Las claves de las elecciones legislativas de Irán
El acuerdo nuclear y la amplia base social del presidente son sus grandes bazas
Irán se prepara para celebrar el viernes 26 elecciones legislativas y a la Asamblea de Expertos, el órgano que elige al líder supremo. El destino de muchos de los planes del Gobierno de Hasan Rohaní depende en gran medida a los resultados de los comicios al Parlamento, ahora en manos de los conservadores contrarios a las políticas de distensión con Occidente. La rivalidad entre conservadores y reformistas forma parte de la idiosincrasia de Irán, y cada bando cuenta con sus propias bazas. Estos son los elementos que se presumen más desequilibrantes en el proceso:
El líder supremo. En estos comicios se ha visto una mayor implicación del ayatolá Ali Jameneí. Al contrario de las presidenciales de 2009, en las de 2013 -que dieron la victoria Rohaní- Jameneí prefirió alejarse y tomar una postura neutral que favoreció a los reformistas. Aunque la máxima autoridad de Irán respaldó en líneas generales las negociaciones nucleares con Occidente, tras la firma del acuerdo nuclear en el mes de julio con las grandes potencias mundiales, siempre ha expresado su rechazo a un posible acercamiento a Occidente y en especial a EE. UU. Jameneí ha dejado claro que no permite al presidente iraní criticar al Consejo de Guardianes o a los Pasdarán; también recela de una parte de los actores próximos al expresidente Ali Akbar Hachemí Rafsanyaní, que ahora apoyan a Rohaní. Parece que el líder iraní busca el peso de un Parlamento conservador para contrarrestar al Gobierno moderado y en función de este objetivo no ha adoptado una postura tan neutral como en 2013.
La implementación del acuerdo nuclear. La anulación de las sanciones vinculadas al programa atómico de Teherán es la baza más importante de Rohaní. Las elecciones se celebran casi 40 días después de la puesta en marcha del Plan Integral de Acción Conjunta, un intervalo lo suficientemente corto como para mantener vivo el efecto psicológico de este logro, aunque con el riesgo de que todavía no sean evidentes sus beneficios.
Los compromisos no nucleares de Rohaní. Aunque el presidente ha cumplido con su promesa electoral más importante, todavía no ha logrado satisfacer a muchos de quienes le apoyaron, sobre todo a los reformistas que reclaman una mayor apertura social y política. Aun así, no se prevé una abstención masiva, ya que los éxitos del Ejecutivo en su política exterior han generado expectativas que inducen a los electores a participar.
Los Pasdarán y los basij. Los Guardianes de la Revolución y los voluntarios islámicos son fuerzas ideológicas que siempre ejercen una influencia innegable en el resultado de las elecciones a través de los medios de comunicación que controlan. Durante las negociaciones nucleares, estos criticaron tanto al Gobierno que al final Jameneí se vio obligado a pedirles que moderaran sus posturas al respecto. Por otro lado, los miembros de ambos grupos forman parte de las Oficinas de Monitoreo del Consejo de Guardianes, que se ocupan de recoger información sobre los candidatos electorales para aprobarlos o descalificarlos.
El Consejo de Guardianes. La actuación durante los últimos años de este cónclave que veta a los aspirantes electorales cuestiona su imparcialidad y muestra su simpatía hacia los grupos conservadores. Como se esperaba, también esta vez la mayoría de los descalificados han sido reformistas o moderados que apoyan la política de apertura de Rohaní.
La amplia base social de Rohaní. La fuerza del presidente no proviene solo de los reformistas. Los grupos que lo respaldan son muy diversos, característica que los ayuda a sortear el filtro del Consejo de Guardianes y les asegura un pequeño número de aspirantes a los escaños, suficiente por lo menos para cambiar la composición del Parlamento. Esta pluralidad se ve claramente en el Gobierno: Ali Rabií, ministro de Bienestar Social, es muy cercano al expresidente reformista Mohammad Jatamí; Ali Jannatí (Cultura) y Bijan Zangeneh (Petróleo) son próximos al expresidente tecnócrata Rafsanyaní; Ali Shamjaní, secretario del Consejo de Seguridad Nacional, forma parte del entorno del líder supremo; también hay figuras que no pertenecen a ninguna corriente política como Mohammad Javad Zarif, el titular de Exteriores, o Ali Akbar Salehí, director de la Organización de la Energía Atómica.
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