Ricardo Anaya: “Romperé de tajo el pacto de impunidad que existe en México”
El precandidato presidencial de Por México al Frente analiza sus opciones para lograr la victoria electoral y reflexiona sobre la situación del país
Ricardo Anaya (Querétaro, 1979) suele repetir que si ha llegado tan lejos ha sido por humildad. Sin embargo, muchos creen que sus logros son el premio a una ambición desmedida, la que le llevó, por ejemplo, a presidir con 35 años el principal partido de oposición en México, Acción Nacional (PAN). De lograr la victoria en las elecciones presidenciales de julio de 2018, se convertirá en el segundo mandatario más joven de la historia del país, después de que Emilio Portes Gil lograra el poder con 38 años hace casi 90.
A este licenciado en Derecho por la Universidad de Guadalajara y doctor en Ciencias Políticas, padre de tres hijos, apenas le separa un peldaño, el más difícil. Anaya ha sido el principal impulsor de Por México al Frente, la coalición integrada por su partido y los progresistas Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano, una amalgama que se presenta como una alternativa al continuismo del PRI y a la amenaza que, para muchos, supone la llegada de Andrés Manuel López Obrador. Una coalición –la primera que gobernaría México- repleta de batallas internas y que ha dejado muchos damnificados por el camino, como Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe Calderón, quien abandonó el PAN al constatar que no habría elección interna para decidir el aspirante presidencial.
Anaya resta importancia a las divisiones de su partido. “El partido está fuerte”, repite, con el mismo tono pausado que emplea en toda la entrevista. Después de dos cambios de lugar, llega en moto y con puntualidad extrema a la cita, celebrada a última hora del miércoles, poco antes de que arranque una precampaña que, promete, será “alegre, audaz y de muchas propuestas”. No obstante, lo que predomina en su oratoria son los diagnósticos, bien anotados en unos tarjetones que le acompañan a todas partes y que despliega. A diferencia del resto de sus principales oponentes —José Antonio Meade (PRI) y Andrés Manuel López Obrador (Morena)— Anaya advierte desde ya sobre el papel que van a jugar las redes sociales en la opinión pública, con su secuela de falsas noticias y el riesgo de injerencias.
Pregunta. Con 38 años se ha granjeado ya muchos enemigos en política y ha demostrado una gran ambición de poder. ¿Para qué lo quiere?
Respuesta. Como dice el refrán popular: “Al que no le guste el calor que no se meta a la cocina”. La política es una actividad de muchísima intensidad y altamente competida. Siempre he trabajado con base en objetivos y estoy entusiasmado en buscar la candidatura y ganar la presidencia de la República.
P. ¿Por dónde quiere empezar a cambiar México?
R. Primero hay que hacer un diagnóstico completo y reconocer que este Gobierno ha sido profundamente ineficaz y altamente corrupto. Segundo, somos el país de la OCDE más desigual. Luego, la violencia ha llegado a niveles insostenibles. Este año es por mucho el más violento de las últimas décadas. Es probable que lo cerremos con cerca de 30.000 homicidios dolosos. Esta elección se trata de contestar la pregunta: ¿Seguimos por ese desastroso camino o nos planteamos un cambio profundo? A quienes quieran seguir por ese camino, ya tienen candidato, es el candidato del PRI. José Antonio Meade es el candidato de la continuidad.
P. ¿Y quién quiera un cambio?
R. Hay distintas alternativas. Una, la que representa López Obrador, con quien no tenemos grandes diferencias en el diagnóstico, pero proponemos soluciones completamente diferentes. López Obrador tiende a encontrar fórmulas que tienen dos características: son muy viejas y cuando han sido probadas, no han funcionado. Él sostiene que basta con que llegue alguien honesto a la presidencia para que se resuelvan los problemas de la corrupción. Dijo exactamente lo mismo hace 17 años, cuando intentó llegar a jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Y la realidad prueba que no fue así. Él dice que una alternativa para recuperar la paz es una amnistía, que el Estado olvida y por tanto perdona al crimen organizado. Es una idea muy vieja, se planteó en Colombia y fue un rotundo fracaso.
P. Pero, ¿cuál es la prioridad para usted?
R. Hay cuatro prioridades que están entrelazadas. No se puede resolver un problema sin el otro. La relación de la corrupción con la falta de crecimiento económico está documentada. Cuando uno voltea a ver los problemas de inseguridad, nuevamente la corrupción vuelve a estar presente. Parte del problema de inseguridad tiene que ver con políticos corruptos coludidos con el crimen. La corrupción es en buena medida origen de muchos problemas.
No es una opción negociar con los criminales, es una idea vieja”
P. Para combatirla, ¿investigaría cualquier caso de esta Administración o de las anteriores panistas afecte a quien afecte?
