Acceso universal a la energía: mucho más que electricidad
Aún hay mucho que hacer para proveer a la población global con combustibles limpios para cocinar, fuentes renovables modernas y tecnologías de eficiencia energética
¿Tienes acceso a electricidad confiable en el hogar a un precio asequible? ¿Y cómo es el horno que usas? ¿Es eléctrico o utiliza carbón, generando humo cada vez que cocinas?
Mil millones de personas (un 13% de la población mundial) aún viven sin electricidad y más de 3.000 millones (un 41%) usan combustibles contaminantes para cocinar, lo que impacta su salud, productividad y calidad de vida. Por eso, las Naciones Unidas incluyeron el acceso universal a la electrificación y las tecnologías de cocción limpias entre los objetivos relacionados con la energía que se deben alcanzar en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030.
El ODS 7 también requiere un aumento sustancial en la proporción de fuentes renovables (solar, eólica, hidroeléctrica y geotérmica, por ejemplo) en la combinación energética global, así como para un uso más eficiente de la energía.
El informe Tracking SDG7: Energy Progress Report 2018 (“Monitoreando el ODS 7: Progreso Energético Global 2018), revela los avances del mundo hacia los objetivos de acceso a la electricidad, a los combustibles limpios para cocinar, las energías renovables y la eficiencia energética.
Y aunque el estudio muestra que el mundo no está en camino de alcanzar los objetivos energéticos mundiales para 2030, también destaca las experiencias recientes que ofrecen signos alentadores, principalmente en Asia y África subsahariana, pero también en América Latina.
El informe es un esfuerzo conjunto de la Agencia Internacional de Energía (AIE), la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA), la División de Estadística de las Naciones Unidas (UNSD), el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Acceso a la electricidad
En América Latina, casi tres cuartas partes de los países están en vías de alcanzar el acceso universal para 2020, y para 2030 se espera que la región logre un acceso casi universal, con Haití como el único país con una tasa de acceso inferior al 90%.
Pero las buenas noticias provienen de África, donde en los últimos años la electrificación ha superado por primera vez el crecimiento de la población. Etiopía, Kenia y Tanzania aumentaron su tasa de acceso a la electricidad en un 3% o más anualmente entre 2010 y 2016. En este mismo periodo, en India, 30 millones de personas obtuvieron acceso cada año. Ningún otro país conquistó semejante éxito.
Sin embargo, todavía queda mucho trabajo por delante: Si las tendencias actuales de acceso continúan, el 8% de la población mundial aún estará a oscuras en 2030.
"La experiencia de los países que han aumentado sustancialmente el número de personas con electricidad en un corto espacio de tiempo ofrece una esperanza real de que podemos llegar a los mil millones de personas que aún viven sin electricidad", afirma Riccardo Puliti, director sénior de Energía e Industrias Extractivas del Banco Mundial.
Agrega que “con las políticas correctas, un compromiso con la electrificación y con soluciones fuera de la red, como los sistemas de energía solar para el hogar, estructuras de financiación bien adaptadas y la movilización del sector privado, se pueden obtener enormes ganancias en unos pocos años. Esto a su vez tendrá impactos reales y positivos en las perspectivas de desarrollo y la calidad de vida de millones de personas".
Combustibles limpios para cocinar
De las metas energéticas establecidas en los ODS, el acceso a tecnologías de cocción limpias está bastante rezagado: si la trayectoria actual continúa, 2.300 millones de personas seguirán quemando madera, carbón y otros tipos de biomasa para 2030.
Estos métodos tradicionales generan contaminación del aire en los hogares, lo que causa unas cuatro millones de muertes al año, más que el VIH y la tuberculosis combinados. Las mujeres y los niños corren el mayor riesgo.
El progreso ha sido lento debido a la baja concientización del consumidor, las brechas de financiamiento, el lento progreso tecnológico y la falta de infraestructura para la producción y distribución de combustibles limpios, según el informe. Entre los relativamente pocos buenos resultados que se destacan a nivel mundial están Indonesia y Vietnam, que proporcionaron acceso a un 3% adicional de sus poblaciones anualmente entre 2010 y 2016.
El informe también destaca que, de los 20 países que avanzaron más rápido entre 2010 y 2016, cuatro de ellos están en América Latina: Guyana, Perú, El Salvador y Paraguay.
Energía renovable
En el 2015, el mundo obtuvo el 17,5% de su consumo total de energía final a partir de fuentes renovables, de las cuales el 9,6% correspondían a formas modernas de energía renovable, como la geotérmica, hidroeléctrica, solar y eólica. El resto son usos tradicionales de la biomasa (como leña y carbón vegetal).
Si bien el ODS 7 no define un objetivo fijo para la energía renovable, plantea un "aumento sustancial" en la proporción de fuentes renovables en la combinación global. Con base en las tendencias actuales, se espera que la participación renovable alcance solo el 21% para el año 2030 (desde el 16,7% en 2010), sin alcanzar el aumento planteado por el objetivo del ODS7.
El transporte y la calefacción, que representan el 80% del consumo mundial de energía, aún necesitan hacerse más sostenibles. En el transporte, por ejemplo, el consumo de energía renovable alcanzó solo el 2,8% a nivel mundial en 2015.
Las principales áreas de preocupación siguen siendo el transporte aéreo, ferroviario y marítimo, donde las tasas de penetración de bioetanol y biodiesel, entre otros biocombustibles, son insignificantes en la actualidad. Mientras en la calefacción el uso tradicional de biomasa (como la leña y el carbón) sigue representando el 65% de la cuota de energía renovable.
La electricidad representa el 20% restante del consumo global y ha tenido mejores resultados gracias a los costos decrecientes de la energía eólica y solar. En este sector en particular, la participación renovable ascendió al 22,8% en 2015. La energía hidroeléctrica sigue siendo la principal fuente de electricidad renovable, pero la energía eólica creció más rápidamente de 2010 a 2015.
En América Latina, Brasil se destaca por utilizar más del doble de la media global de fuentes renovables en electricidad, calefacción y transporte.
Eficiencia energética
Mejorar la eficiencia energética significa poder producir más con menos energía. Y la evidencia muestra que el crecimiento económico y el uso de energía están cada vez más desacoplados. Entre 2010 y 2015, el producto interno bruto (PIB) mundial creció casi dos veces más rápido que el suministro de energía primaria. El crecimiento económico superó el avance en el uso de energía en todas las regiones, excepto en Asia occidental.
Una de las métricas más importantes para este objetivo de ODS es la intensidad energética - la relación entre la energía utilizada por unidad de PIB -, que cayó a un ritmo acelerado del 2,8% en 2015, el descenso más rápido desde 2010. Sin embargo, se necesita progresar más para duplicar la tasa global de mejora en la eficiencia energética para 2030.
La industria, el mayor sector consumidor de energía, también realizó el progreso más rápido, reduciendo la intensidad energética en un 2,7% anual.
Mariana Kaipper Ceratti es productora online del Banco Mundial
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