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López Obrador presenta unas cuentas sociales con gestos para los inversores

El presidente mexicano evita el endeudamiento y reorganiza el gasto del Estado para proponer un plan económico austero para 2019

Muñoz Ledo recibe del Secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, el paquete económico de 2019.
Muñoz Ledo recibe del Secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, el paquete económico de 2019.Sashenka Gutierrez (EFE)

Andrés Manuel López Obrador ha desvelado el rumbo que quiere para México en su primer año de Gobierno con unos presupuestos equilibrados que atienden tanto a sus votantes —que buscan un giro social, en un país con 50 millones de personas viviendo por debajo del umbral de la pobreza— como a los mercados financieros, que escrutan cada paso del nuevo presidente tras la cancelación del proyectado aeropuerto de la capital. El mandatario mexicano lanza el mensaje de que pretende la estabilidad económica con un gasto prudente y con el objetivo de lograr un superávit fiscal primario (antes de intereses) entre ceja y ceja.

Durante los próximos 15 días, los legisladores mexicanos estudiarán la propuesta que estima un gasto de 5,8 billones de pesos. Urzúa ha reconocido que ante una economía global poco favorable, su equipo ha optado por un presupuesto conservador y prudente. “Tenemos que redireccionar el gasto posible a dos asuntos: capital humano e infraestructura pública”, ha dicho. Las prioridades del Gobierno mexicano están orientadas hacia los programas que López Obrador ha anunciado en sus primeros 15 días como presidente. Las secretarías de Energía, Defensa, Educación, Trabajo, Turismo y Bienestar (antes conocida como Desarrollo Social) han recibido la mayor parte de la atención en la propuesta.

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La visión de López Obrador se muestra de cuerpo entero en un proyecto que se vuelca completamente a las promesas que el político de izquierda hizo en la campaña presidencial. El plan incluye 6.000 millones de pesos para comenzar la construcción del Tren Maya, la mayor apuesta en infraestructura. Así como 44.300 millones de pesos para entregar becas a jóvenes sin empleo y 100.000 millones de pesos para la pensión universal de adultos mayores de 68 años. También ha garantizado recursos para la reconstrucción pendiente tras el terremoto de 2017 y la construcción de caminos en estados como Oaxaca y Veracruz. Las ambiciones de López Obrador para algunos programas sociales, sin embargo, han quedado por debajo de las estimaciones que hizo antes de ganar la presidencia.

El nuevo Gobierno calcula que el próximo año México crecerá 2%, la inflación se establecerá en 3,4%, el tipo de cambio se ubicará en 20 pesos por dólar y el precio del petróleo será, en promedio, 55 dólares por barril. Uno de los objetivos de López Obrador es recuperar la producción petrolera a 1,8 millones de barriles diarios —actualmente es de 1,7 millones—, en los próximos 12 meses, por lo que ha lanzado también este sábado el Plan Nacional para la Producción de Hidrocarburos. El presidente no ha ocultado su deseo de que Petróleos Mexicanos (Pemex) tome las riendas del futuro energético del país. La petrolera estatal ha conseguido un aumento en su presupuesto del 14%, mientras que el organismo encargado de supervisar los contratos privados generados tras la reforma energética del expresidente Enrique Peña Nieto, la Comisión Nacional de Hidrocarburos, ha sufrido un recorte del 30%. El proyecto del aeropuerto de Ciudad de México en Texcoco ha quedado sepultado, mientras que la construcción de un aeródromo en la base aérea de Santa Lucía está contemplado con 15.000 millones de pesos.

Urzúa ha reconocido que el ajuste de los salarios de los altos cargos y la reducción de algunos gastos accesorios han servido para reconfigurar la distribución del gasto. “La gente piensa que esta reducción de salarios se va a dar en todo el espectro salarial, lo que se va a hacer es reducir los sueldos del presidente, secretarios, y directores generales. Todos los demás van a permanecer igual o van a ver incrementado su salario. Este asunto de los salarios es un asunto de justicia social, no es un asunto de cómo empatar mejor el ajuste presupuestal”, ha aclarado. Además, el secretario ha estimado que la deuda pública, que se elevó considerablemente en 2016, seguirá estabilizándose en el próximo año una vez que este año ha sido de un 45% del PIB. “Hubo un crecimiento de deuda muy rápido, fue preocupante y en el Gobierno saliente se amarraron, creemos que no de manera correcta”, apuntó.

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Los diputados mexicanos tienen hasta el 31 de diciembre para aprobar el Paquete Económico. El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido del presidente, posee una mayoría suficiente para aprobar el programa económico de López Obrador sin hacer cambios sustanciales. “Este es el presupuesto indicativo del rumbo de la cuarta transformación. Es el documento más político en un país”, ha dicho Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados al recibir la propuesta.

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Sobre la firma

Sonia Corona
Es la jefa de la redacción de EL PAÍS en México. Cubre temas de Política, Economía, Tecnología y Medio Ambiente. Fue enviada especial para las elecciones presidenciales de 2020 en EE UU. Trabajó en Reforma y El Huffington Post. Es licenciada en Comunicación por la Universidad de las Américas Puebla y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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