R. A diferencia de Meade y de López Obrador contesto que sí, tope con quien tope. López Obrador ha planteado no solamente amnistía a criminales, también a corruptos. Parte del problema que tenemos en este país es que no ha habido una actitud firme de acabar con la corrupción. Yo estoy comprometido a romper de tajo el pacto de impunidad que tanto ha afectado a nuestro país.
P. En el caso de la inseguridad, ¿cuál es su propuesta para reducir la violencia?
R. No es una opción negociar con los criminales. Es una idea vieja y que ha fracasado. Primero, más inteligencia y menos balas. El gran problema de México es que se buscan golpes de efecto, descabezando a los grupos criminales, pero lo que ha funcionado en otras partes del mundo es un ejercicio serio de inteligencia para desmantelar a la organización criminal. Segundo, hay que erradicar de tajo la corrupción. El vínculo entre policías, políticos, jueces y criminales explica en buena medida la impunidad con la que los criminales operan. Tercero, tenemos que recuperar la capacidad de nuestras policías. Hace 10 años, cuando se decide sacar al ejército a los a calles, se argumentó que era indispensable hacerlo porque las policías locales habían sido infiltradas por el crimen organizado. Diez años después estamos en el peor de los mundos. Siguen el Ejército y la Marina realizando funciones que constitucionalmente no les corresponden y no se han saneado, no se han capacitado los cuerpos civiles de policía, que en gran parte del territorio están desmantelados.
P. ¿Es partidario de mantener los militares en las calles?
R. En este instante es impensable sacar al Ejército y a la Marina de algunas partes del territorio porque no hay una policía que se haga cargo de la seguridad de los ciudadanos. Implicaría dejarlos a su suerte.
P. ¿Qué le parece la Ley de Seguridad Interior que se va a aprobar?
R. Me parece que no tiene precedente en los años recientes que el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de Naciones Unidas se haya pronunciado de manera tan enfática sobre un producto legislativo. Lo correcto sería que no se precipitara el Senado, que no se votara la ley y se abriera una discusión con transparencia, escuchando a las organizaciones de la sociedad civil y a la ONU [La ley se aprobó el viernes definitivamente].
P. México ya tuvo dos presidentes panistas. ¿Qué le diferencia de ellos?
R. Para proponernos como una alternativa de cambio habiendo gobernado 12 años estamos obligados a empezar a hacer un ejercicio serio de autocrítica. Los políticos de siempre creen que su responsabilidad es defender todo lo que ha hecho su partido en el pasado, aún habiéndose cometido errores. Yo no pienso así. Yo creo que hay que hablar con la verdad, hay que hacer juicios objetivos y tener humildad. En el sexenio de Vicente Fox se hicieron cosas buenas, muy importantes, sobre todo las reformas en materia de transparencia y acceso a la información o el seguro popular, pero se cometieron errores muy graves. Debemos reconocer que nosotros no cambiamos el régimen, no modificamos las estructuras clientelares no rompimos el pacto de impunidad. El sexenio de Felipe Calderón es el de mayor inversión en infraestructura de nuestro país, pero no se desmantelaron las estructuras clientelares. ¿Hubo avances cuando el PAN gobernó? Sí, pero no logramos la transformación profunda que la circunstancia histórica nos demandaba. Yo lo que planteo es un cambio radical, en el mejor sentido de la palabra. Necesitamos un cambio de raíz para acabar con esas estructurales clientelares y romper el pacto de impunidad.
El PAN no logró la transformación que demandaba la historia”
P. Ese corte de raíz implica romper con parte de su partido. ¿En qué estado ha dejado al PAN por obtener su candidatura?
R. Hace dos años el PAN solo gobernaba cinco Estados. Hoy lo hace en 12. Nunca en habíamos tenido el poder en gobiernos municipales que implicaran a tantos ciudadanos como ahora ni gobernado tantas capitales. Ha habido tensión entre integrantes del partido, pero hoy se encuentra con enorme fuerza.
P. ¿Cree que las críticas sobre la división están sobredimensionadas?
R. El partido está fuerte y los números hablan por sí mismos. Por supuesto hubo un liderazgo importante que dejó el PAN, que fue Margarita Zavala, pero no ha habido desbandada.
P. ¿Cuál es la identidad del PAN ahora mismo?
R. El PAN es un partido humanista. Pertenece a los partidos que se conocen de centro, muy similar a la CDU de Alemania. No nos consideramos un partido de derecha, más bien de centro.
P. El Frente nació con el apellido de opositor, luego ciudadano y ahora no tiene ni uno y otro. ¿Es una operación de marketing o política?
R. Lo de opositor fue algo que se usó en algunas declaraciones mediáticas. El primer acuerdo fue llamarlo Frente Ciudadano por México y así se registró ante el INE. Se cambió el nombre porque la coalición electoral no se puede llamar igual que la no electoral. Nosotros lo hubiésemos registrado con el mismo nombre, tiene una explicación jurídica.
