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La derecha se alía en Ecuador contra una eventual candidatura de Rafael Correa

Dos de las organizaciones políticas con más militantes sellan un acuerdo para lanzar un solo candidato con el que hacer frente a la fórmula del expresidente

Un grupo de gente muestra su apoyo a Guillermo Lasso, el candidato presidencial impulsado por la derecha.
Un grupo de gente muestra su apoyo a Guillermo Lasso, el candidato presidencial impulsado por la derecha.Fernando Vergara (AP)

Con Rafael Correa o sin él en la papeleta rival, la derecha ecuatoriana busca garantizarse el asalto al poder en las próximas elecciones. Los votantes de Ecuador tienen una veintena de opciones de cara a las presidenciales de 2021, pero apenas tres tienen verdaderas aspiraciones de llegar a ganar. Dos de ellas, las de tendencia conservadora, sellaron un pacto esta semana para lanzar un candidato único y hacer frente a la tercera fuerza con posibilidades: la que esté auspiciada por el expresidente. El movimiento CREO (Creando Oportunidades) y el Partido Social Cristiano (PSC) apoyarán al líder del primero, Guillermo Lasso, de 64 años, en su tercer intento para dirigir el país latinoamericano.

“El único enemigo que buscamos derrotar con esta alianza es la pobreza y la falta de empleo que aquejan a millones de ecuatorianos”, responde Lasso cuando se le pregunta si la nueva alianza surge para intentar frenar el regreso de Rafael Correa, de 57 años, al poder. Mientras las autoridades electorales deciden finalmente si aceptan o no que el expresidente pueda participar en la convocatoria electoral sin pisar el país, pese a que el reglamento interno de los comicios lo exige, el acuerdo de la derecha quedó formalizado en un documento con siete puntos, un preámbulo definitorio y cinco firmas.

“Es público que entre los partidarios y simpatizantes de CREO y del PSC hay ciertas diferencias conceptuales y hasta personales, pero estas son secundarias”, recoge la introducción, ante prioridades como la democracia, la libertad, el empleo o la prosperidad que “están en serio peligro”. Por eso, Guillermo Lasso, candidato de los liberales, Cristina Reyes, aspirante socialcristiana, los presidentes de ambas agrupaciones, César Monge (CREO) y Pascual del Cioppo (PSC); y Jaime Nebot, como testigo y referente histórico del socialcristianismo, confirmaron la alianza política que los votantes más conservadores pedían desde la última convocatoria a las urnas. En 2017, Correa dejó a Lenín Moreno de sucesor, tras una década de gobierno bajo los postulados del llamado Socialismo del Siglo XXI.

Lasso y Moreno se disputaron entonces una segunda vuelta electoral muy ajustada que, según los reproches de la tendencia liberal económica, se habría evitado si el voto de la derecha no hubiese estado dividido y Lasso hubiese podido ganar en la primera vuelta. Pero las urnas dieron la victoria al actual presidente y, pese a que este se distanció durante su mandato de su predecesor, CREO y el PSC se presentan como una solución a los problemas heredados. “Hemos atendido el sentir mayoritario de los ecuatorianos, que pedían unidad para enfrentar a los graves problemas que nos afectan como país”, defiende Lasso sobre la decisión tomada.

De cara a 2021, los socialcristianos -que tienen gran arraigo en la región costera tras 30 años gobernando en Guayaquil, la capital económica de Ecuador- cederán protagonismo y auparán a Lasso junto a su candidato a vicepresidente, el médico Alfredo Borrero. Pero las listas para la Asamblea Nacional serán independientes y los dos partidos tendrán cuadros propios. “Es necesario dejar claro que, respecto al plan de gobierno, que corresponderá al presidente de la República elaborar y ejecutar, y a la actuación de la Asamblea Nacional, se mantendrán las coincidencias y diferencias ya conocidas”. Es decir, no habrá una bancada legislativa común.

La tercera tendencia política con aspiraciones presidenciales -las otras candidaturas optan principalmente a abrirse espacio en la Asamblea- es la de la coalición Unidos por la Esperanza. Son las siglas que cobijarán al binomio presidencial de Rafael Correa, pese a no tener aún la certeza de poder contar con este para la cúpula. El exmandatario, que vive en Bélgica y tiene una sentencia de ocho años de prisión por un caso de sobornos pendiente de ejecutar, tiene hasta el jueves para aceptar formalmente su candidatura como vicepresidente. Pero para hacerlo, debe entregar su consentimiento de forma presencial en Ecuador, a riesgo de ser apresado por las autoridades.

Su hermana Pierina, que participará también en las elecciones como cabeza de lista a la Asamblea Nacional, intentó este martes completar ese trámite ejerciendo de apoderada, entregando documentación firmada electrónicamente y acompañada del propio Correa a través de una videollamada. Pero la autoridad electoral requirió que esa solicitud sea entregada en las oficinas centrales para ver si se admite la excepción. De esa decisión dependerá si la nueva alianza de la derecha se medirá en votos directamente con el expresidente o con un binomio de rostros nuevos apoyado por él desde la distancia.

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