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Cuba, clave para la paz en Colombia

Fidel Castro ha sido referente de las negociaciones entre el Gobierno y las FARC

Santos y Timochenko se dan la mano ante Raúl Castro, en septiembre de 2015.Vídeo: EFE / EPV
Javier Lafuente
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“Si nos preguntan por el modelo de hombre nuevo, por el paradigma del revolucionario y el estadista universal, sin dudarlo responderemos: Fidel, siempre Fidel”. Así se expresaba el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, el pasado agosto durante los actos del 90 cumpleaños de Fidel Castro. Lo hacía desde La Habana, donde la guerrilla nacida al amparo de la revolución cubana -que instruyó y apoyó incondicionalmente a las FARC- negoció con el Gobierno durante cuatro años el acuerdo de paz de Colombia que ha puesto fin a más de 52 años de guerra.

Pocos países se han mostrado tan agradecidos con Cuba en los últimos años como Colombia. El apoyo del castrismo ha sido determinante para la consolidación del acuerdo de paz. País garante de las negociaciones junto a Noruega, albergó primero las conversaciones secretas que fijaron las bases del proceso de paz, del que después ha sido sede. El Gobierno de Cuba cedió durante estos años las instalaciones de Laguito, un complejo de mansiones de la época de Fulgencio Batista donde se alojaron las delegaciones durante más de cuatro años. Mientras el Gobierno iba y venía, las FARC han permanecido allí todo este tiempo, hasta la firma esta semana del nuevo acuerdo de paz en Bogotá.

"Lamentamos la muerte de Fidel Castro. Acompañamos a su hermano Raúl y a su familia en este momento. Nuestra solidaridad con el pueblo cubano. Fidel Castro reconoció al final de sus días que la lucha armada no era el camino. Contribuyó así a poner fin al conflicto colombiano", escribió este sábado en Twitter el presidente colombiano, Juan Manuel Santos. "Gracias Fidel por su inmenso amor por Colombia. Que el acuerdo de paz de La Habana sea nuestro postrero homenaje", aseguró por su parte el jefe negociador de la guerrilla, Iván Márquez, nada más conocerse su muerte.

“Si las dimensiones de un ser humano se miden por el tamaño de los enemigos que lo odian y hubieran querido vencerlo quizás ninguno podría sumar tantos y tan perversos como él”, aseguraba el pasado agosto Timochenko, formado en Rusia, entrenado en la antigua Yugoslavia en labores de inteligencia, pero que también pasó por Cuba, como muchos de sus compañeros en las FARC.

Su relación con el castrismo nació mucho antes, seguramente por influencia de su padre, que solía escuchar los largos discursos de Castro desde la modesta tienda que regentaba. “Si la magnitud del alma se midiera por los seres que la aman, la admiran y la aplauden, muy pocos podrían competir con Fidel en la enorme adoración y el singular respeto que le profesan sin excepción todos los pueblos del mundo”, añadió Timochenko sobre Fidel.

Castro dedicó mucho tiempo al estudio del conflicto colombiano y a los distintos procesos de paz. Pese al apoyo incondicional a las FARC, llegó a discrepar abiertamente de uno de sus fundadores, Manuel Marulanda, sobre prácticas como el secuestro. "Es conocida mi oposición a cargar con los prisioneros de guerra, a aplicar políticas que los humillen o someterlos a las durísimas condiciones de la selva. De ese modo nunca rendirían las armas, aunque el combate estuviera perdido", llegó a decir.

Las FARC, inspiradas en sus inicios por la revolución cubana, como tantos movimientos guerrilleros de América Latina, aterrizaron de alguna forma en el siglo XXI en Cuba. En La Habana pudieron iniciar una suerte de tránsito al mundo civil, muchos de los guerrilleros volvieron a reunirse con sus familias después de décadas en algunos casos e hicieron suyas las nuevas tecnologías.

Si la figura de Fidel Castro resultó inspiradora para los guerrilleros de las FARC, el papel de su hermano Raúl fue clave durante estos años. En todo momento, tanto la guerrilla como el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, han agradecido el apoyo del mandatario cubano.

En el plano simbólico, Castro fue quien forzó, el 23 de septiembre del año pasado, el primer apretón de manos entre Santos y Timochenko de los cuatro que se han dado hasta la fecha. De hecho, uno de los motivos para que la primera firma de la paz se celebrase en Cartagena fue garantizar la presencia de Raúl Castro, a quienes los médicos le habían prohibido viajar a Bogotá debido a la altura en que se encuentra la capital colombiana, 2.600 metros sobre el nivel del mar.

Fidel Castro ha muerto un día después de que las FARC y el Gobierno de Colombia firmasen el segundo acuerdo de paz que pone fin al conflicto más longevo de América Latina. Las FARC, la guerrilla más antigua de la región, en boca de su líder, le brindó la paz de Colombia en agosto a Fidel Castro: “Sobra recordar el papel que en esta solución política y civilizada ha desempeñado la histórica dirigencia de la revolución cubana. A Fidel, queremos ofrecerle la paz en nuestro país, como el mejor regalo de aniversario. Gracias por existir, comandante”.

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Sobre la firma

Javier Lafuente
Es subdirector de América. Desde 2015 trabaja en la región, donde ha sido corresponsal en Colombia, cubriendo el proceso de paz; Venezuela y la Región Andina y, posteriormente, en México y Centroamérica. Previamente trabajó en las secciones de Deportes y Cierre del diario.

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