Será una elección entre dos y el PRI va a permanecer rezagado”
P. En caso de ganar, ¿cómo van a gobernar?
R. No queremos solo ganar la presidencia, sino tener mayoría en el congreso que nos permita tener el primer gobierno de coalición, en el que participaríamos las tres fuerzas políticas.
P. El PRI elige a un candidato que trabajó con un gobierno del PAN; el PAN va de la mano con parte de la izquierda y Morena se alía con un partido conservador, como encuentro social. ¿Se ha vaciado la elección de ideología?
R. Me parece extraño que Encuentro Social y Morena vayan juntos. Desde el punto de vista ideológico es una completa sorpresa. Nosotros nos hemos inspirado en distintas experiencias internacionales donde partidos socialdemócratas y democratacristianos han ido juntos. Está el ejemplo de Chile, que bajó el nombre de Concertación lograron no solo acabar con el dictador sino mantenerse en el poder durante 20 años. Lo mismo está pasando en Alemania. A diferencia de lo que se piensa, estas plataformas no son tan diferentes. En términos económicos no somos la ultraderecha liberal, creemos en los principios de solidaridad, que son compatibles con los postulados de igualdad que plantea la socialdemocracia.
Hemos dejado fuera del Frente los aspectos en los que hay posiciones distintas, como el aborto y cada partido conserva su postura
P. ¿Quién es su principal rival?
R. Más que eso, creo que puedo decir cómo arranca la contienda. Con el PRI en un lejano tercer lugar. Veo difícilmente que sea competitivo por el lastre que implica este sexenio. En el caso de López Obrador, que lidera las encuestas, tiene un problema serio, como ya va por su tercera elección creo que está topado. Por lo tanto, lo que va a ocurrir es que nuestra coalición estará en un franco primer lugar.
P. Siempre recurre al diagnóstico, pero yo le pregunto por algo concreto. ¿Quién será su rival a batir? ¿Cree que será una elección entre tres o entre dos?
R. Creo que será una elección entre dos y el PRI va a permanecer rezagado como ahora.
P. Por hablar de temas concretos sobre los que hay dudas. ¿Qué opina del aborto?
R. En lo personal, estoy a favor de la vida y en contra de cualquier forma de criminalización de las mujeres por tomar esta decisión. En lo que respecta a la coalición, como en cualquier otra, lo que hemos hecho es poner en nuestra plataforma lo que tenemos en común y dejar fuera los aspectos en los que hay posiciones distintas.
P. ¿Y sobre el matrimonio igualitario?
R. Estoy en contra de cualquier discriminación, incluyendo la discriminación por preferencia sexual. Este es un asunto que ya resolvió la Suprema Corte y debe respetarse ese fallo.
P. ¿Cuánto va a tardar el Frente en definirse en estos dos temas en los que difieren tanto sus integrantes?
R. Es que así no funcionan las coaliciones electorales. Lo que se hace en un convenio de coalición es establecer los puntos en común. Sobre otros temas, como estos que plantea, cada partido conserva sus posiciones.
P. Entonces, un hipotético votante del Frente no va a saber qué opina la coalición que va a gobernar sobre el aborto, por ejemplo.
R. Tiene tantos problemas México, de corrupción, de inseguridad, de pobreza que tenemos suficientes tareas en común. En los asuntos respecto a los cuales no hay un consenso, cada partido conserva sus posiciones. Esto sucede en cualquier coalición del mundo.
P. Pero ustedes hablan de modernidad y estos temas sociales son los que hacen a un país moderno. ¿Que no haya una claridad no le resta modernidad?
R. No es que no haya claridad. En el tema del matrimonio igualitario es de respeto a lo que estableció la Suprema Corte. No tenemos una opinión arcaica o ultraconservadora, claro que no.
P. ¿Qué es lo que más le preocupa de esta elección?
R. Que en la historia reciente el gobierno ha intervenido de manera ilegal en los procesos electorales. Lo que ocurrió en el Estado de México o en Coahuila es una fuente de preocupación. Pero sobre todo lo que a mí me ocupa es el resultado. Hay una urgencia de cambio.
Es fundamental que haya enorme trasparencia en los gastos de pauta en Facebook. No queremos que se repita lo que ocurrió en Estados Unidos
P. ¿Qué papel cree que van a jugar las redes sociales en la opinión pública, con sus secuelas de noticias falsas e injerencias extranjeras?
R. Cada vez más relevante. Sobre todo el papel de Facebook. Es fundamental que haya enorme trasparencia en los gastos de pauta en Facebook. No queremos que se repita lo que ocurrió en Estados Unidos, donde un Gobierno extranjero intervino en el resultado de una elección comprando publicidad, fundamentalmente a través de Facebook, para difundir noticias. En nuestro caso, el riesgo es que incluso el crimen organizado o dinero de origen ilícito a través de los partidos y candidatos pudiera estar comprando publicidad en este tipo de medios y difundiendo noticias falsas.
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