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La policía boliviana sofoca a sangre y fuego un motín en una prisión en Santa Cruz

La intervención ha dejado un saldo de ocho muertos y decenas de heridos, la oposición considera que fue innecesariamente violenta

Policía a las puertas de la cárcel Palmasola.
Policía a las puertas de la cárcel Palmasola.REUTERS

La Policía boliviana ha recuperado el control de la prisión de Palmasola, en Santa Cruz, "manejada" por reos que tenían en ella toda clase de privilegios. La intervención, que comenzó el miércoles, dejó un saldo de ocho muertos y decenas de heridos, y la oposición considera que fue innecesariamente violenta. Hasta ahora la Policía ha usado varias veces gases lacrimógenos para repeler a los familiares de los presos, que se reunieron en torno al penal a fin de impedir una mayor mortandad.

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Una foto publicada por el periódico El Deber muestra a cientos de presos apretujados y tirados en el piso de una cancha deportiva, con las manos en la nuca, mientras los policías están sentados sobre las graderías y los contemplan. Es el símbolo de victoria de la intervención nocturna de 2.000 efectivos en la principal y más peligrosa cárcel boliviana, en busca de desarmar y someter a las bandas de presos que se disputaban el poder del penal y que hace 10 días organizaron un motín para poder atacarse entre sí.

Las pandillas, una dirigida por Killy y otra por Otti, se disputaban el control del sector PC-4, en el que viven en extremo hacinamiento 5.000 hombres. Sus mutuas amenazas fueron las que obligaron a la Policía a terminar con el régimen de convivencia vigente, por el cual los "caciques" dirigían la seguridad de las "barracas", mientras que los funcionarios de prisiones debían abocarse a patrullar los muros exteriores del penal.

La intervención reveló lo que por otra parte ya se sabía, que los reos estaban en posesión de toda clase objetos prohibidos, desde armas de grueso calibre hasta de un alambique para destilar alcohol, pasando por celulares, televisores de alta gama y computadoras. Las autoridades judiciales habían denunciado más de una vez que los crímenes se organizaban desde la prisión. Los pandilleros cobraban "comisiones" —en trabajo y en dinero— a los internos para acceder a estas comodidades y obtener protección. Este era el negocio que Killy y Otti querían cada uno para sí.

La mayor parte de los muertos, todos ellos prisioneros, actuaban como guardaespaldas de uno de los "caciques" y, según la Policía, murieron porque se parapetaron y resistieron la requisa. El diputado opositor cruceño Tomas Monasterio objeta la versión oficial y considera que los ministros del área de seguridad deben ser investigados por la extrema violencia de la intervención. "Bolivia es el único país en el que se generan muertes con responsabilidad gubernamental y nadie hace nada", dijo Monasterio, para justificar su exigencia de que la fiscalía investigue los hechos.

Alrededor de la mitad de los reos de Palmasola se halla con detención "preventiva", es decir, sin sentencia, llevada allí por un sistema judicial que apresa a casi todos los sospechosos, sin que para ello sea necesario probar su culpabilidad. Bolivia es uno de los países con mayor cantidad de presos sin sentencia del mundo.

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