio. El fallo aún no es firme y está pendiente de recurso de revisión, igual que ocurre con en el hotel Imperial”, precisa Dajani.
Ambos hoteles, que habían permanecido clausurados desde el inicio de la pandemia, reabrieron sus puertas el mes pasado con la llegada de los primeros peregrinos cristianos en dos años. “Tenemos un buen nivel de ocupación en Semana Santa, pero casi todos los visitantes de Rusia y Ucrania han cancelado las reservas que tenían para la semana que viene”, lamenta el veterano hostelero, en referencia a unas celebraciones ortodoxas que se rigen por su propio calendario.
Los rituales de la Semana Santa jerosolimitana comenzaron en Jueves Santo con la ceremonia del lavatorio de pies en el Cenáculo, donde la tradición cristiana sitúa la Última Cena, un recinto gestionado por la Dirección de Asuntos Religiosos del Ministerio del Interior israelí. En su planta baja se hallan la tumba del bíblico rey David y una sinagoga para judíos ultraortodoxos.
Un nuevo asentamiento judío
La ONG israelí Paz Ahora califica como “un nuevo asentamiento judío” en el barrio cristiano la situación de hechos consumada tras la ocupación parcial del hotel Petra. A pesar de la petición de expulsión urgente de los ocupantes israelíes instada por el Patriarcado Ortodoxo y los arrendatarios palestinos del edificio, la justicia israelí se pronunció el jueves a favor de los colonos. Un juez descartó el interdicto para desahuciarlos y devolvió a los demandantes a la casilla de salida para que hagan valer su derecho de nuevo ante los tribunales.
Queda por delante la larga semana vacacional de la Pascua judía, que comienza este viernes. Como en la polémica expulsión de decenas de familias palestinas del barrio de Sheij Yarrah, en Jerusalén Este, impulsada por otra organización de colonos judíos, el Gobierno de Israel se lava las manos y se abstiene de intervenir en lo que considera “disputas inmobiliarias entre particulares”.
“La irrupción de los colonos exige una inmediata intervención del Gobierno”, ha reclamado Paz Ahora en un comunicado difundido el martes. “Aunque la compraventa haya sido kosher [conforme a la ley], Israel debe preservar el statu quo en la Ciudad Vieja e impedir que surjan asentamientos judíos”, abunda la organización pacifista, que se interroga sobre “el papel de la policía, convertida en una herramienta en manos de los colonos”.
El patriarca Teófilo III exige el desalojo de los okupas de Ateret Cohanim mientras se resuelven todos los procedimientos judiciales en marcha. El custodio de Tierra Santa, el franciscano Francesco Patton y el resto de los líderes de las iglesias de Jerusalén se han conjurado también en una declaración conjunta contra la “ocupación ilegal” de propiedades eclesiales por “extremistas israelíes” que ponen “en peligro de extinción” el equilibrio religioso. En 1948, cuando se creó el Estado de Israel tras la partición del mandato británico sobre Palestina, los cristianos representaban el 11% de la población. Hoy apenas suman el 2% del censo en el Estado judío y los territorios palestinos.
En medio de las Pascuas judía y cristiana y el Ramadán musulmán; de una ola de atentados que ha golpeado ciudades israelíes, y de intervenciones militares letales en Cisjordania, la okupación de los colonos en el barrio cristiano echa leña al fuego de la tensión interreligiosa.
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