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Muere Michel Rocard, el primer reformista de la izquierda francesa

El principal discípulo del exjefe de Gobierno que institucionalizó el salario mínimo es Manuel Valls

Carlos Yárnoz

Michel Rocard, el más popular de los primeros ministros de la V República, ha dejado un demoledor último mensaje a sus correligionarios socialistas: “La izquierda francesa es la más retrógrada del mundo”. Rocard, nacido en Courbevoie, falleció este sábado a los 85 años. Con él desaparece el más claro referente de los actuales dirigentes reformistas del Partido Socialista, a la cabeza de los cuales se sitúa el primer ministro Manuel Valls, su discípulo más aventajado.

Rocard, al ser elegido líder de los socialistas en 1983.
Rocard, al ser elegido líder de los socialistas en 1983.PASCAL GUYOT (AFP)

François Mitterrand lo nombró primer ministro en 1988 pese a ser su encarnizado rival a la hora de imponer sus respectivas líneas en la izquierda francesa. Rocard procedía de un socialismo radical, del Partido Socialista Unificado. Como dirigente del mismo, fue uno de los activistas más notables de las protestas del 68 que marcaron para siempre el devenir de la izquierda francesa y europea.

En una pirueta de difícil explicación, Rocard fusionó su pequeño partido con el socialista de Mitterrand, pero de inmediato se situó en el ala derechista de la formación resultante. Su corriente pasó a denominarse “segunda izquierda” y él mismo llegó a autodefinirse como “socialdemócrata” unas veces o “socialliberal” otras. Como ahora ocurre con sus seguidores, entre los que, además de Valls, figura el ministro de Economía, Emmanuel Macron.

Como jefe del Gobierno, institucionalizó el salario mínimo y un impuesto especial para garantizar la seguridad social. Fueron proyectos que dispararon su popularidad, pese a que, en solo dos años en Matignon, batió el récord en aprobar por decretazos leyes que no contaban con suficientes apoyos parlamentarios. Lo hizo en 28 ocasiones de las 84 registradas desde 1958. Esa popularidad la ha mantenido hasta el último día de su vida. A la hora de difundirse su muerte, la noticia ya aparecían miles de mensajes en Twitter.

Se distinguió por su sinceridad, por no morderse nunca la lengua. Por eso, esa despedida en una larga entrevista el mes pasado en Le Point mostró que fue fiel a sí mismo hasta su último aliento. Fue esa sinceridad la que le causó los peores enfrentamientos públicos con Mitterrand.

El enarca –formado en la Escuela Nacional de la Administración, donde estudian las élites francesas- también quiso llegar al Elíseo, pero nunca logró los apoyos suficientes. Antes, en 1993, ya propugnó un “bing-bang” en la izquierda, algo parecido a lo que ahora reclaman Valls y Macron.

Valls, que fue colaborador de Rocard en Matignon, le ha dedicado una de las más emotivas despedidas. “Estoy comprometido en política por y para Michel Rocard”, ha dicho el jefe del Gobierno. Fue “un militante, un visionario y un hombre de Estado; un reformador eficaz”. De él recordó esta frase que pronunció en 1978: “No existe la fatalidad del fracaso de la izquierda; el cambio pasa por la reforma, no por la ruptura”.

También Hollande ha destacado su reformismo. “Un soñador realista, un reformista radical, una gran figura reformista, una gran figura de la República que encarnaba un socialismo que conciliaba utopía y modernidad”.

Casado en cuatro ocasiones, Rocard fue eurodiputado hasta 2009 y mantenía desde hace años muy escasa actividad pública, entre otras razones por sus problemas de audición. Aún así, acudía a menudo a la sede de la Fundación Terra Nova, próxima al PS, en los Campos Elíseos.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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