Con freno y marcha atrás

04 feb 2016 - 10:00CET

La Unión Europea es un club singular, donde siempre es mejor cualquier acuerdo que un desacuerdo. El último argumento es el better together, eslogan unionista británico dirigido al separatismo escocés: juntos estamos mejor. Es bueno todo lo que sirva para que Reino Unido siga en la UE, con el único límite de que la UE no deje de ser lo que es.

Lo ha entendido muy bien uno de los líderes del Brexit, el ex secretario de Defensa Liam Fox: “Lo máximo que podemos obtener es una asociación mejor a un club equivocado”. Los euroescépticos solo votarán a favor de la propuesta que convierta la UE en el club que a ellos les gusta y este es un club que renuncia a sus ambiciones políticas hasta disolverse y convertirse en el único club acertado, una mera asociación de libre comercio.

No sería un acuerdo sino una rendición. No es lo que han propuesto Tusk y Cameron, conscientes de que el Brexit sería un revés europeo en uno de los peores momentos históricos, que se añadiría a la crisis de los refugiados, la deriva populista y la transgresión de principios y valores fundacionales por los gobiernos extremistas de Hungría y Polonia.

Se trata de un freno de emergencia y de una palanca de cambios. Con el freno se desactiva temporalmente, cuatro años quizás, los efectos de la libertad de circulación de trabajadores dentro de la UE respecto a los beneficios sociales. Con la palanca de cambios se organiza y reconoce por primera vez una Europa de dos velocidades: la directa del euro y la más lenta de las monedas nacionales en escrupulosa igualdad de condiciones.

Estas novedades desbordan la técnica utilizada hasta ahora de los opting-out o derogaciones específicas exigidas por determinados socios como Reino Unido para permanecer en el club. Tienen el inconveniente de que sirven para todos, e introducen así un principio de deconstrucción, de deshacer el camino. Eso es la marcha atrás y también la caja de herramientas que facilita el desmontaje del vehículo.

En contrapartida, no son de uso fácil: el freno entrará en vigor únicamente si el referéndum británico arroja un resultado positivo; se podrá activar tras los lentos trámites del Consejo y el Parlamento Europeo; antes de utilizarlo, Londres deberá pedir permiso al Consejo, que se lo dará si hay una mayoría cualificada a favor: solo entonces Reino Unido podrá limitar derechos a los trabajadores extranjeros que lleguen al país. En resumen: que la nueva mecánica está pensada para ganar el referéndum, pero no sirve para frenar bruscamente ni para desguazar el vehículo.

Comentarios

MUCHAS reformas debe hacer la UE si quiere salir del estancamiento crónico y jugar en la 1ª división mundial.¿Que reformas? Las que nos permitan competir de igual a igual con los países que triunfan: Seguridad propia, libre comercio interno e internacional, libertad de contratación y despido, desmantelar la ilusión del Estado ''benefactor'' (de algunos), que cada palo aguante su vela y, en resumen, como dijo el Rey y el Premier holandéz : ''Que cada uno se haga cargo de su vida y de su entorno'', menos los realmente necesitados, que son pocos, a los que hay que ayudar. Ésto es lo que triunfa en el mundo... y cada vez mas claramente.

02/04/2016 06:19:21 PM

Un lectura excesivamente optimista de lo que está ocurriendo. La realidad es que la actual UE no le gusta a nadie, ni a los ciudadanos europeos ni a los gobiernos que corren el riesgo de perder su apoyo en próximas elecciones. La actual UE solo le gusta e interesa a aquellos que tienen en su mano definir y dirigir su construcción. Un claro ejemplo, el más evidente, es la denominada crisis de los refugiados sirios. Crisis que puede ser el detonante que marque el principio de una nueva UE, en muchas cosas completamente distinta a la actual.

02/05/2016 10:39:39 AM

EE:UU. y las grandes potencias de Asia siguen el camino del capitalismo con libertad de contratación y despido. Europa se resiste y dice defender un capitalismo que llama ''compasivo, humanizado''. Pero ¿puede darse ese lujo? Querer no es poder. Y la verdad es que Europa no tiene ventajas comparativas para permitirse ese lujo; no las tiene! : no lidera la revolución tecnológica, y su competitividad merma frente a EE.UU. y las nuevas potencias, que ya la han superado: China, India, etc. El primero en enterarse ha sido el Premier socialdemócrata holandez, y el Rey de Holanda ya anunció: ''A partir de ahora cada uno deberá hacerse cargo de su vida y de su entorno''. Cuanto antes se enteren los demás líderes europeos, menos mal nos irá!!

02/07/2016 06:54:49 PM

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Sobre la firma

Lluís Bassets

Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).