España cancela la escala de la flotilla rusa en Ceuta ante las críticas de la OTAN
Exteriores dice que Moscú ha retirado la petición tras pedirle aclaraciones sobre su papel en la guerra siria
España logró zafarse finalmente del enredo diplomático en el que se había metido al autorizar la escala en Ceuta de tres buques de la flota rusa que se dirige hacia Siria con una fórmula indolora: el embajador ruso en Madrid, Yuri Korchagin, comunicó la retirada de las solicitudes de escala. Los aliados habían expresado previamente su malestar. El ministro de Defensa británico, Michael Fallon, se declaró “extremadamente preocupado de que algún país de la OTAN considere prestar asistencia a la flota rusa que puede acabar bombardeando a civiles en Siria”.
El embajador ruso comunicó este miércoles la retirada de las solicitudes de escala después de que el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Ignacio Ybáñez, le pidiera aclaraciones sobre la posibilidad de que los tres buques que iban a aprovisionarse en la plaza española del norte de África “participaran en labores de apoyo a acciones bélicas sobre la ciudad siria de Alepo”. El Ministerio español de Asuntos Exteriores ya había anunciado el martes por la noche que estaba “revisando [las últimas escalas solicitadas de buques rusos] en función de la información que estamos recibiendo de nuestros aliados y de las propias autoridades rusas”. Fuentes diplomáticas avanzaron que, si se confirmaba que los tres buques autorizados a entrar en Ceuta formaban parte de la flotilla que se dirigía a Siria, se cancelaría el permiso.
Las escalas fueron autorizadas en septiembre pasado, por lo que entonces no podía saberse que formarían parte de la flotilla encabezada por el portaaviones Almirante Kuznetsov, que zarpó el 15 octubre del puerto de Severmorsk, en el Ártico.
Sin embargo, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, llevaba más de una semana advirtiendo de la posibilidad de que el grupo de combate participe en el asalto final a Alepo (Siria) por las tropas del régimen de El Asad. “Corresponde a cada país decidir” si permite a la flota rusa aprovisionarse en sus puertos, “pero en este caso yo he lanzado un mensaje muy claro: estamos preocupados por el uso potencial que puedan tener estos barcos rusos para aumentar la catástrofe en Siria”, insistió el miércoles. El ministro de Defensa en funciones, Pedro Morenés, aprovechó la reunión con sus homólogos de la OTAN para ofrecer explicaciones a Stoltenberg. Preguntado por esos argumentos, el secretario general rehusó detallarlos, pero reiteró su inquietud por el uso potencialmente destructivo que Rusia pretenda dar a esos barcos.
Moscú despliega misiles a las puertas de la UE
Rusia exhibe su fuerza militar a las puertas de la UE. La OTAN observa con inquietud el despliegue de varios misiles con capacidades nucleares en Kaliningrado, un pequeño territorio ruso situado entre Polonia y Lituania. Rusia enmarca esa iniciativa, que coincide con un reforzamiento de la OTAN en el flanco este, en la realización de ejercicios militares. “Rusia ha desplegado misiles Iskander con capacidades nucleares en Kaliningrado; estos movimientos no rebajan la tensión en nuestras relaciones”, alertó el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg.
Moscú ha trasladado este mes a Kaliningrado dos barcos de guerra con misiles denominados Iskander, capaces de llevar carga convencional o carga nuclear. “En otros episodios del pasado, solo han servido para realizar ejercicios militares. Pero si este despliegue es permanente y si lleva armas nucleares, entonces supondría un cambio en nuestra situación de seguridad”, agregó el martes el embajador estadounidense ante la OTAN, Douglas Lute. De momento, no existen indicios de que los misiles vayan equipados con arsenal nuclear.
La OTAN montó un espectacular dispositivo militar para no perder de vista a la flotilla rusa en su travesía a través del mar de Noruega o el canal de la Mancha. La agrupación naval aliada SNMG-1, bajo mando de la fragata española Almirante Juan de Borbón, la seguía de cerca y, al aproximarse a las costas españolas, los patrulleros Atalaya y Cazadora se turnaron en su seguimiento; el primero en aguas del Cantábrico y el segundo tras rodear el cabo de San Vicente.
Además del portaaviones Almirante Kuznetsov, el único de la Armada rusa, la flotilla está integrada por el crucero de propulsión nuclear Pedro el Grande, las fragatas antisubmarinas Severomorsk y Vicealmirante Kulzkov, así como cuatro buques auxiliares y con toda probabilidad algún submarino.
La flotilla cruzó a primera hora de la mañana del miércoles el estrecho de Gibraltar, por lo que la escala en Ceuta le habría obligado a aminorar su marcha. La autorización, para dos buques de escolta y uno auxiliar, abarcaba desde el 28 de octubre al 2 de noviembre. Un portavoz de la Embajada rusa en Madrid, que confirmó la retirada de la petición de escala, se limitó a indicar que “la ruta de los buques se ha modificado”.
60 escalas desde 2010
Fuentes militares explicaron que la escala frustrada en Ceuta podría sustituirse por otra en Malta o Grecia o simplemente suprimirse, pues “un grupo de combate de esas características dispone de autonomía suficiente para navegar durante semanas sin tener que repostar”.
Un portavoz del Ministerio de Defensa ruso aseguró que nunca pidió permiso para que el portaaviones hiciese escala en Ceuta —lo hizo para otros tres buques de la flotilla— y que el grupo aeronaval “ya está dotado de todos los recursos necesarios para cumplir misiones de navegación lejana en régimen autónomo”. “Las autoridades españolas han comunicado que la presión de Estados Unidos y la OTAN hace inoportuna la entrada de buques rusos en el puerto de Ceuta”, añadió dicho portavoz.
La flota rusa es un cliente habitual del puerto ceutí, donde han recalado más de 60 buques de su Marina de Guerra desde 2010, dejando pingües beneficios para la economía local. La Autoridad Portuaria de Ceuta calcula que han pasado por la ciudad más de 10.000 militares y que cada uno ellos se ha gastado entre 300 y 400 euros.
Exteriores subraya que estas escalas, que no están prohibidas por las sanciones impuestas por la UE a Rusia tras la anexión de Crimea, se autorizan caso por caso, atendiendo a las características del buque y la seguridad del entorno, la población y el propio puerto, y que se aprueban con total transparencia, informando de cada una de ellas a los aliados. Las últimas escalas de buques rusos en Ceuta se produjeron el pasado 16 de octubre y fueron las de las corbetas Zeleny Dol y Serpukhov y el remolcador SB-36. Ceuta y Melilla son las únicas partes del territorio español que no están protegidas por el paraguas de seguridad de la OTAN.
La polémica por la escala de los buques rusos ha ido, sin embargo, más allá de la OTAN. Guy Verhofstadt, líder del Grupo de los Demócratas y Liberales del Parlamento Europeo, envió el martes un tuit con el siguiente texto: “España firmó la declaración de la UE sobre los crímenes de guerra de Rusia en Alepo la semana pasada, hoy ayuda a repostar a la flota en ruta para cometer más atrocidades. ¿En serio?”.
El ministro de Defensa, Pedro Morenés, explicó el martes en París que iba a haber “unas consultas con el Gobierno ruso” sobre las embarcaciones que habían solicitado repostaje en Ceuta. Recordó que estas escalas son habituales y que “en este caso particular hubo una autorización previa, aunque los objetivos no debían estar claros”.
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