Varios testigos denuncian la “conducta inusual” del presunto asesino de la española Pilar Garrido
Los expertos presentados por la Fiscalía de Tamaulipas (norte de México) durante el juicio apuntan que hubo "incoherencias" en el relato del marido de la víctima en los momentos posteriores a la desaparición
El marido y presunto asesino de la española Pilar Garrido se comportó de manera "inusual" y dijo "incoherencias" tras la desaparición de su esposa, según testigos presentados este martes por la Fiscalía. El juicio contra Jorge Fernández se inició el pasado 30 de agosto en el Estado de Tamaulipas (noreste de México).
Durante la audiencia, una experta en gestión de crisis, que atendió a Fernández tras notificar la desaparición de su esposa en julio de 2017, aseguró que este se mostró "inquieto" y que "hizo el intento de llorar" sin lograrlo, según revela un informe de la Fiscalía al que EFE ha tenido acceso este miércoles.
Además, la testigo afirmó que en una visita a Fernández, encarcelado desde agosto de 2017, lo encontró almorzando, algo que considera "muy inusual" porque las víctimas indirectas de este tipo de delitos pierden el apetito. También explicó que tardó hasta cinco horas en hacer la denuncia sobre la desaparición de su esposa porque salía a "tomar el aire".
Otro testigo, un especialista en negociación de secuestros, explicó que el presunto asesino "nunca se interesó por el rescate" y que "cambió la información" en varias ocasiones. Incoherencias de las que también habló un perito criminólogo durante la audiencia.
El acusado de haber golpeado y estrangulado a su mujer sigue defendiendo su inocencia. En declaraciones a EFE este miércoles, su abogado, Martín Lozano, dijo que los testimonios presentados por la Fiscalía no son concluyentes, al basarse en "opiniones" subjetivas.
Según Fernández, Garrido fue secuestrada por un grupo de hombres armados cuando regresaban de la playa por una carretera del Estado de Tamaulipas, uno de los más peligrosos del país. Unas semanas después, encontraron restos óseos y jirones de ropa, y las pruebas de ADN determinaron que era Garrido. Fernández se enfrenta a una pena máxima de 50 años por feminicidio.
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