Grave crisis política en Corea del Sur por una oscura asesora de la presidenta
La fiscalía abre una investigación sobre el papel de Choi, que tenía información clasificada
El Gobierno de la presidenta surcoreana Park Geun-hye afronta la peor crisis de sus cuatro años de mandato. La presidenta ha cesado o aceptado la dimisión de cinco de sus asesores, y se le multiplican los llamamientos para que dimita o se someta a un juicio político. Este fin de semana, miles de personas (10.000 personas según los organizadores y 4.000, según la Policía) se concentraron frente a la Casa Azul, la sede de la presidencia surcoreana, para exigir la dimisión de Park. Aunque la Constitución impide que la presidenta pueda ser juzgada durante su mandato salvo por traición, la Fiscalía ha creado una unidad especial para investigar los casos.
En el centro del escándalo se encuentra Choi Soon-sil, una misteriosa confidente de Park cuya influencia sobre la presidenta le ha ganado el sobrenombre de la Rasputina surcoreana, y que se encuentra ahora bajo sospecha por tráfico de influencias e injerencia indebida en los asuntos de Estado.
La relación entre ambas data de décadas. En 1974 el padre de Park, el dictador Park Chung-hee (1961-1979), había sobrevivido a un atentado en el que había muerto su esposa, la madre de la futura presidenta. El padre de Choi, Choi Tae-min, entró en contacto con Park y le convenció de que a través suyo podría escuchar la voz de su madre. Choi había comenzado su carrera como policía, se hizo monje budista y después pastor protestante antes de encabezar su propia secta, Iglesia de la Vida Eterna, un culto que mezcla elementos cristianos, budistas y animistas.
La joven Park no dejó de consultarle continuamente hasta que su confidente murió en 1994. Para entonces ya había desarrollado una amistad similar con Soon-sil, según los medios locales surcoreanos. El exmarido de ésta, Chung Yong-hoi, fue asesor de Park hasta 2013.
El escándalo saltó la semana pasada, cuando después de semanas de rumores y sospechas, la semana pasada una cadena de televisión de Corea del Sur reveló que había encontrado un ordenador viejo de Choi que confirmaba que había manejado documentos e información clasificada y había asesorado al gobierno sobre política nacional e internacional. Choi no ocupa ningún cargo oficial, mucho menos uno que le dé acceso a documentos confidenciales.
La revelación abrió las puertas a una lluvia de críticas contra una presidenta con bajos índices de popularidad y a la que solo queda un año de mandato antes de las nuevas elecciones. El martes, Park compareció para pedir disculpas al público. Según admitió, Choi le había dado su “opinión personal” sobre algunos de sus discursos como presidenta y había tenido acceso a “algunos documentos” oficiales, aunque no precisó cuáles. “Tengo el corazón roto de dolor por haber causado preocupación a los ciudadanos”, declaró, en un gesto poco usual en esta líder de carácter distante.
El viernes, la presidenta cesó a su equipo de asesores personales. Pero continuaban las alegaciones. Choi es sospechosa de haber ejercido su influencia para conseguir jugosas donaciones de las grandes empresas surcoreanas a dos organismos sin ánimo de lucro controlados por ella, y haber desviado parte de ese dinero a sus cuentas personales. También está en entredicho cómo su hija logró una plaza en Ewha, una de las universidades femeninas más prestigiosas del país.
Mientras tanto Choi, que desde que comenzaron los rumores se encontraba en Europa, ha regresado a Seúl y este lunes ha comparecido ante la Fiscalía, rodeada de una masa de periodistas al llegar. Con el rostro lloroso y casi oculto por una bufanda y un sombrero de ala ancha, la mujer pidió perdón públicamente: “cometí un delito por el que merezco morir”, declaró, utilizando una fórmula en coreano para expresar un arrepentimiento profundo, según Reuters.
Tras el estallido del escándalo, la popularidad de la conservadora Park ha registrado un brusco descenso. Según una encuesta publicada el jueves pasado, se encuentra en el 21,5% , mientras que en sus primeros tres años de mandato había oscilado entre el 30 y el 50%.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.